Réquiem por la coma vocativa
Soy de los que cultivan la firme creencia de que la escritura del lenguaje verbal, sin prisa pero sin pausa, se está yendo al carajo. No soy de los que de manera rápida (y entonces, superficial) afirman que la causa del problema se origina en la utilización de internet y los medios que alberga. Entiendo que la cosa es bastante más compleja y no encuentro ninguna relación necesaria entre servirse de mails, chats o blogs y escribir con total prescindencia de la gramática de la lengua en la que se pretende escribir. Quizás la relación sea inversa y, por razones que no alcanzo a entender, internet resulte una plataforma atractiva para que escriban quienes no saben escribir ni su propio nombre. De todas maneras, basta leer una sola noticia en la prensa gráfica o seguir unos minutos los videograph televisivos para constatar que el fenómeno es muy extenso y está en constante ampliación.
Lo que preocupa, en mi caso, no es la alteración de una supuesta pureza del idioma ni la violación de unas reglas formales perimidas en su uso. No soy de los que se alarman por la intrusión de neologismos o palabras foráneas en nuestro flexible castellano que, como toda lengua, no es más que un compendio históricamente inestable de términos griegos, latinos, árabes, nahuatls, quechuas, ingleses y demás. Lo que preocupa, en mi caso, es que la escritura (vaya perogrullada) es soporte y vehículo de comunicación y de un tiempo a esta parte, a veces me resulta más fácil leer algo bien escrito en otro idioma que descifrar la escritura de esta suerte de neoespañol.
Las manifestaciones son innumerables por lo que enumeraré sólo unas pocas:
1. Si partimos del grafema, la unidad ultramínima, ya encontramos problemas con las "k" que sustituyen a las "q", las "w" que reemplazan a las "u", etc. Por otra parte, en caligrafía manuscrita (y acá no pueden echarse culpas informáticas, creo) las "a", "e" y "o" pueden constituir trazos idénticos en un mismo texto de un mismo autor.
2. Las palabras se reducen sensiblemente, pierden vocales o consonantes y sustituyen partes caídas por apóstrofes o letras "x". Así tenemos "x" que significaría "por", "q' " que significaría "que", y el entonces muy lógico "xq' ". Otros términos se acortan sin más, como "info". Hay que decirlo, ambas operaciones ocurrieron siempre y así nacieron la letra "ñ" y todos los apócopes.
3. La ortografía pierde todo consenso social y se transforma en transcripción aleatoria de fonemas. El problema es que el consenso fijaba una norma y hacía previsible la lectura. Ahora, por estos lares en que las "s", "c" y "z" suenan igual, sus grafemas resultan intercambiables. O la "j" y la "g". O la "y" y a veces la "ll", a veces la "i". Ni hablar de la "h", muda, que existe al cuete.
4. Los signos de puntuación ya no se encuentran en los sitios que prestaban servicio y las aparentes frases se hacen eternas e ilegibles. Algunos de ellos se han mudado y agrupado en nuevos barrios enfáticos. Así, en los confines de oraciones incomprensibles, aparecen familias numerosas de signos de interrogación y/o de admiración, a veces vecinas de unos puntos suspensivos que ya nunca son tres sino diez, veinte o más.
5. La mayor parte de los acentos ha muerto de muerte natural y algunos sobrevivientes se refugian al azar sobre vocales solidarias pero sólo a veces pertinentes. Resulta curioso que alguna gente no carente de educación ni de capacidad, sostenga muy suelta de cuerpo que, cuando escribe un mail, no usa acentos. Incluso he leído el blog mal escrito de un periodista profesional que afirmaba que allí no cabían ésas ni otras sutilezas. Tendría la misma lógica defender que, cuando escribo una carta, no uso puntos ni comas u omito las letras "d" y "v".
Pero hablando de comas, recordé a qué quería referirme: a las comas vocativas, ésas que siempre deben separar la interpelación de la persona interpelada en el texto. Tales comas de uso obligatorio están en franca extinción. No pretendo promover su conservacionismo como si se tratara del aguará guazú, el oso panda o la ballena azul, sólo que su añorada ausencia me hace releer esas interpelaciones una y otra vez hasta inferir, tal vez, su sentido.
Leo, por ejemplo, "Pedro compra leche". Me pregunto que relevancia tendría y porqué me lo cuentan a mí, hasta que razono que es una tarea que le encomiendan a Pedro: "Pedro, compra leche". ¡Ah, ok! ¿Y por qué no le dicen "comprá" como decimos los rioplatenses? Sí, claro, le dicen "comprá", pero le escriben "compra" debido al lamentable deceso del tilde.
Imagínese la enorme diferencia jurídica entre el descriptivo "Carlos mata a tu madre" del eventual testigo y el imperativo "Carlos, matá a tu madre" del infame instigador.
Vamos a un ejercicio práctico de lectura. Supongamos que recibo un correo de Fulano que inicia "Cinzceu como estas". Paso uno: reponer los acentos. "Cinzcéu como éstas". ¿Como éstas?, ¿como éstas cuáles? Paso dos: corregir el paso uno. "Cinzcéu como estás". Ya inferí que se dirige a mí, Cinzcéu, pero falta algo, ¿como estás triste?, ¿como estás viejo?, ¿como estás loco? Paso tres: revisar el paso dos. Ah, entiendo, es una fórmula de saludo, una interrogación amable acerca de cómo me encuentro. Pasos cuatro, cinco y seis: reponer el omitido acento, colocar la extinta coma, agregar signos de pregunta. Ahora sí.
-"Cinzcéu, ¿cómo estás?".
