Regreso al planeta de l@s ñoñ@s
Como corresponde a todo texto serial, empiezo por resumir el último episodio: en el planeta de l@s ñoñ@s unos giles políticamente correctos violan las normas del idioma y escriben arrobas donde deberían aparecer letras del alfabeto. Antes de la lluvia los pone en evidencia al reverendo cuete.
Perplejo, me puse a investigar un poco, como está en mi naturaleza. Unas búsquedas rápidas vía Google del pseudotérmino "niñ@s" arrojan muchos miles de páginas en español. Lo realmente preocupante es que una altísima proporción corresponde a instituciones educativas, reparticiones de gobierno y sitios comprometidos de distinto modo con saberes profesionales especializados.
Entonces, una primera conclusión provisoria: esta boludez no se deriva principalmente de los usos y costumbres populares, de la eterna ignorancia creativa de la chusma -de la cual proviene, en definitiva, el tesoro de la lengua- sino de unas supuestas cunas del saber y del saber enseñar. Y, eso sí, de una sensibilidad y compromiso social de la hostia. Ahora sí que la cagamos bien cagada.
En el episodio anterior me referí a la Universidad de Buenos Aires porque toda crítica bien entendida empieza por casa, pero el fenómeno es mundial. Va entonces una muestra ínfima de lo que ya es moda académica, corrección política, necedad lingüística y bobería ultramarina.
1. La Ciudad de l@s Niñ@s (CDN) es un proyecto de la Universidad Popular de Salamanca Nicolás Martín Sosa en colaboración con el Ayuntamiento de Villamayor de la Armuña. En quienes somos hijos -de sangre y/o de lengua- de la Hispania milenaria, Salamanca evoca su prestigiada casa de altos estudios, pero resulta que la propia Universidad de Salamanca también estaría alegremente prendida a la arroba fashion. Ya se sabe: lo que natura non da, Salamanca non presta.
2. Sin abandonar la vieja Europa, idéntica moda exhibe la Universidad de Viena con su Universidad de l@s Niñ@s de Viena. Está organizada por la Oficina de Niños en la Universidad de Viena (Kinderbüro an der Universität Wien) con lo cual resulta incomprensible el porqué la Universidad improvisa arrobas mientras la Oficina que la organiza escribe en español.
3. Al otro lado del océano, la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile impulsa y coordina el Programa Adopta un Herman@ y proclama que "la idea es que 'los tutores' contribuyan con la formación y desarrollo pleno de los niñ@s en los ámbitos educativo, cultural y social [...] el Programa Adopta un Herman@ contribuye con un proceso de superación de pobreza, reducción de brechas educativas y fomento de la responsabilidad social juvenil". A mí me parece que para formar en el ámbito educativo y reducir brechas educativas, conviene educar en la correcta escritura del idioma en lugar de mandar políticamente correctas arrobas.
Unas pocas reflexiones finales acerca de este fenómeno de la arroba no lingüística y antisexista.
1. Primero, una cuestión de primer orden: ¿se puede jugar con el lenguaje, inventar, cambiar, agregar? No solo que se puede sino que se debe: de lo contrario seríamos esclavos de lo mismo y de lo único, cosa que ninguna comunidad, cultura ni lengua ha soportado por demasiados años. Pero hay límites, siempre, y hay consecuencias, siempre.
2. Segundo, hay una fatal inconsistencia por parte de estos ñoños que se consideran a la moda: son incapaces de ser consecuentes con su propia norma. Aquí son políticamente correctos y meten sus ñoñas arrobas pero allí (en el mismo párrafo o en el siguiente) vuelven al español, siempre. Son artificiosos y artificiales y, por lo tanto, son nabos.
3. Tercero, yo no he sido ni seré docente de niveles iniciales pero si pongo un mínimo de teoría, un poco de práctica y algún recuerdo infantil, supongo que la enseñanza de la lectoescritura -un saber, un oficio y un arte que no son míos- consiste en ayudar a asociar grafemas con fonemas, letritas con sonidos. Así aprendí yo y estimo que todos. Es bastante clásica la escena del maestro que escribe una "a" en el pizarrón y pronuncia verbalmente una "a". El método tendría una base indiscutible: todos hablamos antes de aprender a leer (primero) y escribir (después); la escritura es un artificio transpositivo para el registro gráfico del sonido fónico.
