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Hace año y pico sentimos orgullo ajeno por la recuperación de identidad del Nieto N° 86 y hace poco más de dos años nos maravillamos por el encuentro con el Nieto Nº 82.
Dos años en los cuales el nombre de Abuelas de Plaza de Mayo no fue titular de ningún medio masivo, apenas una mención aquí o allá por su presencia -y por su uso y por su abuso- en algún acto y, en menor medida, en los juicios a los genocidas o en sus convocatorias a la prensa para comunicar la aparición, reconocimiento y recuperación de un nuevo Nieto.
Dos años, y diez nuevas identidades recuperadas. A pocas horas de un nuevo juicio a Jorge Rafael Videla, de haber escuchado a ese despojo de humanidad -al que un "hijo de puta" le queda tan chico- llamado Luciano Benjamín Menéndez y del extraño y simple modo en el que un represor como Julián Angel Corres logró evadirse y está hoy libre, sin que los medios hayan hecho centro en la noticia, reduciéndola, a lo sumo, a un caso de aparente negligencia policial sin mucha relación con la actualidad política.
Diez nuevas identidades que son diez vidas nuevas, multiplicadas en cientos de familiares, amigos, alegrías y esperanzas para aquellos que aún buscan. Noventa y dos vidas rescatadas de la oscuridad en la que sus apropiadores las sumergieron por el trabajo incansable, insobornable, de las Abuelas que jamás perdieron de vista el objetivo.
Los medios difundieron la noticia, la conferencia de prensa o la escueta información, algunos cerraron con alguna frase cortés de compromiso (mediático) y pasaron a temas más importantes, como el conflicto comercial que gira en torno a Lionel Messi, enfocado en su deseo y su destino. Apenas algunas frases corteses que en algún caso resultan ofensivas, como la de un conductor del noticiero de la tarde de C5N que consideró que "es una suerte haber hallado otro nieto", como si la suerte tuviese incidencia relevante en el proceso.
Hace algo más de dos años nos maravillamos y hace uno y pico sentimos orgullo ajeno, y hablamos de dignidad y respeto, multiplicados en cada Nieto recuperado. Dignidad y respeto que no se olvidan entre uno y otro, porque cada día, cada instante, hay una Abuela y un Nieto trabajando por quienes aún continúan apropiados, por devolverles su identidad original y una parte de su memoria: esos aspectos fundantes de la vida humana, esos reclamos irrenunciables de la vida social.
Seguramente mañana los medios informen nuevos números, noventa y tres, noventa y cuatro, cien, con menos interés del que pusieron para enumerar los días del "paro del campo", y algunos, sólo algunos, comprenderán la magnitud de todos y cada uno de esos números y, detrás, podrán ver la inagotable claridad con que las Abuelas siguen atravesando la tormenta.
Dos años en los cuales el nombre de Abuelas de Plaza de Mayo no fue titular de ningún medio masivo, apenas una mención aquí o allá por su presencia -y por su uso y por su abuso- en algún acto y, en menor medida, en los juicios a los genocidas o en sus convocatorias a la prensa para comunicar la aparición, reconocimiento y recuperación de un nuevo Nieto.
Dos años, y diez nuevas identidades recuperadas. A pocas horas de un nuevo juicio a Jorge Rafael Videla, de haber escuchado a ese despojo de humanidad -al que un "hijo de puta" le queda tan chico- llamado Luciano Benjamín Menéndez y del extraño y simple modo en el que un represor como Julián Angel Corres logró evadirse y está hoy libre, sin que los medios hayan hecho centro en la noticia, reduciéndola, a lo sumo, a un caso de aparente negligencia policial sin mucha relación con la actualidad política.
Diez nuevas identidades que son diez vidas nuevas, multiplicadas en cientos de familiares, amigos, alegrías y esperanzas para aquellos que aún buscan. Noventa y dos vidas rescatadas de la oscuridad en la que sus apropiadores las sumergieron por el trabajo incansable, insobornable, de las Abuelas que jamás perdieron de vista el objetivo.
Los medios difundieron la noticia, la conferencia de prensa o la escueta información, algunos cerraron con alguna frase cortés de compromiso (mediático) y pasaron a temas más importantes, como el conflicto comercial que gira en torno a Lionel Messi, enfocado en su deseo y su destino. Apenas algunas frases corteses que en algún caso resultan ofensivas, como la de un conductor del noticiero de la tarde de C5N que consideró que "es una suerte haber hallado otro nieto", como si la suerte tuviese incidencia relevante en el proceso.
Hace algo más de dos años nos maravillamos y hace uno y pico sentimos orgullo ajeno, y hablamos de dignidad y respeto, multiplicados en cada Nieto recuperado. Dignidad y respeto que no se olvidan entre uno y otro, porque cada día, cada instante, hay una Abuela y un Nieto trabajando por quienes aún continúan apropiados, por devolverles su identidad original y una parte de su memoria: esos aspectos fundantes de la vida humana, esos reclamos irrenunciables de la vida social.
Seguramente mañana los medios informen nuevos números, noventa y tres, noventa y cuatro, cien, con menos interés del que pusieron para enumerar los días del "paro del campo", y algunos, sólo algunos, comprenderán la magnitud de todos y cada uno de esos números y, detrás, podrán ver la inagotable claridad con que las Abuelas siguen atravesando la tormenta.
1 comentarios:
Por desgracia el Nieto nº1 seguro que fue una noticia de primera página. Esto de "acostumbrarse" al goteo de Nietos como si fuese esa "suerte" de la que hablaba el periodista de C5N, me recuerda; desgraciadamente; a la "costumbre" de escuchar los muertos diarios en un atentado suicida en Bagdad. Está claro que nos "acostumbramos" enseguida a las buenas y malas noticias y solo nos revuelve el alma algún trueno o alguna nube amenazadora. Abrazos repartidos a Los que acá dicen.
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