jueves, julio 31, 2008

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Hace año y pico sentimos orgullo ajeno por la recuperación de identidad del Nieto N° 86 y hace poco más de dos años nos maravillamos por el encuentro con el Nieto Nº 82.
Dos años en los cuales el nombre de Abuelas de Plaza de Mayo no fue titular de ningún medio masivo, apenas una mención aquí o allá por su presencia -y por su uso y por su abuso- en algún acto y, en menor medida, en los juicios a los genocidas o en sus convocatorias a la prensa para comunicar la aparición, reconocimiento y recuperación de un nuevo Nieto.
Dos años, y diez nuevas identidades recuperadas. A pocas horas de un nuevo juicio a Jorge Rafael Videla, de haber escuchado a ese despojo de humanidad -al que un "hijo de puta" le queda tan chico- llamado Luciano Benjamín Menéndez y del extraño y simple modo en el que un represor como Julián Angel Corres logró evadirse y está hoy libre, sin que los medios hayan hecho centro en la noticia, reduciéndola, a lo sumo, a un caso de aparente negligencia policial sin mucha relación con la actualidad política.
Diez nuevas identidades que son diez vidas nuevas, multiplicadas en cientos de familiares, amigos, alegrías y esperanzas para aquellos que aún buscan. Noventa y dos vidas rescatadas de la oscuridad en la que sus apropiadores las sumergieron por el trabajo incansable, insobornable, de las Abuelas que jamás perdieron de vista el objetivo.
Los medios difundieron la noticia, la conferencia de prensa o la escueta información, algunos cerraron con alguna frase cortés de compromiso (mediático) y pasaron a temas más importantes, como el conflicto comercial que gira en torno a Lionel Messi, enfocado en su deseo y su destino. Apenas algunas frases corteses que en algún caso resultan ofensivas, como la de un conductor del noticiero de la tarde de C5N que consideró que "es una suerte haber hallado otro nieto", como si la suerte tuviese incidencia relevante en el proceso.
Hace algo más de dos años nos maravillamos y hace uno y pico sentimos orgullo ajeno, y hablamos de dignidad y respeto, multiplicados en cada Nieto recuperado. Dignidad y respeto que no se olvidan entre uno y otro, porque cada día, cada instante, hay una Abuela y un Nieto trabajando por quienes aún continúan apropiados, por devolverles su identidad original y una parte de su memoria: esos aspectos fundantes de la vida humana, esos reclamos irrenunciables de la vida social.
Seguramente mañana los medios informen nuevos números, noventa y tres, noventa y cuatro, cien, con menos interés del que pusieron para enumerar los días del "paro del campo", y algunos, sólo algunos, comprenderán la magnitud de todos y cada uno de esos números y, detrás, podrán ver la inagotable claridad con que las Abuelas siguen atravesando la tormenta.

domingo, julio 27, 2008

Aguante la amistad

El último post de Patricio Bazán, "Friends will be Friends", y sus comentarios, me incitaron a escribir uno. En principio era sólo un comment en su blog, pero comprendí que sería un abuso por su extensión. Podría haber apelado al poder de síntesis, pero cuando se tienen ganas de escribir, se escribe.
Un par de veces viví experiencias similares a la que relata en un comentario, reencuentros con ex amigos, compañeros o algo en los cuales el nombre y recuerdo de alguien no corresponde con quien tenemos adelante (tampoco nosotros somos quien ellos recordaban), especialmente con quienes no veíamos desde la adolescencia y más que reencuentros parecen remakes, quedando la sensación de que muchos de ellos pretenden ser aún aquel adolescente gritón, hormonal y adrenalítico, aunque con unas décadas de más resulte un tanto patético.
En su comentario Patricio se refiere a los "amigos" virtuales y recuerdo haber tenido la misma sensación en reencuentros con gente con la que me comunicaba por mail o chat, especialmente salas de chat en las cuales alguna vez me sentí cómoda y parte, y al regresar después de un tiempo me pregunté cómo podían seguir con las mismas charlas, las mismas jodas, los mismos jajaja que me hacían dudar de que alguien realmente se estuviese riendo.
Supongo que en esas reuniones juega mucho el querer volver a ser quien y quienes ya no se es, pero lo que en realidad me quedó picando del post de Patricio (y cada vez que lo escucho/leo) es el término "amigo".
Reconozco que mi relación con la amistad ha sido varias veces del tipo "síganme, no los voy a defraudar" por lo que me cuesta bastante confiar en su existencia y, por lo mismo, es una relación que valoro y respeto mucho y me molesta ver cómo se la bastardea. No Patricio, por supuesto, ni casi todo aquel que habla de ella (con excepciones, claro), más bien se trata de un bastardeo de origen.
La culpa es de la lengua. Según la Real Academia, amistad es "afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato". Según yo, además de que jamás es "desinteresado" (otro término bastardeado) ya que siempre implica un interés, y de que se aplica a otras relaciones (de pareja, por ejemplo), no es lo que nos une con tantos a los que alguna vez llamamos "amigo". De hecho yo tengo un afecto personal, puro y desinteresado que nació y se fortaleció con el trato con muchos a quienes jamás llamaría amigos, hasta con el kiosquero (no es peyorativo, es un gran tipo). También con algunos blogger que leo y valoro, de un modo distinto al que se puede valorar un buen libro porque se da aquello de "compartido...se fortalece con el trato", y aunque en ambos casos, libros y blogs, "son lo que escriben y uno los elige así" (Patricio dixit) nadie llamaría amigo a Cortázar, porque no suele respondernos.
El problema es que no se inventó la palabra adecuada, aunque todos sabemos que cuando requerimos un amigo lo buscamos en un ámbito personal, íntimo y privado.
Término bastardeado que usamos como explicación para poner la relación en un nivel más bajo que otras, diciendo que alguien, por ejemplo, es "sólo" un amigo, por aquello de dejar la sexualidad de lado (aunque no conozco relación de pareja que sobreviva mucho sin amistad). Por alguna razón nadie se ofende si le dicen que es ex-pareja, cuando eso es lo que es, pero llamar "ex-amigo" a alguien aunque no lo veamos hace treinta años suena ofensivo, en todo caso es un viejo amigo al que no vimos en mucho tiempo, pero ¿no era que se fortalecía con el trato? ¿no es que las re-uniones suelen mostrar que ya no somos los que éramos? Para pasar a la categoría de ex-amigo debe mediar una discusión, no hay separaciones amistosas (paradójicamente).
Apelamos a un arsenal de epítetos, descripciones o aclaraciones del tipo "es un amigo de verdad" (¿los otros serán de mentira?), o caemos en un agujero negro para definir a quienes son algo más que conocidos, pero sin llegar a ser amigos. Sino, simplemente, llamamos a todos del mismo modo, tanto al que no vemos hace años (ni tenemos interés en hacerlo) pero cuando nos encontramos está todo bien como al compañero de trabajo con quien también compartimos un café aunque jamás llamaríamos cuando estamos bajoneados, al que estuvo al lado para sostenernos cuando nos caíamos y al que se acordó de llamarnos en un cumpleaños, aquel con quien contamos para llorar de risa o de angustia y aquel con quien podemos llorar de risa. Pero no es culpa nuestra, no hay palabras que ubiquen un espacio vital para cada uno.
Por principio desconfío de cualquiera mayor de 25 años que dice tener decenas de amigos, no desconfío de él, sino que sospecho que hablamos en distinto idioma.
Por principio también me siento incómoda cuando alguien se refiere a mí como "mi amiga" cuando yo no siento serlo, pero como de hecho soy mi única incondicional amiga no dudo en decirme que tales extremos son sólo productos de mi historia y no leyes universales.
Quizás todos aquellos a los que se llama amigos, con quienes compartimos buenos momentos, complicidades, afecto y respeto son en realidad amigos, y lo que no existe es un término para esa otra relación única y profunda de confianza, apertura, vulnerabilidad, empatía, simbiosis, entrega, que con mucha suerte alguna vez en la vida logramos.
Entre el millón de amigos que quería Roberto Carlos y el amigo que no está del Tema de Pototo hay varios abismos. Según los abismos de cada uno lo que ve es simple garúa o definitivo diluvio.

