jueves, junio 29, 2006

Aprendizaje

Llevaba diez años de vida y tres en el Teatro cuando mi abuela decidió sorprenderme con un regalo que supuso terminaría de llenar mi existencia: un año de estudio de piano (el primero de una larga carrera, según sus cálculos). Efectivamente, llenaba mi vida. Todas las mañanas en el Teatro y las tardes en la escuela no me dejaban mucho tiempo libre, la idea de pasarlo frente a un piano me aterró, pero a los diez años aún no había aprendido a decirle que no a mi abuela.
Su deducción obedecía a una lógica de fierro: si me apasionaba la danza clásica debía apasionarme tocar el piano. En algún momento me sentí con el valor suficiente como para explicarle que aunque a ella le encantase tejer yo no le regalaría una oveja, pero todo mi coraje se desvaneció ante su amplia sonrisa.
Cada vez que iba a su casa pasaba por un enorme caserón cuya fachada la constituía casi por completo un gran portón de hierro forjado negro con vidrio esmerilado que ostentaba sobre él un cartel metálico antiguo en el cual se leía “Conservatorio Dinnard”. La idea de que existiese un lugar en el cual se conservaban vaya a saber qué cosas era un misterio que pronto iba a develar.
Alguna vez, décadas antes, había sido un centro cultural de alguna importancia, cuando llegué de la mano de mi abuela sólo quedaban algunos rastros de ese esplendor. Sus dueñas, que constituían todo el cuerpo docente, administrativo y no docente, eran dos hermanas, Nilda y Alma Dinnard.
“Vamos al salón” me dijo Nilda cuando mi abuela se despidió y la vi irse con cierto temor. El salón era un enorme recinto de techos altísimos en cuyo fondo se veía un escenario en el cual alguna vez los alumnos representaron sus obras, y ya no era más que una tarima de madera despintada, con un gran telón que se adivinaba color borravino detrás de su amarronamiento, y otro de fondo negro, opaco y carcomido. Contra las paredes laterales derechas unas gradas de madera, en las del frente seis pianos negros, y en la del fondo, casi oculto por el telón, un enorme piano de cola blanco.
Quizás por darle ambiente, quizás por ahorro, la iluminación se limitaba a unos pocos spot sobre cada piano y otro sobre el escenario. Esa luz difusa, baja, daría tal vez sensación de paz, pero a mí sólo me intimidó.
Dos horas, tres veces por semana. Mis horarios me obligaban a ir casi al anochecer, lo que me convertía en la única alumna. La primer hora junto a Nilda, la segunda sola, “práctica”. Estudiar piano sin tener un piano no es tarea sencilla. Mi único contacto con uno se limitaba a esas seis horas semanales.
Esa hora en la cual quedaba sola era una tortura, odiaba repetir acordes una y otra vez, y ese salón que sabía enorme y vacío a mi espalda me aterraba. A cada rato me interrumpía algún extraño sonido, crujidos, pasos. Nilda se acercaba a preguntar las razones de mi silencio, “la madera cruje” me explicaba amablemente. “Alguna lauchita” me explicaba mi abuela amablemente. Yo no quería amabilidad sino irme.
Algunas veces al llegar veía a Alma sentada frente al piano blanco, en cuanto me veía dejaba de tocar, lo cual me molestaba, ya que me fascinaba escucharla tanto como detestaba tocar. Me miraba, sonreía, y se iba por una pequeña puerta que deducía comunicaba con la casa.
Habían pasado siete meses cuando una noche escuché un ruido más fuerte que el habitual, me sobresalté y giré. Alma estaba sentada en el escenario mirándome. “Disculpame, no quise interrumpirte” me dijo. Era la primera vez que escuchaba su voz. Sonreí sin saber qué responderle y volví a mi práctica conciente de que era una profesora y se suponía que yo debía tocar, pero mucho más nerviosa por su presencia. Toqué lo mejor que pude, y no me equivoqué, la adrenalina a veces logra milagros.
“No es lo tuyo” me dijo de repente. Eso terminó de quebrarme, había tocado bien, técnicamente bien. Amagué una respuesta, una excusa, pero comprendí que no era una pregunta. “No” le dije avergonzada. “¿Cómo anda la danza?” preguntó con una voz tan suave que inspiraba confianza. “Bien…” titubee. No andaba bien, estaba cansada, pero me callé. Nilda llegó para decirme que estaba mejorando mucho, y me despedi de ambas.
Ese fin de semana vino mi abuela, habló primero con mis padres y luego me llamó. “Hablé con Alma” me dijo, y me preparé para un discurso por mi pobre interés en progresar. “Me dijo que cree que no debés ir más, que el piano no es tu fuerte y te está quitando energía para lo tuyo” me dijo ante mi sorpresa. “Que lo tuyo es la danza y sólo te estamos distrayendo” concluyó. “Pero me pagaste todo el año” le respondí sintiéndome culpable. “No importa” dijo mi abuela “Alma me devolvió los meses que no irás, y la experiencia fue buena”. Me sentí liberada y agradecida.
Años después decidí que lo mío era la docencia. Años después comprendí el verdadero valor de lo que Alma me había enseñado, el respeto a mi individualidad, el ver a cada alumno no como el receptáculo de mi enseñanza sino como el cómplice necesario para que exista algún aprendizaje.
No supe nunca si Alma siguió tocando su piano blanco, pero quiero creer que sí, que aún lo hace, que aún escucha a sus alumnos para ayudarlos a crecer un poco antes de que empiece a llover.