Ahora bien, ¿cómo carajo se pronuncia "niñ@s"?; ¿cómo exponen oralmente sus arrobas los ñoños que escriben "niñ@s"; ¿cómo se educa en la lectoescritura a partir de grafemas que no tienen correlato fónico ninguno? Me parece que así no se educa en absoluto y que los resultados de la necedad están al alcance de la mano.
Hay, no obstante, otras alternativas de escritura, igualmente noñas, porque ninguna reforma ni revolución se juega en estos grafismos cool. El otro día encontré el siguiente texto en la web: "Compañerxs: [...] se aceptó que a lxs 13 compañerxs que no se les querìa renovar el contrato se lxs transfiera a otro sector [...] Esto es realmente lamentable. Para lxs trabajadores trasladados [...] y tambièn para el conjunto de los trabajadores.[...] Saludos a todxs".
Es realmente lamentable -coincido, comparto- la situación laboral y el acoso patronal pero también es realmente lamentable el uso de esas "x" en el lugar de las necesarias "o".
El hallazgo de este texto me habilita pensar cambios radicales en el idioma que quizás podrían solucionar todos los problemas de género, sexismo, discriminación y, quién sabe, hacer plenamente feliz al conjunto de la humanidad y a las especies cohabitantes del planeta.
Habría que abolir el artículo masculino "el" y reemplazarlo por "lo". Para que no se confunda con el neutro, habría que pasar este último a "lx". Quedarían eliminadas las contracciones "al" y "del" y podría escribirse tranquilamente "de lo niño" (masculino), "de la niña" (femenino), "de lx niñx" (neutro) y "de l@ niñ@" (bisexual, con perdón de la palabra). Tarde o temprano nos acostumbraríamos a escribirlo. Eso sí, siempre seremos incapaces de pronunciar los dos últimos; un detalle menor mientras nos mantuviéramos a la moda.
De todos modos, esto no tiene la menor importancia. Saber escribir más o menos bien en la lengua materna es una pavada que carece de toda utilidad. En palabras de Mozilla Firefox (un navegador que uso y recomiendo por su prestación): "A veces tienes prisa y no recuerdas si esa palabra era con acento o no, o cualquier otra duda común. Firefox 2 tiene un corrector ortográfico integrado para evitar que comentas errores en las entradas de tu blog o en tu correo electrónico, así podrás preocuparte de cosas más importantes".
Como ya bajé e instalé la última actualización del navegador, a partir de mañana dejaré la escritura a cargo de su software y me preocuparé por cosas más importantes que una arroba en absurda función lingüística o una fuerte lluvia que -dicen- está por caer.
Perplejo, me puse a investigar un poco, como está en mi naturaleza. Unas búsquedas rápidas vía Google del pseudotérmino "niñ@s" arrojan muchos miles de páginas en español. Lo realmente preocupante es que una altísima proporción corresponde a instituciones educativas, reparticiones de gobierno y sitios comprometidos de distinto modo con saberes profesionales especializados.
Entonces, una primera conclusión provisoria: esta boludez no se deriva principalmente de los usos y costumbres populares, de la eterna ignorancia creativa de la chusma -de la cual proviene, en definitiva, el tesoro de la lengua- sino de unas supuestas cunas del saber y del saber enseñar. Y, eso sí, de una sensibilidad y compromiso social de la hostia. Ahora sí que la cagamos bien cagada.
En el episodio anterior me referí a la Universidad de Buenos Aires porque toda crítica bien entendida empieza por casa, pero el fenómeno es mundial. Va entonces una muestra ínfima de lo que ya es moda académica, corrección política, necedad lingüística y bobería ultramarina.

2. Sin abandonar la vieja Europa, idéntica moda exhibe la Universidad de Viena con su Universidad de l@s Niñ@s de Viena. Está organizada por la Oficina de Niños en la Universidad de Viena (Kinderbüro an der Universität Wien) con lo cual resulta incomprensible el porqué la Universidad improvisa arrobas mientras la Oficina que la organiza escribe en español.

