lunes, enero 19, 2009

Sabatino, Javier, Marina y otros pelotudos

Los usos sociales de este medio de comunicación que ha dado en denominarse blog suelen desechar un tipo de práctica que, no obstante, el dispositivo habilita e incluso fomenta: la lectura de viejas entradas que permanecen archivadas, disponibles e indizadas por fecha. Como ha señalado 1+, en casi todo blog hoy no es (sólo) hoy; y en los comentarios de éste, un entusiasmado SirThomas prometió iniciar "la lectura del blog en su totalidad", elogiosa empresa que no sé si habrá alcanzado.
Es cierto que las viejas entradas continúan indexadas por los buenos buscadores (motores) y que miles de malos buscadores (usuarios) van a parar donde no querían, pero es francamente raro que dichos usuarios se tomen el trabajo de dejar comentarios en antiguos artículos: más bien tocan y se van, homenajeando a aquellos viejos wines futboleros.
Este blog cuenta con una entrada que constituye su excepción: está publicada hace más de tres años y se titula "Sabatino Arias: un pelotudo insoportable". El mérito y la culpa son sólo míos. Tal artículo no sólo mantiene un lugar de privilegio en las búsquedas que conducen a este sitio sino que continúa cosechando comentarios, a favor y en contra de la pelotudez de Arias. Bueno, comentarios, es un decir.
Hace un par de días, esa entrada ameritó la escritura de un feliz matrimonio: el que constituirían Javier (49) y Marina (38). Se supone que los números representan años de vida pero también podrían significar coeficiente intelectual o cantidad de neuronas: en cualquier caso, no veo la relevancia del indicador. El supuesto Javier no suscribe como Javier sino como Anónimo pero 22 minutos más tarde su señora esposa, Marina -que también suscribe como Anónimo-, aclara los tantos.
Javier y Marina, que de los tres años y pico de este blog no conocen ni el nombre, se permiten denominarnos (entiendo que a editores y comentaristas) como "congregación de idiotas mal masturbados", dicen que "puede ser que [Arias] se los fornique a todos juntos", que quizás "les habrá fornicado a las novias, hermanas, madres" y terminan por condenar "tanta mariconada sin poner los testículos". No sé ustedes, pero yo intuyo algún problema sexual en esta tan armónica pareja.
Tal vez no sea una pareja sino el agente de prensa de Arias o, por qué no, el mismísimo Arias. Y acá arribo al tema que me interesa abordar: el personaje, es decir, el enunciador. Se me disculpará la digresión semiótica porque me resulta imprescindible: el enunciador es el personaje que el discurso produce en términos de su aparente sujeto emisor. Yo no sé quién sea el tal Arias en su privacidad y me importa tres carajos; sólo opiné acerca del enunciador Arias que se vende (y muy bien) públicamente como tal. No parece tan difícil de entender.
Sin embargo no se entiende. Los buenos de Javier y Marina no parecen comprender que el discurso público está sujeto a la opinión y a la crítica y, por más que ellos no den la cara, pretenden que yo sí la dé. No les basta mi firma autoral, quieren la carne y el hueso. Parecen del tipo social "machito de barrio" que no admite otra solución que la que devendría de la pelea a trompadas en una esquina. A trompadas, porque el que agarra un palo es un definitivo puto. Barrabravas de Arias, ni más ni menos.
El supuesto idiota de Javier dice que Arias genera "tanta incoherencia en este blog?, esto me preocupa bastante!". ¿Desde cuándo al anónimo Javier le preocupa bastante la supuesta incoherencia en este blog? Luego me urge a que convoque a Arias a "una charla mano a mano" y sentencia: "si no lo hacen son unos cagones". Mirá vos, Javier, ¡qué capo que sos! Y qué valiente, ¿puedo ser tu amigo? La idiota de su supuesta esposa, Marina, agrega que "el tipo en cuestión es público, su nombre y su foto anda por todos lados" y por lo tanto nos reclama -en su media lengua escrita-: "porque no publican una fotito de Uds.?". ¿Quieren fotito?, ¡va una fotito!, ¿por qué no?
La razón por la cual aquí he criticado esa cosa radiofónica cuyo enunciador se denomina Arias es que esa cosa era (parece que Continental entendió que era una cosa inconveniente y la limpió) pública y se transmitía por una de las dos o tres radios de mayor alcance nacional. Javier y Marina, pedazo de idiotas enunciadores, ¿creen que la opinión sobre textos o la crítica mediática amerita resolver algo a piñas mostrando quién tiene mejor identificación social con los estereotipos del macho? Quizás sí; algo de esto ya está embrionariamente presente en la enunciación primitiva y machista de Arias.
Y ojalá puedan mejorar su performance de falsos comentaristas antes de que la lluvia nos caiga encima, a todos. Porque ustedes, lamentablemente, son promotores de la puta lluvia que nos caerá.