-"Bien, Fulano, gracias, interpretando dónde carajo irán los tildes y otros signos en tu atento mail. Y vos, ¿cómo estás?".
-"yo bien ak ando esperando q' haga lindo dia xq' dice mengano q' por hay se hecha a llover!!!!!!!!!............. :("
-"Y sí, Fulano, tiene razón Mengano: mientras escribamos así, menos nos entenderemos y mucho más probable que se eche a llover".
Lo que preocupa, en mi caso, no es la alteración de una supuesta pureza del idioma ni la violación de unas reglas formales perimidas en su uso. No soy de los que se alarman por la intrusión de neologismos o palabras foráneas en nuestro flexible castellano que, como toda lengua, no es más que un compendio históricamente inestable de términos griegos, latinos, árabes, nahuatls, quechuas, ingleses y demás. Lo que preocupa, en mi caso, es que la escritura (vaya perogrullada) es soporte y vehículo de comunicación y de un tiempo a esta parte, a veces me resulta más fácil leer algo bien escrito en otro idioma que descifrar la escritura de esta suerte de neoespañol.
Las manifestaciones son innumerables por lo que enumeraré sólo unas pocas:
1. Si partimos del grafema, la unidad ultramínima, ya encontramos problemas con las "k" que sustituyen a las "q", las "w" que reemplazan a las "u", etc. Por otra parte, en caligrafía manuscrita (y acá no pueden echarse culpas informáticas, creo) las "a", "e" y "o" pueden constituir trazos idénticos en un mismo texto de un mismo autor.
2. Las palabras se reducen sensiblemente, pierden vocales o consonantes y sustituyen partes caídas por apóstrofes o letras "x". Así tenemos "x" que significaría "por", "q' " que significaría "que", y el entonces muy lógico "xq' ". Otros términos se acortan sin más, como "info". Hay que decirlo, ambas operaciones ocurrieron siempre y así nacieron la letra "ñ" y todos los apócopes.
3. La ortografía pierde todo consenso social y se transforma en transcripción aleatoria de fonemas. El problema es que el consenso fijaba una norma y hacía previsible la lectura. Ahora, por estos lares en que las "s", "c" y "z" suenan igual, sus grafemas resultan intercambiables. O la "j" y la "g". O la "y" y a veces la "ll", a veces la "i". Ni hablar de la "h", muda, que existe al cuete.
4. Los signos de puntuación ya no se encuentran en los sitios que prestaban servicio y las aparentes frases se hacen eternas e ilegibles. Algunos de ellos se han mudado y agrupado en nuevos barrios enfáticos. Así, en los confines de oraciones incomprensibles, aparecen familias numerosas de signos de interrogación y/o de admiración, a veces vecinas de unos puntos suspensivos que ya nunca son tres sino diez, veinte o más.
5. La mayor parte de los acentos ha muerto de muerte natural y algunos sobrevivientes se refugian al azar sobre vocales solidarias pero sólo a veces pertinentes. Resulta curioso que alguna gente no carente de educación ni de capacidad, sostenga muy suelta de cuerpo que, cuando escribe un mail, no usa acentos. Incluso he leído el blog mal escrito de un periodista profesional que afirmaba que allí no cabían ésas ni otras sutilezas. Tendría la misma lógica defender que, cuando escribo una carta, no uso puntos ni comas u omito las letras "d" y "v".
Pero hablando de comas, recordé a qué quería referirme: a las comas vocativas, ésas que siempre deben separar la interpelación de la persona interpelada en el texto. Tales comas de uso obligatorio están en franca extinción. No pretendo promover su conservacionismo como si se tratara del aguará guazú, el oso panda o la ballena azul, sólo que su añorada ausencia me hace releer esas interpelaciones una y otra vez hasta inferir, tal vez, su sentido.
Leo, por ejemplo, "Pedro compra leche". Me pregunto que relevancia tendría y porqué me lo cuentan a mí, hasta que razono que es una tarea que le encomiendan a Pedro: "Pedro, compra leche". ¡Ah, ok! ¿Y por qué no le dicen "comprá" como decimos los rioplatenses? Sí, claro, le dicen "comprá", pero le escriben "compra" debido al lamentable deceso del tilde.
Imagínese la enorme diferencia jurídica entre el descriptivo "Carlos mata a tu madre" del eventual testigo y el imperativo "Carlos, matá a tu madre" del infame instigador.
Vamos a un ejercicio práctico de lectura. Supongamos que recibo un correo de Fulano que inicia "Cinzceu como estas". Paso uno: reponer los acentos. "Cinzcéu como éstas". ¿Como éstas?, ¿como éstas cuáles? Paso dos: corregir el paso uno. "Cinzcéu como estás". Ya inferí que se dirige a mí, Cinzcéu, pero falta algo, ¿como estás triste?, ¿como estás viejo?, ¿como estás loco? Paso tres: revisar el paso dos. Ah, entiendo, es una fórmula de saludo, una interrogación amable acerca de cómo me encuentro. Pasos cuatro, cinco y seis: reponer el omitido acento, colocar la extinta coma, agregar signos de pregunta. Ahora sí.
-"Cinzcéu, ¿cómo estás?".
-"Bien, Fulano, gracias, interpretando dónde carajo irán los tildes y otros signos en tu atento mail. Y vos, ¿cómo estás?".
-"yo bien ak ando esperando q' haga lindo dia xq' dice mengano q' por hay se hecha a llover!!!!!!!!!............. :("
-"Y sí, Fulano, tiene razón Mengano: mientras escribamos así, menos nos entenderemos y mucho más probable que se eche a llover".
21 comentarios:
¡Uh... qué tema!