viernes, junio 23, 2006

Asunto: ¡Ojo con la lluvia!

Hay un género de la discursividad tan viejo como la comunicación y que a efectos de estos comentarios denominaré Advertencia Preventiva respecto de Fatalidad Irreversible (APFI). La sigla resulta inconveniente pues se parece a la de los recaudadores federales de impuestos pero sólo se trata de economizar un poco de espacio.
Si sostengo que es un género antiguo es porque me documenté: la APFI ya aparece en el primer libro bíblico sembrando el espanto como medio inútil de prevención. En el principio fue Jehová y ahí nomás de crear a Adán le dice que podrá comer de todo árbol excepto del de la ciencia y el bien -una especie ya extinguida- porque si comiere, morirá. APFI en estado de pureza original, retórica simple y mensaje directo: si comés, te jodés, ¿entendés?
¿No va el tipo, come, lo echan del paraíso y lo mandan a laburar? Uno a cero y debut triunfal de la APFI. De allí en más, APFI por todos lados hasta nuestros días; desde el consejo de tomar toda la sopa a fin de no caer en las garras del cuco hasta las cadenas de esquelas y billetes que nunca hay que cortar so pena de perder hasta los calzoncillos.
El correo electrónico y las redes informáticas no han venido a otra cosa que a ofrecer al género un nuevo soporte mediático, poderosas herramientas de difusión y algunas novedades temáticas aunque el fondo del asunto insista a través de los siglos.
El otro día recibí un mail más sobre el advenimiento de un virus con cara de serpiente, cuerpo de gusano digital y cola de fuego fatuo (lo ígneo siempre conviene a la enunciación de la APFI) que destruye en segundos hasta la dignidad. Dice así:
"POR LAS DUDAS!!! POR FAVOR, HACER CIRCULAR ESTE AVISO ENTRE AMIGOS, FAMILIA Y CONTACTOS!!!".
Ya no se sabe si se trata de una verdad divina y se apela a la humana incertidumbre porque siempre es mejor prevenir que curar. Por las dudas, tampoco crucemos gatos negros, viajemos un martes 13 ni comamos sandía con vino.
"En los próximos días, deben estar atentos: no abran ningún mensaje con un archivo anexo llamado 'Invitation', independientemente de quién se lo envíe. Es un virus que 'abre' una antorcha olímpica que 'quema' todo el disco duro C de la computadora".
¿Cuántas veces hemos leído las mismas palabras? ¿Es que todos copian y ya nadie crea APFIs originales? Cierta prudencia ha puesto racionales comillas allí donde podría no leerse la metáfora sino el delirio psicótico: ni "abre" antorchas ni "quema" nada, muchachos, pero crean que es como si incendiara y carbonizara todo.
"Este virus vendrá de una persona conocida que te tenía en su lista de direcciones. Es por eso que debes enviar este mail a todos tus contactos. Es preferible recibir 25 veces este mensaje que recibir el virus y abrirlo. Si recibes el correo llamado 'Invitation', aunque sea enviado por un amigo, no lo abras y apaga tu máquina inmediatamente".
¡Ay, Judas! ¿Tú también, Bruto? Apago la máquina... ¿y la puedo volver a encender o la descarto para siempre y me compro una nueva? Porque, apagada, no me sirve para mucho, el chiste de la computadora es hacerla funcionar. Conste que ni abrí el correo y ya estropeé mi PC: no quiero imaginar qué habría pasado si lo hubiese abierto.
"Es el peor virus anunciado por CNN. Un nuevo virus ha sido descubierto recientemente que ha sido clasificado por Microsoft como el virus más destructivo que haya existido. Este virus fue descubierto ayer por la tarde por McAfee. Y no hay arreglo aún para esta clase de virus. Este virus destruye simplemente el Sector Zero del Disco Duro, donde la información vital de su función es guardada".
Más y nuevas hipérboles, otro rasgo fundante del género: de hecho Adán no murió sino a sus 930 años pero, eso sí, sudó la frente otros tantos. La deixis temporal "ayer por la tarde" no significa nada cuando el texto no está fechado pero ¡puta si asusta! Quizás, mientras yo dormía ignorante del riesgo, haya llegado cual tsunami hasta las costas de mi PC. Destruye lo vital, mata sin piedad, no tiene arreglo. ¿Y si directamente no la enciendo más?
"ENVIA ESTE E-MAIL A QUIENES CONOZCAS. COPIA ESTE CORREO A UNO NUEVO Y MANDALO A TODOS TUS AMIGOS Y RECUERDA: SI LO ENVIAS A ELLOS, NOS BENEFICIAS A TODOS".
Dejemos de lado que si primero reenvío a quienes conozco no preciso copiarlo a uno nuevo para mis amigos ya que conozco a todos mis amigos (eso lo aprendí en la escuela con la teoría de conjuntos). ¿Qué bien nacido se negaría a tan fácil contribución al bienestar universal?
Sólo que desde el lamentable episodio del edén desconfío un poco y me da por pensar en nuevos engaños de ángeles caídos. Prefiero ensayar mi propia APFI para alerta y beneficio de toda la humanidad:

