Nada personal
Hace unos meses me robaron el celular, lo cual no es nada extraño. Cuando alguien baja de un auto en una zona céntrica, deja la puerta abierta porque "vuelvo enseguida" y el aparatito ahí arriba, brillando bajo el parabrisas, casi merece que lo roben.
Como buena ciudadana llamé de inmediato a Personal para informar del desliz y para que me cortasen la línea. Una cosa es que comprenda que algún circunstancial transeúnte haya sido tentado por mi estupidez, y otra que haga llamados que yo pague.
Un "buenosdías, muchasgraciasporcomunicarseconPersonal, minombreesfulano ¿enquélapuedoayudar?" respondió luego de hacerme pasar por varias decenas de opciones del tipo "si usted quiere comunicarse con alguien marque uno, si usted es pesimista agréguele el tres" y de obligarme a escuchar el jingle de la empresa tantas veces que podría jurar que quedó en el aire el resto del día. Informado el percance me comunicaron que de inmediato se suspendería el servicio de mi línea, y mis opciones.
Estas opciones se limitaban a dos: comprarles a ellos un nuevo aparato, con lo que conservaría mi número, o darlo de baja, previo pago de una multa. Me enteré entonces que ese teléfono que me habían regalado unos meses atrás me comprometía, en una suerte de contrato que yo no firmé (y quien me lo regaló asegura que tampoco) que estipula que si quiero darlo de baja antes de doce meses tendré que pagar una multa, más el mes en curso, equivalente a unos cuantos meses de uso.
Luego de algunas puteadas que el pobre empleado escuchó con suspiro de conocedor, aprovechando el instante en el que tomé aire, me informó que podía adquirir un nuevo móvil en alguna de las sucursales o bien por teléfono, y me lo enviarían a mi domicilio en las siguientes 72 horas. "Voy a comprarlo y después llamo para que me activen el chip" le respondí tratando de no pensar en estupideces como el abuso, la justicia o el asesinato. "Bien" me respondió con un tono de duda que deben practicar meses antes de tomar el puesto. Lógicamente consiguió lo que buscaba, que le pregunte si había algún inconveniente. "Ninguno" se apresuró en responder "excepto que en ese caso debe limitarse a lo que tenga la sucursal en existencia".
Imaginé estúpidamente que no podían ser tan hijos del imperio como para que no hubiera varios modelos en su stock. Pero lo son, el teléfono menos caro que tenían costaba medio sueldo docente, aunque, claro, tenía mp4, grabadora y licuadora de mano.
Después de varios intentos me resigné a pedir por teléfono uno más acorde a mi sueldo, color negro (detalle requerido y aclarado específicamente), el cual en 72 horas me enviarían, en caso contrario que me comunique al *150.
Cinco días y varias horas de jingle después me comuniqué. Tomaron mi reclamo aclarando gentilmente que si en 72 horas aún no lo había recibido me comunique al *150.
"Por eso yo no uso celular" me dijo un cuasiamigo. Comentario un tanto inoportuno y poco sostenible. Con ese criterio no debería tener teléfono fijo, TV o vivir en este planeta.
Cuatro reclamos cada 72 horas después llegó el dichoso aparatito en una caja que bien podía contener un teléfono público. Debajo del primer envoltorio con el logo del correo, otro con el logo de Personal, luego otro sin logo, y un cuarto por las dudas. Al fin asomó una caja, dentro de la cual había otra caja, esta vez la del teléfono. Luego de retirar papeles, cajas, boletas, manuales y publicidades varias me encontré al fin con el aparato, exactamente la marca y modelo que pedí... en un nacarado rosa.
Confieso haber tardado un par de minutos hasta que mis neuronas volvieron a hacer sinapsis. Gris, azul, hasta rojo, hubieran causado menos estupor. Debo confesar también que tengo cierta rosafobia.
Mientras hacía explotar compulsivamente las burbujas de la bolsita que lo contenía marqué *150.
"Su pedido indica el modelo Z375 pink" me informó algún minombrees. No es mi culpa si quien lo tomó no distingue entre pink y black.
Como buena ciudadana llamé de inmediato a Personal para informar del desliz y para que me cortasen la línea. Una cosa es que comprenda que algún circunstancial transeúnte haya sido tentado por mi estupidez, y otra que haga llamados que yo pague.
Un "buenosdías, muchasgraciasporcomunicarseconPersonal, minombreesfulano ¿enquélapuedoayudar?" respondió luego de hacerme pasar por varias decenas de opciones del tipo "si usted quiere comunicarse con alguien marque uno, si usted es pesimista agréguele el tres" y de obligarme a escuchar el jingle de la empresa tantas veces que podría jurar que quedó en el aire el resto del día. Informado el percance me comunicaron que de inmediato se suspendería el servicio de mi línea, y mis opciones.