(lee mis dedos)
Qué se le va a hacer. Tal vez tengamos que cambiar nosotros ¿Por qué aferrarse al pasado?
Hoy hay celulares, sms. La gente se manda mensajes, mails, instant msgs. De todas maneras cada vez estamos menos comunicados. Se entienden o se confunden entre ellos ¿pero no estuvimos siempre confundidos?¿cuánto?¿2400 años?
Según escuché Nietzsche dijo que en 200 años dejarían de existir los valores morales.
Sloterdijk habla de post-humanismo.
Escribir es arte, es comunicación. Sea lo que sea: ¿Cuánto tiempo de vida le das?
Imagínate que ya hemos matado a Dios. Ahora todo lo que hemos hecho comienza a perder sentido ¿cuánto podemos luchar por recobrar el sentido? o mejor dicho ¿cuánto podremos luchar por la melancolía del pasado, de los valores? y ¿cuántos podrán entendernos?
Somos la maldita minoría. Hace décadas que lo somos: "El Lobo Estepario".
Saludos,
PD: Más allá de mis angustias, pienso seguir pesando de este lado de la balanza. De qué quejarnos entonces, tenemos un gran espacio para nosotros ¿o no se siente como si estuvieras en un abismo? (jeje)
Voy a aprovechar para pastearles algo:
“«La incomunicación total», pensó Oliveira. «No tanto que estemos solos, ya es sabido y no hay tú tía. Estar solo es en definitiva estar solo dentro de cierto plano en el que otras soledades podrían comunicarse con nosotros si la cosa fuese posible. Pero cualquier conflicto, un accidente callejero o una declaración de guerra, provocan la brutal intersección de planos diferentes, y un hombre que quizá es una eminencia del sánscrito o de la física de los quanta, se convierte en un pépère para el camillero que lo asiste en un accidente. Edgar Poe metido en una carretilla, Verlaine en manos de medicuchos, Nerval y Artaud frente a los psiquiatras. ¿Qué podía saber de Keats el galeno italiano que lo sangraba y lo mataba de hambre? Si hombres como ellos guardan silencio como es lo más probable. Los otros triunfan ciegamente, sin mala intención por supuesto, sin saber que ese operado, que ese tuberculoso, que ese herido desnudo en una cama está doblemente solo rodeado de seres que se mueven como detrás de un vidrio, desde otro tiempo...»” (Julio Cortázar: Rayuela)
Saludos
A mí tampoco me molestan los neologismos pero hay ciertas simplificaciones que me revientan, como la definitiva extinción del condicional y su reemplazo por un desubicado potencial. Cuando me quejo de eso me responden que si sería necesario su uso no se habría extinguido. Claro que luchar contra esas corrientes suele tener resultados funestos: recuerdo que hace unas décadas hubo una gran campaña contra el dequeísmo y su resultado fue que hoy en día hasta la gente supuestamente más culta no usa el "de" cuando sí corresponde, como en "Estoy convencido de que hablan mal" o "Tengo la impresión de que se fueron al carajo".
En cuanto a la escritura, lo más alarmante que noté últimamente es la sistemática omisión del signo de interrogación final, que a diferencia de la omisión del inicial provoca constantes confusiones. Sé de una conocida que recibió un SMS de una compañera de estudios que decía "ya llego el profe", por lo cual tomó un taxi a las apuradas para descubrir a su llegada que no estaban ni el profesor ni la compañera: no había sido un aviso, quería ser una pregunta. En el mismo sentido esta semana, en el trabajo, recibí un mail del tesorero con el cuerpo en blanco y el título "recibiste la factura de fulano", pensé qué rápido que corrían las noticias y no me molesté en responder; a los diez minutos pasó este tipo por mi oficina y me preguntó "¿recibiste la factura o no?", a lo que contesté sorprendido que sí, por supuesto, como él ya afirmaba saberlo hacía un rato al enviar el mail... Obviamente para la empresa estos problemas de comunicación no surgen porque él sea un pelotudo sino porque yo soy un jodido.
Finalmente, supongo que los signos de puntuación no se incluyen en medio del texto para no provocar confusiones, ya que su uso está reservado para la imitación de emoticones. Al principio me he roto la cabeza tratando de descifrar criptogramas al estilo ":P ;) XD"; ahora creo saber que el remitente saca la lengua, me guiña un ojo y se ríe... pero no puedo dejar de imaginar que mantener una conversación cara a cara con alguien que hiciera todos esos gestos cada vez que termina una frase me resultaría muy incómodo.
Un abrazo.
Grismar me ha alertado acerca de la inconveniencia de mi último ejemplo. Por tratarse del encabezamiento de una supuesta carta, no correspondería allí el uso de coma vocativa sino de dos puntos. Así lo prescribe la RAE en la entrada "Coma" de su Diccionario panhispánico de dudas:
"El uso de la coma tras las fórmulas de saludo en cartas y documentos es un anglicismo ortográfico que debe evitarse; en español se emplean los dos puntos: Querido amigo, / Te escribo esta carta para comunicarte... Debe ser: Querido amigo: / Te escribo esta carta para comunicarte...".
Hay que señalar que, además, esta prescripción es inseparable de otra según la cual "la palabra que sigue a los dos puntos, y que inicia el cuerpo de la carta, se escribe con inicial mayúscula y en renglón aparte".
Por lo tanto, el supuesto "Cinzcéu como estas", en tanto fórmula de saludo e inicio del correo, debería escribirse "Cinzcéu: / ¿Cómo estás?" según la RAE.
Gracias, (<- ¡coma vocativa!) Grismar.