En los próximos días, deben estar atentos: abran a diario algún blog que se llame Antes de la lluvia. Por ahora es el único método conocido para evitar que un nuevo virus descubierto hoy a la mañana haga "llover" sobre el microprocesador, "inunde" los comandos del explorador y conecte con lo más boludo de la web de manera irreversible. Es el peor virus anunciado por Crónica TV, no tiene arreglo y ha sido clasificado por Carlitos Computer (un vecino mío que piratea soft) como el virus más destructivo que haya existido desde la peste bubónica hasta la fecha.
POR LAS DUDAS!!! POR FAVOR, HACER CIRCULAR ESTE AVISO ENTRE AMIGOS, PARIENTES, VECINOS, AMANTES, SOCIOS, CLIENTES, COLEGAS, COMPAÑEROS DE TRABAJO, ADVERSARIOS DEPORTIVOS Y MEROS DESCONOCIDOS ANTES DE QUE SE LARGUE A LLOVER!!!

viernes, junio 16, 2006

El mismo cuento, la misma lluvia

Según documentos apócrifos de hace alrededor de tres mil años, una parte significativa de la humanidad de aquellos días se habría dedicado al seguimiento espectacular de un curioso juego de pelota. La información proviene de unos enormes hard disks de varios centímetros de diámetro desenterrados por un equipo multidisciplinario de arqueólogos y cartoneros en las afueras de lo que fuera la ciudad de Buenos Aires antes de La Lluvia.
Los investigadores que han difundido el hallazgo no pueden establecer con certeza el nombre que nuestros ancestros daban a aquel divertimento: fútbol, football, futbol, futebol, fóbal, fúrgol e incluso soccer y calcio parecen ser algunos de los motes con que se lo solía denominar. "Hay que recordar que hasta comienzos del milenio 32 que coincide más o menos con lo que los históricos llamaban siglo XXII a XXIII de su ex 'era cristiana', la humanidad hablaba muchas lenguas. Por lo tanto es lógico que el juego tuviera distintos nombres", explica Brian Muhammad Chang López, uno de los pesquisas.
Pero lo más interesante del descubrimiento es la velocísima transformación que habría sufrido aquel show game: "En menos de cien años -afirma Chang López- los cambios fueron radicales, en especial en lo que respecta a la figura del gran jugador o crack".
En una primera etapa, el player o "futbolista" era un sujeto con relativas dotes atléticas y creativas que corría durante hora y media junto a diez compañeros y once adversarios dentro de un field rectangular. Como es de esperar, se golpeaba, se cansaba y a la larga envejecía y se estropeaba.
En un segundo momento, el juego se habría transformado en una de las grandes "industrias" de su época y cada player en una marca comercial. El cambio dio lugar al futbolista star o model que jugaba menos y corría menos para estar fresco a la hora de las conferencias de prensa, las entrevistas "televisivas" -un antiguo medio audiovisual que se recibía por antena o cable- y los flashes fotográficos.
La tercera época sobrevino cuando el star player fue sustituído por un body double o extra. Se seleccionaba entonces a uno o más sujetos de cierto parecido fisonómico al titular de la marca y se lo exhibía dentro del terreno de juego mientras el auténtico futbolista descansaba y se reponía del agotador trajín del business man.
Por último, el marketing futbolístico habría incorporado técnicas de producción audiovisual que le permitieron prescindir incluso de los extras. Por entonces el fútbol ya habría estado tan altamente mediatizado que los juegos "televisados" -Chang López afirma que los torneos mundiales eran seguidos por miles de millones a través de rústicas pantallas- eran postproducidos en laboratorios donde se reponían las imágenes móviles de los players que jamás habían estado dentro del field.
"Los registros que hallamos son primitivos -dice-, de producción muy burda. Algunas imágenes de grandes estrellas de la época están pegadas de un modo tan rudimentario que resulta difícil concebir que los espectadores no detectaran el fraude. Tal vez el juego fuera mucho más complejo y los seguidores también formaran parte de él, de un modo que aún no somos capaces de comprender".
"De todos modos -concluye Chang López- no deja de ser paradójico: se ven figuritas grotescas dentro del campo de juego que resulta evidente no están participando en absoluto de la partida. Y en general se trata de los players más cotizados según afirman otros archivos de la época".
La humanidad siempre ha vivido en los mundos que ha podido y querido creer. Hoy mismo, a las puertas del milenio 35, está en tela de juicio la existencia de un jefe de estado que hace trescientos años gana todas las elecciones con el apoyo pasional y entusiasta de una amplísima mayoría electoral.
Como ya sentenciara la filosofía antigua, el ser humano es el único animal que tropieza dos, tres y más veces con la misma lluvia.

Inspirado en el cuento de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges "Esse est percipi" en Crónicas de Bustos Domecq, Buenos Aires, Emecé Editores, 1963 y en el cuento del tío "Andriy Shevchenko" en España 4- Ucrania 0, Leipzig, FIFA World Cup, 2006.

