Haga patria, lea Clarín
Lo primero que escuché en el día de ayer fue Radio Continental y su síntesis de noticias. Aún no muy despierto -menos que lo habitual durante la vigilia- me informé que alumnos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) han denunciado la difusión de expresiones antisemitas al interior de esa alta casa de estudios. Me dormí un poquito más hasta ser sacudido por la entrevista que Rolando Hanglin mantenía con un militante estudiantil del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) alrededor del mismo tema. El activista manifestaba su posición política y Hanglin lo descalificaba con breves y reticentes preguntas que sonaban como veladas y jodidas afirmaciones.
Sin entender muy bien de qué hablaban, me levanté, encendí el televisor y sintonicé el canal periodístico Todo Noticias (TN) en el cual también se abordaba el tópico. Desde una sede de la UBA, la movilera repetía más o menos lo mismo acerca de un supuesto brote antisemita mientras la cámara recorría unos afiches del MST y del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) que, matices al margen, levantan las mismas consignas; se detuvo sobre uno de ellos que dice: "Fuera Israel del Líbano y Palestina". La cobertura era tan superficial y la información tan escasa que tampoco comprendí qué se hablaba.
Horas más tarde cayó en mis manos un ejemplar de Clarín, el gran diario argentino. La noticia amerita un título en su primera plana: "Denuncian episodios antijudíos en la UBA". El encabezado remite a la página 31 que sin plus alguno de creatividad titula: "Denuncian episodios antijudíos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA". Ilustra la fotografía de otro afiche que dice: "Paremos la agresión nazi de Israel al Líbano y Palestina" y lleva la firma conjunta del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y la JCR, su rama juvenil.
Según Clarín, la noticia es básicamente la siguiente: un grupo de estudiantes y ex estudiantes elevó una nota al decano y otra a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) en repudio a "la aparición de carteles y pintadas antisemitas y antisionistas", por cierto dos categorías distintas. El único ejemplo que Clarín reproduce refiere a un grafitti: "'Judíos invasores, matemos judíos, hacé patria' en la pared del aula 130 (al lado de la puerta de entrada)". Consigna antigua y típica de la extrema derecha vernácula, ocasionalmente agitada contra otros colectivos: obreros, zurdos, estudiantes. Todo porteño ha leído alguna vez esas cobardes apologías del homicidio que suelen ser apócrifas y, en todo caso, nunca han llevado la firma de agrupaciones de izquierda.
Del segundo caso referido parece no haber registro pues se trataría de las expresiones verbales de un sacerdote católico, Atanasios Salhani, en ocasión de la mesa redonda "La destrucción de El Líbano: Derecho, Derecho Internacional, Derechos Humanos". El cura habría dicho: "El judaísmo no es enemigo de la Iglesia, es enemigo de la vida" y más tarde lo habría negado a medias o algo así.
Los firmantes de la denuncia pidieron a Clarín "figurar en medios públicos como organización anónima por cuestiones de seguridad"; puedo entender la opción individual del anonimato por ésas u otras razones pero el concepto mismo de "organización anónima" me sume en la mayor perplejidad.
He llegado a mi casa y rastreado la noticia en la web. Las pintadas por un lado y la mesa redonda por otro, son denunciadas en notas distintas de fechas distintas; me pregunto si Clarín tendrá dificultades de acceso a la información mayores que las mías ya que encontré ambas en escaso minuto y, claro, en medios públicos.
En rigor, quienes permanecen anónimos son los firmantes de una de ellas: un puñado de Ariel V., María F. y otros nombres así de específicos que suscriben -Clarín no lo dice- como Comunidad Judía de la Facultad de Filosofía y Letras (CJFFYL) y Prensa Judía difunde como cable de la Agencia Judía de Noticias (AJN). La otra carta fue enviada a Radio Jai, La Radio Judía de Latinoamérica por la CJFFYL y denuncia lo ocurrido en la mencionada mesa redonda. Resulta curioso que su redacción oscile entre las primeras personas del singular y del plural y se base en un único testimonio de "la chica que nos comunicó todo esto".
Ambas cartas -muy en especial la primera- son una reverenda mierda, no voy a enlazarlas aquí por razones obvias y tampoco voy a polemizar con ellas porque con el fascismo no se discute, se lo combate.
Sí quiero referirme a la curiosa agenda de Radio Continental, TN y Clarín que corren a cubrir -nunca más justo el verbo- cualquier cosa con un tono serio y grave que no pueden sostener con un mínimo de información. Y a sus líneas editoriales que consisten en hacerse eco de denuncias más o menos anónimas basadas a su vez en la declaración de "la chica que nos comunicó todo esto". Y a esa nada sutil operación semiótica de ilustrar con afiches de una izquierda opuesta a la política racista, terrorista y genocida del Estado de Israel, la fresca primicia de que en una pared de un edificio público ha aparecido otro grafitti de la más rancia derecha nazifascista.
Justo en el momento en que en Líbano, en Palestina, no para de llover.