Paulo: No me interesa aferrarme al pasado ni luchar por la melancolía de los valores; ni siquiera estoy seguro de que algún pasado haya sido mejor. Sí me preocupa la caída de la escritura que va de la mano de la caída de la oralidad, porque hace al mundo social más ininteligible de lo que ya es. Los ejemplos de 1+ hablan por sí. Estamos menos comunicados porque hay quienes no saben escribir ¡pero creen que son los otros los que no saben leer! Saludos.
1+: Excelentes ejemplos de los efectos prácticos y concretos de la cuestión. Como no se usan acentos ni puntuación alguna, el mensaje sobre la llegada del docente podría tener una tercera lectura: "Ya llego. El profe". Y jugado a lecturas bizarras y forzadas, me gustó lo de "El Tesorero con el Cuerpo en Blanco", podría ser un octavo personaje de "Los siete locos", jajaja. Un abrazo..........:P ;) XD
Entiendo, tampoco era una cuestión tan personal. Más bien como un llanto en un rincón. Como hablar solo mientras camino por la calle y la gente mira de soslayo apartándose del camino. Es que es todo tan absurdo...
"LAS ASTUCIAS DEL LENGUAJE. El lenguaje de la vida y de la literatura no obedece a leyes rígidas, porque su objetivo no es decir verdades sino lograr victorias. Se cambian a cada instante las modalidades del juego, como en el póker, para tomar desprevenido al adversario, para engañarlo con recursos inesperados.
El lenguaje de la ciencia es el lenguaje de la verdad. El de la vida y de la literatura es el lenguaje de la mentira.
Como aquellos oficiales de carrera de 'Cesar and Cleopatra' que se irritaban porque los chacareros italianos les ganaban batallas contra todas las leyes del arte militar, los gramáticos se fastidian cuando ven a escritores que se imponen sin la menor responsabilidad gramatical." (E. Sabato. Heterodoxia)
Y otro párrafo del mismo libro:
"LENGUAJE VIVIENTE. La gramática oscila entre sus pretensiones lógicas y sus convenciones venerables, extremos que no ofrecen la menor defensa, ya que ni la gramática puede fundarse en la lógica, ni las convenciones son inmutables. Desde Humboldt se sabe que el idioma no es 'ergon', sino 'enérgeia', no producto hecho, sino 'actividad', energía viva en perpetua transformación. Las categorías gramaticales, lejos de ser la expresión de categorías lógicas, apenas son la petrificación de hechos psicológicos.
Es inútil, pues, que los profesores nos vengan con sus ucases. Es inútil que la Academia Española nos prohíba usar la apócope 'recién' si no es con un participio pasado, porque desde Sarmiento no hay un buen escritor argentino que no la use, así como siguen escribiendo 'inmiscuyo' y 'agilizar'. ¿Y quién, que no sea un incurable pedante, va a decir en nuestro país 'solecito', 'mamaíta' y 'cieguezuelo'?
Después de todo, siempre se es bárbaro respecto de algo, como Dante lo fue respecto del latín. Siendo así, quedémonos con los barbarismos vivientes y expresivos, en vez de llenarnos la boca con barbarismos antiguos. Esos mismos preceptores que hoy nos abruman con Dante, lo habrían criticado de haber sido contemporáneos por su empeño de expresarse en dialecto vulgar, cuando tenía a su alcance el fijo, limpio y esplendoroso latín. Pero dante les habría vuelto la espalda 'in gran dispitto', pues sabía que el único lenguaje del artista es el viviente, el lenguaje en que se vive, se ama y se muere; ya que en los instantes esenciales de nuestra existencia todos mostramos estar hechos con idéntica materia: modesta, precaria, popular. Cuando el estudiante culterano fue sacudido por Pantagruel, el miedo lo volvió auténtico y comenzó a gritar en dialecto lemosín. Muchos escritores prefieren emplear palabras presuntuosas, en parte porque a nadie le gusta mostrar las claras que lo que dice es una trivialidad, y además porque detrás de esos ruidos no hay ni auténtica vida ni auténtica muerte: no hay más que "literatura". El verdadero creador, en cambio, hará como el poeta castellano, que decía:
'quiero fer la pasión del señor sant Laurent en romanz, que la pueda saber toda la gent.'"(E. Sabato. Heterodoxia)
Saludos,
Siempre caigo como un gil. Cada vez que leo "haber", me pongo contento: ¡se acordaron de la H y de la B!. Pero no, sólo querían poner "a ver". Y eso en los subtítulos de una serie...
Parece ser que el idioma no se va transformando por el análisis, ordenamiento y acuerdo de unos pocos académicos, sino por el uso de unos cuantos millones de usuarios. Como en la democracia, podemos amargarnos y despotricar contra los desastres que se cometen, pero es la voluntad de la mayoría. Ajo y agua.
La mía sangre ferve al pensar en Dios sábe qué terminaremos fablando.
Este post, excelente por cierto, me recuerda a mi querida amiga y correctora literaria, y es que me siento tan identificada con el mal uso de las comas y puntos!!!(y ni hablar de los acentos).
Saludosss!!
Complicado tema. Me gustaron las citas de Sábato porque opino más o menos lo mismo, pero al mismo tiempo he presenciado un bolonqui padre en un chat cuando alguien consideró que era lo mismo decir "no fui yo" que "no, fui yo". Ahí entra en juego algo más que la pureza gramatical: el sentido común, que es parte de lo que quedó en puntos suspensivos. Los "q'" o "xq" son antiguos, cualquiera que haya tomado notas rápidas los conoce, los "ke" por "que" basados en ahorro de tiempo y plata en los sms tenían alguna lógica, los "komo" ya obedecen a otra cuestión. A veces me pregunto qué hubiera pasado si en los 70 u 80, cuando eran comunes frases del tipo "mató mil man", o "el kia se comió la repálida", la comunicación hubiera pasado como ahora por chat o sms. Personalmente me fascina la dinámica del lenguaje, su transición a andá saber dónde, pero sin duda cuando eso impide la comunicación no es más que estancamiento. Es bastante paradojal que cuando se le está dando valor a la fonetización se omitan tildes o puntuación que son básicos para que ese fonema tenga un sentido y no otro.