Estas opciones se limitaban a dos: comprarles a ellos un nuevo aparato, con lo que conservaría mi número, o darlo de baja, previo pago de una multa. Me enteré entonces que ese teléfono que me habían regalado unos meses atrás me comprometía, en una suerte de contrato que yo no firmé (y quien me lo regaló asegura que tampoco) que estipula que si quiero darlo de baja antes de doce meses tendré que pagar una multa, más el mes en curso, equivalente a unos cuantos meses de uso.
Luego de algunas puteadas que el pobre empleado escuchó con suspiro de conocedor, aprovechando el instante en el que tomé aire, me informó que podía adquirir un nuevo móvil en alguna de las sucursales o bien por teléfono, y me lo enviarían a mi domicilio en las siguientes 72 horas. "Voy a comprarlo y después llamo para que me activen el chip" le respondí tratando de no pensar en estupideces como el abuso, la justicia o el asesinato. "Bien" me respondió con un tono de duda que deben practicar meses antes de tomar el puesto. Lógicamente consiguió lo que buscaba, que le pregunte si había algún inconveniente. "Ninguno" se apresuró en responder "excepto que en ese caso debe limitarse a lo que tenga la sucursal en existencia".
Imaginé estúpidamente que no podían ser tan hijos del imperio como para que no hubiera varios modelos en su stock. Pero lo son, el teléfono menos caro que tenían costaba medio sueldo docente, aunque, claro, tenía mp4, grabadora y licuadora de mano.
Después de varios intentos me resigné a pedir por teléfono uno más acorde a mi sueldo, color negro (detalle requerido y aclarado específicamente), el cual en 72 horas me enviarían, en caso contrario que me comunique al *150.
Cinco días y varias horas de jingle después me comuniqué. Tomaron mi reclamo aclarando gentilmente que si en 72 horas aún no lo había recibido me comunique al *150.
"Por eso yo no uso celular" me dijo un cuasiamigo. Comentario un tanto inoportuno y poco sostenible. Con ese criterio no debería tener teléfono fijo, TV o vivir en este planeta.
Cuatro reclamos cada 72 horas después llegó el dichoso aparatito en una caja que bien podía contener un teléfono público. Debajo del primer envoltorio con el logo del correo, otro con el logo de Personal, luego otro sin logo, y un cuarto por las dudas. Al fin asomó una caja, dentro de la cual había otra caja, esta vez la del teléfono. Luego de retirar papeles, cajas, boletas, manuales y publicidades varias me encontré al fin con el aparato, exactamente la marca y modelo que pedí... en un nacarado rosa.
Confieso haber tardado un par de minutos hasta que mis neuronas volvieron a hacer sinapsis. Gris, azul, hasta rojo, hubieran causado menos estupor. Debo confesar también que tengo cierta rosafobia.
Mientras hacía explotar compulsivamente las burbujas de la bolsita que lo contenía marqué *150.
"Su pedido indica el modelo Z375 pink" me informó algún minombrees. No es mi culpa si quien lo tomó no distingue entre pink y black.
"No quiero un teléfono rosa" aclaré explotando siete burbujas juntas. "Pero es el que pidió" fueron sus últimas palabras antes de que misteriosamente se cortase la comunicación.
"Tendría que hablar con un supervisor" me explicó otro después de varios intentos. "Ustedes amenazan con que la comunicación puede estar siendo grabada" le dije al supervisor "busquen la mía y listo".
Opciones: efectuar el reclamo que sería respondido en las próximas 72 horas, en caso contrario comunicarme con el *150, esperar que en las siguientes 72 horas, en caso contrario..., vinieran a retirar el aparato, volver a comunicarme con ellos y hacer un nuevo pedido, esperar que en las siguientes 72 horas... o joderme.
Debo reconocer que esta pobre gente tiene serios problemas de comunicación, además de informáticos, ya que el sistema se les cae en cuotas. Se les cae en los reclamos, pero no en las ventas, se les cae cuando tienen que acreditar, nunca para cobrar.
"Tendría que hablar con un supervisor" me explicó otro después de varios intentos. "Ustedes amenazan con que la comunicación puede estar siendo grabada" le dije al supervisor "busquen la mía y listo".
Opciones: efectuar el reclamo que sería respondido en las próximas 72 horas, en caso contrario comunicarme con el *150, esperar que en las siguientes 72 horas, en caso contrario..., vinieran a retirar el aparato, volver a comunicarme con ellos y hacer un nuevo pedido, esperar que en las siguientes 72 horas... o joderme.
Debo reconocer que esta pobre gente tiene serios problemas de comunicación, además de informáticos, ya que el sistema se les cae en cuotas. Se les cae en los reclamos, pero no en las ventas, se les cae cuando tienen que acreditar, nunca para cobrar.
Se les cayó el sistema cinco veces antes de activarme el chip, que no pudo activarse porque se les cayó el sistema pero dentro de las 72 horas se activará, en caso contrario comunicarme con el *150 o marcar 0800-LLUVIA.