miércoles, julio 16, 2008

El mono tremendo

-Anoche tuve un sueño, doctor.
-Ajá.
-¿Sabe? Cuando yo era chico, muy chico, vivía a pasos de Plaza Congreso. A veces mis padres me llevaban a darle de comer a las palomas. En el sueño yo era grande, adulto, pero alguien me llevaba de la mano. Íbamos por la calle Yrigoyen pero el que me llevaba me mentía: "Vamos por Perón". Era un mono alto, bastante bizco, que hablaba raro, marcando las eses. Y se nos cruzaban simios extraños que me decían al oído: "Evita, evita ir por Perón". El que me llevaba de la mano me decía: "Vas a ver las palomitas" pero cuando llegábamos a la Plaza había mucha neblina y apenas se veían unos monos que bailaban. Yo le decía: "Son gorilas en la niebla".
-Gorilas en la niebla.
-Y al alzar la vista me daba cuenta de que me llevaba de la mano un mono enorme, una especie de King Kong.
-King Kong.
-Entonces miraba alrededor y me daba cuenta de que estábamos en Palermo, justo enfrente del Jardín Zoológico. Y había un escenario inmenso y arriba del escenario, había doce monos.
-Doce monos.
-Sí, (no repita todo por favor, me escucho lo que digo) que bailaban. El escenario estaba montado sobre las escalinatas del edificio del Congreso. Yo pensaba que el Congreso no está en Palermo mientras el mono que me llevaba de la mano gritaba y enronquecía. Entonces, me soltaba de su mano y corría, y corría, y la monada aplaudía, bailaba y vociferaba. Hasta que un gorila me alzaba y les decía a todos: "Gracias, gracias, el pibe está conmigo". Era un mono que lucía no (por favor, no repita, está de más) sólo cabello muy blanco sino un peinado aplastado; me toqueteaba y me decía: "Ahora vamos a un barrio nuevo, donde vivíamo' ya no".
-¿Dónde vivía Moyano?
-No, ya no, a un Barrionuevo.
-Ajá.
-Entonces volvía a aparecer el mono bizco con otro simio moreno y unos cuantos monitos progresistas que danzaban al grito de: "Gorila puto, vas a pagar las atenciones del gobierno popular", me arrancaban de los brazos del mono toqueteador, me manoseaban a lo loco mientras me arrastraban hacia una elevación de la Plaza Congreso, me metían en una carpa y me decían: "Esto es un secreto en la montaña".
-Secreto en la montaña.
-Sí (cortelá un poco con la cuestión cinematográfica, ¿ok?). Y ahí me desperté.
-¿Y qué asocia con esto?
-En primer lugar, me parece que está claro que por la plata baila el mono.
-Ajá.
-Y creo que cualesquiera sean los monos que ganen a los otros monos, me van a terminar rompiendo el culo.
-Eso podría estar expresando fantasías homosexuales no asumidas con fuertes componentes de una zoofilia reprimida.
-Sin duda, podría, pero también podría ser una lectura política sostenida por medio siglo de experiencia nacional.
-Y popular.
-Y popular, es cierto.
-Es curioso que en esta sesión no haya mencionado la lluvia.
-Me extraña, doctor: todos esos monos no son más que una metáfora de la fuerte lluvia que va a caer.
-Ajá.