1+ me recordó que hace unos años en la escuela se enseñaba el dequeísmo, porque era un error común, pero ahora se enseña también el queísmo, porque se cayó en el otro extremo.
Respecto de los emoticones o signos que los representan, cuando comencé a verlos me sorprendió cómo el lenguaje gestual, el tono, se podían considerar "reemplazados" por una carita, pero, al mismo tiempo, sin acotaciones (ya que se tiende a la simplificación extrema), era la forma más lógica, como la onomatopeya en una historieta. Claro que, si me despido de alguien con buena onda ¿para qué catzo quiero ver una carita sonriente?.
Bueno, me excedí, perdón, es que sabés que el tema me interesa, y siempre terminamos discutiéndolo, lo cual es muy sano (no cuando discutimos tres días si una coma va o no va, eso es neurosis nomás). Muy buen post, como siempre.
Un beso.
Por cierto, creo que la cuestión en el avance de las cosas —en el eterno cambio, como se suele decir—. Está en darse cuenta del mismo. No es lo mismo alguien que acepta un cambio ya establecido en comparación con quien no piensa aceptarlo (y muere). Como tampoco lo son quienes se encuentran en un estado contemplativo sobre la transición de uno a otro.
Entonces para no caer en el error ¿estamos seguros de aquél viejo dicho de Heráclito, luego tomado por Platón que dice: “En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos]”?
Porque —creo, no se si estamos todos de acuerdo— hay algo un poco más complicado que la vanidad, el desorden, el egoísmo, la soberbia, y el deseo humano sobre esta cuestión de los cambios. Hay algo mucho más enmarañado —llámenlo funesto (sincronismo fatídico)—, que alcanzaría a todas las especies. Pero no quiero entrar mucho en ese tema, sino más bien ir escudriñando con el dedo. Abriendo un agujerito en el hecho de que la escritura es considerada una “tecnología cognitiva”. Y como toda tecnología, en el momento que se introdujo en la ‘humanidad’ no se puede negar que hubieron algunos que la manejaban y otros que no.
Ahora ¿la tecnología no está cambiando?¿no se está modificando el ambiente?¿qué papel cumple el ser humano?
grismar: sí, es bastante “paradojal”
Saludos,
Pensándolo bien, Paulo, si lo vemos desde una suerte de efecto cuántico de lo social, más que paradojal podemos suponerlo metaforístico.
Padre Tiempo: Es bastante frecuente caer como un gil. He visto la inversa: "Debe a ver sido Fulano" entre tanta aberración leída en subtítulos de films y series, que constituyen un caso específico y alarmante. Puedo entender que un chacarero semianalfabeto escriba "se bende sanaoria" porque al fin de cuentas lo suyo es la agricultura y no la redacción publicitaria, pero que unos profesionales de la traducción y el subtitulado escriban lo que escriben... Tenés razón, es exactamente como en la democracia, ¡a esos riesgos me refería! Ajo, agua y saludos.
Maun: No me consta que utilices mal puntos, comas y acentos (¿será gracias a tu querida correctora?), pero doy fe de que tenés problemas con las eñes del español (ahí te dejo dos para copiar y pegar, jajaja). Gracias por la lectura. Un beso.
Grismar: A "mató mil man", ¿le falta la coma vocativa o refiere al record de un asesino serial?, jajaja. Los "q" o "xq" en unos apuntes son tan respetables como quien anota el recordatorio "pedro llamar"; ahora bien, hay quien envía ese texto tarzanístico por correo o celular y pretende que el receptor sepa de qué trata y qué hacer, o no. Los emoticones no joden cuando complementan la escritura (aunque en tal caso, suelen redundar, como bien señalás), pero muchas veces la sustituyen: quien apenas maneja cien palabras mal escritas, precisa usar emoticones como el perro precisa agitar su cola. Un beso.
Paulo:
Más allá de los baños que tomaran Heráclito, Platón, ellos mismos u otros, digo que la escritura es una tecnología cognitiva, sí, que en este momento de la humanidad algunos la manejan y otros no. La diferencia con los muy largos siglos (unos cincuenta) de amplísimas mayorías analfabetas es que hoy, en algunas regiones del planeta, todos creen que sí leen y escriben y además el Estado les provée de certificados al respecto. No me refiero a quienes con mucho esfuerzo apenas tuvieron la oportunidad de aprender a garabatear una carta sino a millones de privilegiados (por ejemplo como vos, yo y quienes han comentado acá), gente que ha tenido 15 o 20 años de supuesta formación en lectoescritura, a veces con título universitario y/o con empleos que exigen leer y escribir, a veces con responsabilidad en la conducción y/o formación de terceros, etc. La cuestión no es si el lenguaje cambia (sí, cambia) o si la escritura está al alcance de todos (no lo está); la cuestión es que una proporción creciente de quienes (se supone) leen y escriben no lee ni escribe, pero "la sociedad" (esa entelequia) cree y dice que sí. La cuestión es que jóvenes que promedian una carrera universitaria en ciencias sociales, no pueden leer un artículo de diez páginas y comprender lo que allí se dice y no pueden redactar un solo párrafo cuya coherencia permita ser leído. La cuestión es que un Tesorero afirma "recibiste la factura" cuando quiere preguntar si fue recibida; una alumna confirma "ya llego el profe" cuando quiere que le respondan si ya llegó y un fulano (con acceso a la restringida y aún elitista web) sostiene "no fui yo" cuando quiere afirmar que sí, fue él. Todo está cambiando y dudo que alguna vez no haya sido así, sólo que este cambio, creo yo, entorpece una comunicación por definición torpe y, me parece, pone en duda las funciones y resultados de la institución educativa, los índices estadísticos del deseable y necesario alfabetismo y la circulación social de unos saberes parciales y provisorios que no parecen estar siendo reemplazados por otros, mejores ni peores. Saludos.