martes, junio 13, 2006

La argentinidad al palo

Comenzó el Mundial, después de meses de escuchar opiniones, predicciones, estadísticas, discusiones y demás salieron al fin a la cancha. Lo mejor de que haya comenzado es que está más próximo a su fin.
Como buena adicta al fútbol vi la Inauguración y cuanto partido pude. Inauguración que me pareció un perfecto ejemplo de aplicación de un viejo dicho: el que mucho abarca poco aprieta. Un sentido coreográfico nulo, un criterio televisivo desastroso, un popurrí "temático" caótico.
Mientras tanto en la Franja de Gaza la tensión llega al extremo después del salvaje y traidor ataque israelí a los palestinos.
Argentina jugó y ganó. Por momentos un muy buen partido, por momentos un desastre. Muchos que se enteraron de la existencia de un lugar llamado Costa de Marfil a partir del sorteo de grupos se enteraron también de que saben jugar al fútbol.
Aprovechando que todos estaban distraídos detrás de una pelota reapareció Menem amenazando volver.
Según algunos medios este Mundial costó hasta ahora 1.800 millones de euros. Sin entrar en detalles respecto a todo lo que se pudo hacer con ese monto, en la propia Alemania del Primer Mundo la desocupación llega a los dos dígitos, así que imagino que debe haber algunos no muy felices, un Mundial no es una Internacional.
Pero fútbol es fútbol, Pekerman no incluyó a Messi ni a Tevez, y ya le pasaron la cuenta por semejante error. El resto ya todos lo saben, Ayala, Saviola, Crespo, lo que casi todos vimos, y lo que no vimos lo repitieron tanto en todos los medios que seguramente debemos haberlo visto. Impecable actuación de Pablo Aimar, no cometió un sólo error (y logró lo esperado, perder esos segundos infernales del final).
Sin cobertura mediática aparecieron en Guantánamo tres nuevos prisioneros "suicidados".
Con infinita cobertura mediática se llenan minutos y horas mundialistas, convirtiendo en noticia de primera plana la opinión del verdulero de Avenida de Mayo, de Moria Casán o de Rodríguez, que jugó en las inferiores de Boca en 1975. Todo análisis de la actuación de los demás equipos (esos que están ahí para molestar a Argentina) refiere a su posibilidad como rival.
Pero Argentina jugó y ganó, y en el obelisco parece que muchos olvidaron que es el primer partido (que también ganó en el Mundial pasado). Más allá del obelisco se escuchan algunas voces molestas: “el Mundial es una cortina de humo para ocultar cosas importantes”. Extraño criterio el de quien planifica una cortina de humo cada cuatro años, aunque no tan raro dejar para ese momento algunas cosas. Imagino que los asesores de Menem le habrán dicho “diga que volverá cuando empiece el campeonato, cuando el enemigo sean los negros”.
No son muy claros los argumentos respecto a la intencionalidad política de los medios, el Mundial no tapa nada, sólo destaca, y cada cuatro años no hay noticia más importante. A nadie se le hubiese ocurrido decir que tras la tragedia de Cromagnon los medios taparon intencionalmente el tsunami que en Asia acababa de dejar mil veces más víctimas. Se trata de localidad. Y tratándose de un Mundial lo que se juega no es un campeonato de fútbol, se juega la soberanía, el honor y la gloria, Dios, patria y selección.