Unas pocas reflexiones finales acerca de este fenómeno de la arroba no lingüística y antisexista.
1. Primero, una cuestión de primer orden: ¿se puede jugar con el lenguaje, inventar, cambiar, agregar? No solo que se puede sino que se debe: de lo contrario seríamos esclavos de lo mismo y de lo único, cosa que ninguna comunidad, cultura ni lengua ha soportado por demasiados años. Pero hay límites, siempre, y hay consecuencias, siempre.
2. Segundo, hay una fatal inconsistencia por parte de estos ñoños que se consideran a la moda: son incapaces de ser consecuentes con su propia norma. Aquí son políticamente correctos y meten sus ñoñas arrobas pero allí (en el mismo párrafo o en el siguiente) vuelven al español, siempre. Son artificiosos y artificiales y, por lo tanto, son nabos.
3. Tercero, yo no he sido ni seré docente de niveles iniciales pero si pongo un mínimo de teoría, un poco de práctica y algún recuerdo infantil, supongo que la enseñanza de la lectoescritura -un saber, un oficio y un arte que no son míos- consiste en ayudar a asociar grafemas con fonemas, letritas con sonidos. Así aprendí yo y estimo que todos. Es bastante clásica la escena del maestro que escribe una "a" en el pizarrón y pronuncia verbalmente una "a". El método tendría una base indiscutible: todos hablamos antes de aprender a leer (primero) y escribir (después); la escritura es un artificio transpositivo para el registro gráfico del sonido fónico.
Ahora bien, ¿cómo carajo se pronuncia "niñ@s"?; ¿cómo exponen oralmente sus arrobas los ñoños que escriben "niñ@s"; ¿cómo se educa en la lectoescritura a partir de grafemas que no tienen correlato fónico ninguno? Me parece que así no se educa en absoluto y que los resultados de la necedad están al alcance de la mano.
Hay, no obstante, otras alternativas de escritura, igualmente noñas, porque ninguna reforma ni revolución se juega en estos grafismos cool. El otro día encontré el siguiente texto en la web: "Compañerxs: [...] se aceptó que a lxs 13 compañerxs que no se les querìa renovar el contrato se lxs transfiera a otro sector [...] Esto es realmente lamentable. Para lxs trabajadores trasladados [...] y tambièn para el conjunto de los trabajadores.[...] Saludos a todxs".
Es realmente lamentable -coincido, comparto- la situación laboral y el acoso patronal pero también es realmente lamentable el uso de esas "x" en el lugar de las necesarias "o".
El hallazgo de este texto me habilita pensar cambios radicales en el idioma que quizás podrían solucionar todos los problemas de género, sexismo, discriminación y, quién sabe, hacer plenamente feliz al conjunto de la humanidad y a las especies cohabitantes del planeta.
Habría que abolir el artículo masculino "el" y reemplazarlo por "lo". Para que no se confunda con el neutro, habría que pasar este último a "lx". Quedarían eliminadas las contracciones "al" y "del" y podría escribirse tranquilamente "de lo niño" (masculino), "de la niña" (femenino), "de lx niñx" (neutro) y "de l@ niñ@" (bisexual, con perdón de la palabra). Tarde o temprano nos acostumbraríamos a escribirlo. Eso sí, siempre seremos incapaces de pronunciar los dos últimos; un detalle menor mientras nos mantuviéramos a la moda.
De todos modos, esto no tiene la menor importancia. Saber escribir más o menos bien en la lengua materna es una pavada que carece de toda utilidad. En palabras de Mozilla Firefox (un navegador que uso y recomiendo por su prestación): "A veces tienes prisa y no recuerdas si esa palabra era con acento o no, o cualquier otra duda común. Firefox 2 tiene un corrector ortográfico integrado para evitar que comentas errores en las entradas de tu blog o en tu correo electrónico, así podrás preocuparte de cosas más importantes".
Como ya bajé e instalé la última actualización del navegador, a partir de mañana dejaré la escritura a cargo de su software y me preocuparé por cosas más importantes que una arroba en absurda función lingüística o una fuerte lluvia que -dicen- está por caer.