Creo que, más allá de que sin duda la educación institucionalizada otorga chapa de conocimiento a quienes no lo tienen (cada día más), se trata de factores diferentes y convergentes. Del mismo modo que no entra en la ecuación aquel que apenas sabe garabatear unas pocas palabras, no es lo mismo quien no pone una coma porque no reconoce su existencia que quien decide que es innecesaria. Quien escribe "Ke T pasa" tiene conciencia de lo que escribe, del reconocimiento que tendrá, y necesariamente debe comprender la relación entre grafema/fonema y sentido. Quizás esa misma persona no entiende un texto, quizás sí (conozco de ambos), quizás es esa aceptación social que dice que está bien la que determina que lo consideren bien(de hecho ¿no es el reconocimiento social lo que le da "existencia" a todo?. Entre quien manda un sms que dice "ya llegó el profesor" y quien dice "yego el profe?" ¿quién comprende más el sentido de la comunicación? Creo, como vos, que la comunicación está en crisis, pero que la relación entre quienes producen un cambio voluntario y conciente (en una era que tiende a la minimización y practicidad extremas) y quienes sólo son arrastrados por él es siempre la misma, en toda la historia de la humanidad. Es un tema muy complejo, y da para varios tomos.
Un beso.
Sí, para varios tomos y varios dolores de cabeza.
—Maldito dedo...
Hay un juego que da cuenta de los múltiples sentidos que adquiere una frase con el uso de la puntuación que todavía me da vértigo.
Es la historia de Temocles.
Cuando Temocles, el guerrero fue a consultar con el oráculo de Delfos cuál sería su suerte, el oráculo respondió:
“Irás volverás nunca en la guerra perecerás.”
Según uno ponga los signos de puntuación, tenemos el poder divino de salvar a Temocles, de advertirle que no vaya a la guerra, de diagnosticarle una muerte certera.
“¿Irás? ¡Volverás! Nunca en la guerra perecerás.”
“¡Irás! ¿Volverás? Nunca, en la guerra perecerás.”
“Irás. Volverás nunca, en la guerra perecerás.”
Cada vez que me cuestiono el uso de un signo de puntuación, me imagino matando discursivamente a Temocles. Ante tamaña responsabilidad, peco, en un principio, poniendo comas demás. Luego, y gracias a diversas consultas, termino encontrando el equilibrio. Eso espero.
La semana pasada un alumno escribió una frase que daba, por lo menos tres, sentidos posibles.
Intenté, sin éxito, comentarle la historia de Temocles.
Ante mi observación, replicó: “Ahhh, pero el Word no me avisó”.
El uso de la herramienta de corrección del Word, da infinitos ejemplos para desistir cualquier tentación de utilizarlo. Entre las que recuerdo de este alumno:
“Asía” por “hacia”
“Hecho” por “echó”
“Último” por “ultimó”
Muchachos, la suerte de Temocles, pende de un hilo.
Estuve pensando un poco en todo esto, hasta confieso haberlo soñado —¿vieron esa sensación de quiste en medio de... bueno, de donde sea, pero que le recuerda a cada rato a uno el hecho de que haya aparecido por alguna razón en particular?—. Creo que indefectiblemente terminaremos volviéndonos locos. Tanta búsqueda en torno a la comunicación —no será una cuestión de...— ¿a que se deberá?. Por un lado tanta gente sumergida en una comunicación aparente, en un ir y venir de todos lados con frases sacadas de algún folleto de moda. Pero por otro lado, terminar profundizándonos en el pensamiento, en el razonamiento, tampoco lleva a ningún lado. Creo que somos testigos, en realidad, de que no hay tal cosa. Que podremos caer en el vicio de que sí lo hay, pero que muy en nuestro interior sabemos que no. Y por eso es que ya nos salimos fuera del ritmo de la colonia, y cada vez más fuera de la misma. Maldito dedo.. maldito agujero, maldita buena o mala vista.