Y llegó Irán para enfrentarse a México. Según las fuentes de inteligencia de Bush se trató de una maniobra para invadir EEUU desde la frontera sur. Su arma de destrucción masiva, Daei, es tan efectiva como aquellas con las que piensan destruir el mundo. Fieles al sistema instaurado el 11/9 fue el partido con mayores controles policiales, cualquiera sabe que los iraníes tienen en mente atentar contra sus propios hinchas.
Entretanto Bush suma Somalia a la lista de enemigos públicos, y después del 3-0 están pensando que los checos también merecen una invasión, un boicot, algo que les explique quién manda.
Decepción personal al margen fue Fantino, el cual hasta ahora me parecía el mejor relator de fútbol actual. Además de mantener para la televisión un vicio de radio, el no permitir instantes de silencio, repitió hasta el hartazgo "juega como en Boca". ¿Qué significa eso? "Abbondanzieri se convierte en lo mejor de la cancha, ataja como en Boca" ¿¿??. Ataja como Abbondanzieri. Otras joyitas fantinas: "vamos a preguntarle a alguna de las chicas (las noteras) así nos dicen quién es el más lindo", "preguntale a alguna chica así nos cuentan ellas qué vieron" (a un notero a la salida de la cancha, después de haberle pedido que le pregunte a los hombres cuál era su opinión). Parece que los hombres vieron un partido y pueden opinar, pero las mujeres tenemos que explicar qué era eso que estábamos viendo.
En las próximas semanas el tema excluyente será el Mundial, excepto que Argentina quede afuera, en cuyo caso veremos sólo los resultados. Excepto que haya algún atentado contra el mundo occidental, en cuyo caso alternarán víctimas y penales, represalias y tarjetas rojas.
Espero que no se produzca ni uno ni otro, aunque eso signifique seguir escuchando a los profetas futboleros de siempre explicándonos como es la vida antes de la lluvia.

lunes, junio 05, 2006

Impossible is nothing

A días del inicio de la Copa Mundial de Fútbol 2006, la publicidad alusiva se torna asfixiante. Uno enciende el televisor y si al cabo de unos segundos no ve ni oye nada relativo al mundial teme haber atravesado el espacio-tiempo e ido a parar a la época de las cavernas o al futurista año 15000.
Entre los diversos -algunos muy buenos- spots comerciales específicos de la hora, el de Adidas apunta al corazón infantil que todos conservamos y a la fantasía lúdica de armar una selección no sólo inviable sino atemporal.
El slogan de Adidas desde hace años, "impossible is nothing", no miente: lo imposible siempre es soñable y como ya ha dicho algún otro, la vida (también) es sueño. Con unos días de retraso, entonces, hago pública mi lista de 23 futbolistas para esta Copa del Mundo o para cualquier otra y añado algunas razones que, se comprenderá, no pueden ser del orden de lo razonable.