martes, enero 06, 2009

Ni reyes ni magos: sionistas y asesinos

Hoy se conmemora la improbable visita que unos sacerdotes, reyes, magos o lo que fuesen le hicieron hace más de dos mil años a un niño palestino nacido en el seno de una familia judía. Parte de la celebración consiste en que muchos niños contemporáneos reciben regalos, sujetos a la economía de sus señores padres y más o menos disimulados como obsequios dejados durante la noche por aquel mismo trío de viajantes orientales quienes, dicen, a lomo de camello siguieron una estrella a través del desierto.
Tal vez en conmemoración de esta fecha mítica, el moderno Estado de Israel -racista, totalitario, belicista, criminal y terrorista- lleva un par de semanas obsequiando bombardeos aéreos y ofensivas terrestres a tantos niños que habitan la Franja de Gaza, ese jirón desértico en el que millón y medio de palestinos vive hacinado, sometido a un bloqueo inhumano y refugiado en su propia tierra. Alrededor de un centenar de esos niños no han llegado a su "noche de reyes" porque en estos días han caído asesinados por el ejército sionista junto a unos seiscientos -y probablemente muchos más- de sus mayores. Otros, claro, aún sobreviven, sin padre o sin madre, heridos o mutilados, sin agua ni alimentos y sometidos al terror impuesto por el invasor.
A muchos kilómetros de allí, en el Centro Judaico de la Nueva Sinagoga de Berlín se presenta una exposición fotográfica denominada "Es brennt!" ("¡Arde!") en recordación de las víctimas de la Reichskristallnacht (noche de los cristales rotos, 9 a 10 de noviembre de 1938) en que militantes nazis destruyeron sinagogas, comercios y viviendas de judíos a lo largo de Alemania. "Dos días duró la persecución: Se trataba de acabar con los judíos. Fueron maltratados, golpeados y humillados públicamente. No se hizo ninguna distinción -mujeres, hombres, niños, ancianos y enfermos".
Con el ajuste de algunos términos -semanas por días, muertos por maltratados, gazanos por judíos- la breve descripción podría aplicar a la actual ofensiva israelí contra la Franja de Gaza y a cualesquiera de las muchas que se sucedieron contra población palestina en los últimos 60 años. Incluso esas patotas de nazis rompevidrios de 1938 parecen fachos de poca monta en comparación con el muy sofisticado y equipado ejército sionista; quizás habría que hacer analogías con la invasión de Checoslovaquia que, al cabo, terminaría en conflagración mundial y holocausto de millones.
Tal vez en 70 años se recuerden estas masacres perpetradas por el Estado de Israel con nuevas muestras de fotografías; imágenes que hoy escasean porque la prensa mundial tiene poco acceso a Gaza y la prensa local tiene poco acceso a su difusión. También ha de tener otras urgencias y prioridades: en principio, por ejemplo, su supervivencia.
La cuestión es que hoy muchos han de recorrer la exposición judeoalemana, justamente indignados, y haciéndose ese tipo de pregunta al menos tan estúpida como habitual: ¿cómo es que pudo pasar esto?, ¿cómo nadie se dio cuenta?, ¿cómo nadie lo paró a tiempo? Luego regresan a sus hogares, encienden el televisor, ponen el noticiero de la Deutsche Welle -o cualquier otro de cualquier país civilizado, es decir, occidental y judeocristiano- y repiten junto a sus conductores: los árabes son terroristas, los musulmanes son fanáticos, Israel tiene derecho a su defensa. ¿Acaso no sonarían hasta el hartazgo falacias análogas en los informativos de 1938 pero referidas a la ofensiva del nazismo contra judíos, gitanos, negros o cualesquiera otros?
La condición necesaria para empezar a resolver el conflicto histórico de la región es la destrucción definitiva de ese enclave militar y artificial, alimentado por el poder mundial y denominado Estado de Israel. No lo digo sólo yo sino mucha gente que conoce más y mejor acerca de la cuestión.
Por ejemplo, ésta: "El Estado de Israel es una bomba atómica que debe ser desmantelada urgentemente para salvar las vidas de todas sus víctimas actuales y potenciales". La frase no constituye el exabrupto de un fanático islámico ni de un iraní desquiciado sino que proviene de la "Carta de la Red Judía Antisionista Internacional" (IJAN), organización que hoy llama a poner fin al sitio de Israel sobre Gaza.
Vale la pena leer "'Plomo fundido' sobre la conciencia judía" publicado este domingo en Página/12 en el cual León Rozichtner se pregunta: "¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la 'solución final' occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes?". Y también la informada reflexión "Israel" publicada en Cochinaesperanza's Weblog semanas antes de esta nueva escalada de plomo, muerte y terror: "La función del Estado de Israel, los transforma en paranoicos pero con razones: en medio oriente no son víctimas, son asesinos. El sionismo destruyó el humanismo judío para siempre".
Este 6 de enero, ni reyes ni magos han obsequiado a los niños palestinos literalmente atrapados en la Franja de Gaza. En su lugar han recibido la visita de los esbirros de un Herodes modernizado -ya no es funcional a Roma sino a Washington DC- armados hasta los dientes que, en síntesis, orientan su esfuerzo a la limpieza étnica.
Un día, tal vez, se harán muestras itinerantes sobre el terrorismo sionista, monumentos en memoria de sus víctimas y visitas guiadas a lo que quede en pie.
Entonces muchos -como siempre, demasiados- se preguntarán cómo fue que aquello empezó, cómo nadie se dio cuenta y cómo carajo se largó a llover.

La fotografía fue tomada en Gaza por Ibraheem Abu Mustafa para Reuters. Más tarde fue tomada por mí, sin permiso alguno, de un sitio que no recuerdo y editada a mi humilde gusto.