El otro día escuché una frase que me dejó estúpido: “Vanguardia de intelectuales pobres” (pero con la intención de que así sea)
Tengo una amiga holandesa que habla un castellano magnífico. Alguna vez se le escapa un adjetivo femenino cuando tiene que ser masculino. Lo bueno de ella es que casi nos exige que corrijamos sin miedo sus cada vez menores fallos idiomáticos. Al final tendremos que aprender a amar nuestro idioma común a través de alguien foráneo. Saludos
Grismar: Comparto tu apreciación y entiendo la diferencia entre quien conoce y decide y quien no conoce ni puede decidir. Cuando se comparte un "código" común, el barbarismo, el neologismo, la mutilación, etc., comunican lo más bien; pero si no se comparte, el código es el de la lengua, su gramática y su sintaxis, o ninguno. Acabo de leer un texto que viene de perillas para distinguir el guiño casi íntimo entre pares de la lisa y supina ignorancia. Se trata del descargo de una Obra Social ante la Superintendencia que regula el sistema, está suscripto por una "Dra." que es asesora jurídica y apoderada legal de la Institución, constituye los folios 8 y 9 de un documento público altamente formal y está escrito para el reverendo ojete. Es página y media en la cual la "Dra." pone algunos acentos al azar, apela a sintaxis incomprensibles y abusa de gerundios mal usados; entre otras cosas, dice: "El paciente no estaba en condiciones de ser internado ignorando el profesional interviniente quien es el medico privado". No voy a extenderme en las lecturas posibles según dónde se coloquen tildes y comas ausentes en el original. Como la nota incluye, además, errores de tipeo, cabe también pensar en la sustitución de "ignorando el profesional" por "ignorando al profesional", etc. La Superintendencia, mediante otro documento con varios errores pero casi legible, dice: "Frente a […] la manifestación poco clara de los hechos por parte del agente del seguro…". Dicho en cristiano: una abogada bruta, escribe horrible y si escribe horrible, no se le entiende. Un beso.
Floresta: Gracias por la visita y la lectura. Muy buena la historia del oráculo y el pobre Temocles, no la conocía. Me acordé de un ejemplo didáctico muy antiguo que, por suerte, no amenazaba la vida de nadie:
-He discutido con un camarero de restaurante.
-¿Por qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?
-Porque cuando donde como atienden mal, me desespero.
El corrector de Word puede brindar alguna ayuda a quien tiene algún criterio y ninguna a quien no lo tiene. Es como una navaja: útil herramienta en manos del peluquero; peligro supremo en poder de un mono. Saludos.
Paulo: Si vos lo decís, ha de ser así, qué sé yo. Te deseo próximos sueños más felices.
Vitore: ¿No se dice "amiga holandeso"?, jajaja. Interesante caso porque cuando se estudia una lengua foránea, se estudia su gramática. En cambio, cada vez es más raro que alguien estudie la gramática de su lengua materna: se la habla (obviamente) sin necesidad de ir a la escuela y se la escribe más o menos, al tuntún, literalmente "a la que te criaste". Me resulta curioso en aquellos casos en que el sujeto en cuestión ha leído miles y miles y miles de páginas (ver el caso de la "Dra." mencionada ut supra), porque se aprende más y mejor por imitación que por estudio exhaustivo de las reglas. Claro que todo depende de qué se imita… Un abrazo.
Bueno, desde ya que esperaba otra respuesta. Principalmente, partiendo de que no se puede tomar una afirmación tan trucada de mi parte. Por otro lado, confirma en cierta manera el juicio que puedas dar de las cosas. Me refiero en preferencia al comentario de cinzcéu, ya que en parte se nota a buena manera la calidad que existe respecto de los comentarios de grismar. Por otro lado, tampoco soy quién para dar ciertos juicios. Y desde ya que —en una voz materna—, quizás (podría ser bien reproducida por unos cuantos de nosotros): "Pero cinzcéu, de repente tanta arrogancia ¿un blog tan simple, con cosas tan complicadas, pudo transformarte en algo tan poco sensible? Perdón, pero que la intención no sobrepase tu capacidad de razonamiento. Sobre todo por el dejar pasar una declaración de un desconocido tan al azar. La verdad, esperaba un poco más de tacto. No puedo decir, ahora, que tu criterio preceda a las criticas que puedas escribir respecto de algún tema. Una lástima. De repente alguien tan complicado resulta ser tan simple. O quizás sea una cuestión de complejos, pero ya no podría profundizar tanto en algo que desconozco.
Adiós, mezquino peregrino.
Salud,
Paulo:
Me agarrás paciente y al pedo, por lo que voy a responder con cierta amabilidad a tu insultante comentario. Creo, en primer lugar, que tenés un problema de comunicación y confundís espacios, medios y géneros: ya lo hemos dicho, esto no es un foro. Segundo, tenés un problema de narcisismo porque aún si fuese un foro, no podrías pretender que gire en torno a vos, a tus palabras y a tus intereses. Como esto es un blog que coedito con Grismar y soy el autor de esta entrada, me permitiré responderte en extenso, básicamente porque se me canta y no porque te deba absolutamente nada.
En un artículo que explicita: "No soy de los que se alarman por la intrusión de neologismos o palabras foráneas en nuestro flexible castellano que, como toda lengua, no es más que un compendio históricamente inestable de términos", empezaste comentando: "¿Por qué aferrarse al pasado? [...] ¿cuánto podremos luchar por la melancolía del pasado, de los valores?", es decir, deslizaste que el artículo se quejaría de lo que no se queja. Redundé en mi respuesta: "No me interesa aferrarme al pasado ni luchar por la melancolía de los valores". Entonces confesaste (y te dejé pasar): "tampoco era una cuestión tan personal. Más bien como un llanto en un rincón. Como hablar solo mientras camino por la calle".
Estimado Paulo, este no es un rincón para llorar ni un espacio para hablar solo, pero de todos modos, si te duele la pérdida del pasado y sus valores, por favor no me endilgues el dolor a mí, es decir, no me uses. Luego te regodeaste con total libertad en la transcripción de citas de autor y volviste a comentar acerca de Heráclito, Platón y otros bañantes para cerrar con: "¿la tecnología no está cambiando? ¿no se está modificando el ambiente? ¿qué papel cumple el ser humano?". ¿Son propuestas de tema para un programa periodístico de divulgación filosófica?