1- Ubaldo Fillol ('74, '78, '82): Porque es uno de los mejores arqueros de la historia, un atajador de reflejos supranormales. Además, lo seguí domingo a domingo durante alguna época de mi adolescencia.
2- Franco Baresi ('86, '90, 94): Porque es un líbero de andar cansino y nervios de acero que siempre parece no llegar y siempre llega primero. Además, con una mirada indiferente y un aire de distracción, está atento a todo.
3- Paul Breitner ('74, '78, '82): Porque es un lateral de medias bajas, pinta de artesano -o bajista de rock- y muy buen pie. Además, pateó un penal en una final del mundo con la tranquilidad de quien juega con su sobrino en el fondo de su casa.
4- Cafú ('94, '98, '02, '06): Porque va por su cuarta copa y su tercer título en una selección de laterales brillantes; fuerza, velocidad, elegancia y sorpresa para pasar al ataque. Además, no parece saber -ni importarle- qué edad tiene entre los 18 y los 42.
5- Franz Beckenbauer ('66, '70, 74): Porque pasó de volante con marca y llegada a zaguero, caudillo y estratega general. Además, yo tenía su elegante caricatura en una figurita del año '67.
6- Lothar Matthäus ('86, '90, '94, '98, '02): Porque es el único jugador de campo que jugó cinco copas; comenzó como juvenil volante ofensivo y terminó como maduro último hombre. Además, es un placer verlo administrar el juego y la pelota.
7- Michel Platini ('78, '82, '86): Porque es armador de fútbol y director de orquesta y tiene una bellísma pegada. Además, parece un poco ajeno a esos graves y pretenciosos dramatismos futboleros.
8- Carlos Valderrama ('90, '94): Porque es otro armador de lujo, cabeza fría y toque fino que no se aloca ni desespera. Además, puso -dicen- una fábrica de aceite y se mudó frente al Mar Caribe: otro que de dramatismo no sabe ni lo que es.
9- Johann Cruyff ('74): Porque es uno de los más grandes jugadores de toda la cancha, organizador, estratega y definidor. Además, fue el eje de un equipo nunca campeón y por siempre en la memoria.
10- Pelé ('58, '62, '66, '70): Porque es el más grande jugador de la historia y sin él no habría fútbol. Además, nada más.
11- Diego Maradona ('82, '86, '90, '94): Porque es el estratega del partido cerrado y el mago de la pelota imposible. Además, mejor nada más.
12- René Higuita ('90): Porque es un jugador integral que el destino puso debajo del arco. Además, es un payaso divertido, un tipo relajado cuando todos exigen gravedad y seriedad.
13- Roberto Perfumo ('66, '74): Porque es un zaguero de pierna fuerte y cabeza alzada que sale del fondo jugando al fútbol. Además, también tenía su caricatura en las figuritas del '67, ídolo infantil y modelo técnico en mi adolescencia futbolera.
14- Antonio Cabrini ('78, '82, '86): Porque es un lateral efectivo y flexible, marcador implacable y jugador de pelota. Además, no soy de los que no llevan suplente para un puesto -que los hay, los hay- y después se agarran la cabeza.
15- Carlos Alberto ('70): Porque es un lateral de ida y vuelta con buen juego, toque y llegada. Además, convirtió el mejor gol de la historia de los mundiales.
16- José Nasazzi ('30): Porque es el zaguero y capitán irreemplazable de una selección que ganó cuatro sudamericanos, dos oros olímpicos y una copa mundial. Además, casi nadie vivo lo ha visto jugar y merece unos minutos de fama contemporánea.
17- Garrincha ('58, '62, '66): Porque es un wing de piernas torcidas que va por afuera y por adentro, desordena, asiste y golea. Además, no puede faltar en un equipo relajado y atrevido.
18- Wolfgang Overath ('66, '70, 74): Porque es un volante de ida y vuelta con buen juego, velocidad, pelota al pie y cambio de ritmo. Además, un poco de orden táctico para compensar otras locuras.
19- Ronaldo ('94, '98, '02, '06): Porque es el goleador imprevisible e implacable que también arrastra marcas, juega y asiste. Además, la injusta crítica del '98 amerita darle renovadas oportunidades.
20- Roger Milla ('82, '90, '94): Porque es el fenómeno mágico que da vuelta un partido a puro fútbol en una baldosa o con su tranco elegante y largo. Además, quiero ponerlo unos minutos y disfrutarlo de nuevo.
21- Jairzinho ('66, '70, '74): Porque es el delantero que va por la raya, arma a treinta metros del arco o define dentro del área penal. Además, fue el gran socio en aquella copa inolvidable.
22- Lev Yashin ('58, '62, '66): Porque es el arquero mítico que genera la idea de que no lo van a doblar. Además, también atesoraba su figurita íntegramente vestida de negro durante aquella ignorada -por mí- guerra fría.
23- Obdulio Varela ('50, '54): Porque es el centrojás que pone fútbol, orden y dignidad cuando once adversarios y doscientos mil hinchas le dicen a los gritos que está por largarse a llover.