Karmagedón
La “violencia escolar” es tema recurrente últimamente, aunque no es nuevo.
Ahora, un par de detalles. Los docentes no pueden ejercer ningún tipo de fuerza física sobre un alumno (mucho menos pegarle, obviamente), aunque en muchos casos es la única forma de detener un ataque. Pero luego esta misma fuerza física es usada por los padres de los alumnos agresores para acusar a esos docentes, y embarrar la cancha.
Más de una vez fui testigo de padres “incondicionales” de sus hijos, donde esta incondicionalidad no corresponde con el rol de padre, sino con aceptación y defensa absoluta del hijo. Si le pegaron a otro, si encima lo hicieron cobardemente entre varios, la culpa la tiene el otro.
Por otro lado, la escuela no puede expulsarlos ya que tanto EPB (Escuela Primaria Básica) como ESB (Escuela Secundaria Básica), los nuevos engendros educativos post EGB-Polimodal (siempre cambios de forma) son obligatorios, y los alumnos lo saben. Un acta, en el peor de los casos una suspensión... impunidad total.
Muchas veces ese “otro” culpable es el propio docente, porque se atrevió a sancionar a un hijo.
Hoy el diario “Hoy” informa de un nuevo ataque, esta vez de una madre sobre una docente. Tampoco es el primero, sólo que el 99% no salen en los diarios.
Madres completamente sacadas pegándole a una maestra no es una escena inédita. Y también la otra cara de lo mismo, la que jamás sale en un medio pero existe: el padre que amenaza al dueño de un colegio privado con sacar a su hijo, alumno-cliente, del mismo, si no “toman medidas” contra algún docente que, quizás, se atrevió a aplazar al pequeño desamparado. Y, peor aún, dueños de colegios privados muy caros que le dicen a ese padre que se quede tranquilo, que “no volverá a ocurrir”.
“La violencia ocurre en los patios, las aulas, la vereda de las escuelas, pero también en otros espacios. Hoy, la tecnología la reproduce por email, mensajes de texto, messenger, páginas web difamatorias, blogs y videos online” dice el diario Hoy. Parece tener sentido, resulta que hoy la gente se comunica a través de email, sms, messenger y otros espacios, antes pintaban las paredes, hacían cadenas de cartas, dejaban un cartel en el pizarrón, o el viejo y nunca olvidado boca a boca.
“Las escuelas ya no permiten el uso de celulares o cámaras no sólo por no formar parte del material educativo sino que también porque ‘pueden ofender a los docentes’ o, lo que es peor, ‘invadir la privacidad de los profesores’” continúa Hoy. ¿”Ya” no permiten? Que yo sepa nunca estuvo permitido, pero no porque puedan usarlos para “ofender” al docente, de hecho los he visto mucho más usándolos para copiarse en un examen (mandándose sms entre ellos o con alguien en el exterior de la escuela, poniendo el celular en modo vibrar para que no los escuchen, y otros métodos que hablan muy bien de la inteligencia y astucia de los chicos). Respecto al “invadir la privacidad de los profesores” cuando se refieren al uso de las cámaras por los alumnos, suele tratarse de videos de clases dadas (he visto algunos), y esas clases no son ámbito privado de un docente, de hecho algunas veces, al mejor estilo de las grabaciones de cámaras ocultas aceptadas por la ley en muchos juicios penales, son usadas por los alumnos para sostener una queja contra un docente. Si se refieren al uso de cámaras para, efectivamente, invadir la privacidad de un docente, ya no se trata de algo controlado o regulado por una escuela, ya que no se produce el hecho dentro del establecimiento.
Y como si fuese poco, remata: “Juan Carlos Bolponi, psicólogo social, sostuvo ante Hoy: 'Los chicos son violentos en las aulas o a través de la web porque son educados en la violencia familiar o porque consumen violencia desde la televisión o los videojuegos' ".
“Violencia en la cancha”, ampliada luego a “violencia en el fútbol”, “violencia escolar”, y otras tantas, son tema corriente. Y los demonólogos de siempre insisten en acusar a la TV, cine, Internet o videojuegos.
El origen de la violencia es un tema complejo de estudio de la antropología, sociología, psicología, y otras ciencias, y ninguna de ellas por sí misma puede dar una respuesta definitiva. Cada gobierno la usó y abusó de ella desde el rol de víctima y victimario, a conveniencia. Demonios, alcohol, drogas, medios, siempre hay un culpable externo, cuando se trata de explicarla. Condena sin justificación cuando se trata de sufrirla.
Jamás me sentiría capacitada para concluir algo al respecto, sólo sé que el doble discurso de intentar hacer cargo a alguien de sus actos mientras se lo justifica por causas más profundas no sirve de nada. Con ese criterio dejemos en paz a Patti o a Videla, porque la violencia está antes que ellos, ellos sólo la ejercieron. Con ese criterio, también, debería dejar a mi hijo en paz cuando me responde “soy adolescente así que puedo ser boludo”.