Volví a responder, no a tus legítimas dudas radicales sino en función de los temas del artículo. Y volvés a la carga sin retomar una sola de mis palabras, hablando de lo tuyo, llorando en tu rincón, solitario por la calle... y decís haber estado pensando y soñando pero hablás en un plural que no sé si me incluye como par, como lector o como qué. Y (mirá vos) te respondo. Pero, claro, no te respondo ni lo que pretendías ni en la extensión que querías, entonces te enojás y me insultás. Aquí, en un espacio que, con Grismar, abrimos al comentario pero no a la prepotencia, al capricho ni al desplante infantil.
Voy a pasar por alto las primeras frases de tu último "comentario" porque no se entienden. Te referís a mi comentario "ya que en parte se nota a buena manera la calidad que existe respecto de los comentarios de grismar". En parte, las pelotas: la calidad de los comentarios de Grismar es completa. ¿Opinás que la calidad de los míos es inferior? Es muy posible que tengas razón pero también -cito tus palabras- no sos "quién para dar ciertos juicios", máxime cuando son totalmente gratuitos.
Te dirigís a mí en una "voz materna" que podría ser "reproducida por unos cuantos de nosotros". ¿Quiénes son "nosotros"? ¿Vos sos como mi vieja? Desde esa voz materna pero asignada a un colectivo incierto, me acusás de arrogancia. ¿Te referís a que no respondo como a vos se te canta a cada cosa -de insospechable deriva- que se te ocurre plantear acá, en un espacio que yo, y no vos, sostengo y coedito? Con la misma voz materna y colectiva me acusás de haberme transformado en "algo tan poco sensible". ¿Haberme transformado?, ¿cuándo?, ¿en "algo"?, ¿una cosa?, ¿sensible respecto de qué?
Mi capacidad de razonamiento, te cuento, es relativamente buena. No sé dónde mediste la tuya pero me tiene sin cuidado: realmente no estoy pendiente ni sueño con los temas que venís a proponer. Por otro lado, ¿no era que "terminar profundizándonos en el pensamiento, en el razonamiento, tampoco lleva a ningún lado"? Y si dejo pasar "una declaración de un desconocido" (¡a la pucha!, una declaración, pónganse de pie, che) será porque, quizás, la juzgo de baja capacidad de razonamiento. O también puede ser porque me nefrega, no estoy seguro.
Como la lectura de lo que se escribe te resulta difícil o tediosa o inútil, preparás el terreno para cuestionar, ofendido e insultante, a personas que confesás desconocer. Todo porque te respondo: "Si vos lo decís, ha de ser así". Hubieras preferido que dijera: "Che, atiendan todos lo que dice Paulo".
Por último, me cuesta entender qué carajo hacés publicando 7 (siete) "comentarios" al artículo de un tipo como yo, que hace comentarios de baja calidad, arrogante, tan poco sensible, con baja capacidad de razonamiento, sin ningún tacto ni criterio y quizás afectado por complejos. Para colmo, en un blog "tan simple, con cosas tan complicadas", lo que me suena a insulto al propio blog. Que es un espacio que se te ofrece amablemente pero no estás invitado a usurpar ni manipular, recordalo.
Por lo tanto, estimado Paulo, te ruego encarecidamente que medites, reflexiones y, en la medida de lo posible, no vuelvas a comentar mis artículos con el fin de imponer tus reflexiones oníricas desligadas de los temas, descalificarme sin esgrimir un sólo argumento y/o insultarme en el vano intento de tener la última palabra y cerrar un soñado diálogo que, la verdad, nunca tuvo lugar.
Saludos.
Paulo: esto me trae recuerdos, así que encenderé un cigarrillo antes de responderte. Ya sé que no te dirigís a mí, y de hecho poco me queda por decir después de lo dicho por Cinzcéu, pero no sólo me incluís en tu comentario sino que lo usás para agredir a mi compañero y a mi blog, lo cual me despierta un par de genes de sangre gitana. Hablando de lecturas y escrituras (que es de lo que se hablaba ¿o no?) hay algo bastante confuso en tus palabras. Cinzcéu leyó tu "Me refiero en preferencia al comentario de cinzcéu, ya que en parte se nota a buena manera la calidad que existe respecto de los comentarios de grismar" como un juicio de valor que descalificaba los suyos, yo puedo leerlo así, pero lo leí a la inversa, aunque también admite una tercera lectura como comparación entre respuestas (la dada a mí y a vos), pero esto ya sería un toque de histeriqueo válido para Pelito, no para adultos pensantes en un blog donde se tocan temas, no personas. Como sea, no me quita el sueño el juicio de calidad de cualquier otro.
Me hice la misma pregunta que Cinzcéu ¿quién es ese "nosotros" al que te referís como si fueses el emergente, la voz cantante, de algún colectivo? ¿los demás lectores? ¿los demás comentaristas? ¿el resto de la humanidad? Y yo que pensaba que cada cual hablaba por sí mismo. Disculpame si soy brusca, pero hay algo muy adolescente en sugerir un abstracto universo de seguidores para sostener una idea propia.
¿Cuál es la arrogancia de Cinzcéu? ¿haberte respondido cada comentario amablemente pero no haberte seguido el ritmo y el juego hasta que vos decidieras? No sé por qué no podés decir, ahora, que su criterio preceda a las críticas que pueda escribir respecto de algún tema. Que su criterio, que siempre precede a lo que escriba (como en todos) no sea compatible o acuerde con el tuyo no lo hace un no criterio. ¿Dónde está la arrogancia cuando alguien descalifica a otro sólo porque no responde lo que quiere que responda?. Bueno, estoy redundando, ya que la voz nada materna de Cinzcéu bien podría ser reproducida por mí.
Saludos en tu peregrinaje.
http://www.pagina12.com.ar/diario/espectaculos/6-2711-2002-03-10.html
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