miércoles, noviembre 29, 2006

Adonde vayan los iremos a buscar

El nombre Rodolfo González Conti es para miles desconocido, y muchos se enteraron de su existencia gracias a los escraches organizados por H.I.J.O.S , quienes, fieles a su nombre, Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, no permiten olvidar, silenciar ni ignorar.
Rodolfo González Conti es el ex director de Seguridad de la Policía Bonaerense del Proceso y tenía bajo su mando unos veinte centros de detención clandestina, la mayoría en La Plata, donde aún vive.
Arana, el Pozo de Quilmes, la Comisaría Quinta, tres de los más oscuros centros de tortura y asesinato contaban con su presencia casi diaria en algunos años de la década de los 70. Se lo acusa de ser el responsable del secuestro, tortura y desaparición de más de diez mil personas, y fue procesado por los crímenes en la nefasta Comisaría Quinta, lugar en el cual, entre otros cientos, estuvo detenido Jorge Julio López. Fue condenado a prisión domiciliaria, beneficio que la mayoría de los genocidas del Proceso goza. Se lo relaciona con la desaparición de Jorge López y no suena para nada inverosímil, ostenta una impunidad que sugiere que aún tiene poder.
Rodolfo González Conti era el Director de Seguridad de la Policía Bonaerense en 1977/78, y es el responsable directo de los secuestros perpetrados en La Plata en esos años, secuestros como el de Pablo.
Rodolfo González Conti viola su arresto domiciliario sistemáticamente, en algunos casos, cuando los propios vecinos lo encaran, burlándose de ellos. Goza de una guardia policial permanente en su "prisión", la cual es pagada por todos los que vivimos en la provincia de Buenos Aires.
HIJOS, junto a varias agrupaciones de Derechos Humanos, escracha sistemáticamente su domicilio. El objetivo es claro, no permitir que pase desapercibido, no permitir que quede impune, hacer ruido allí donde es necesario mirar para evitar que las reiteradas denuncias queden cajoneadas en algún despacho judicial.
Ayer los miembros de HIJOS llegaron hasta la esquina del domicilio de González Conti para realizar un nuevo escrache, el cual habían informado previamente, y se encontraron con vallas que les impedían el paso y un enorme operativo policial que protegía el domicilio del represor por orden del juez federal Arnaldo Corazza. La orden era evidentemente reprimir, ya que las decenas de policías apostados detrás de sus escudos comenzaron a lanzar gases y balas de goma a los manifestantes cuando estos no habían llegado aún a las vallas.
Las consecuencias directas son una veintena de manifestantes heridos, la mayoría por balazos de goma, dos de ellos de gravedad.
Los medios hablan de policías heridos por piedras y un par con quemaduras por bombas molotov. Los medios no hablan de defensa ante un ataque, sino de "enfrentamientos".
Los medios hablan de protección a la propiedad privada por parte de la policía, no hablan del caracter público de ese domicilio convertido en "cárcel".
Los medios hablan de "escraches" como de berrinches de un grupito de revoltosos, no hablan de la necesidad de mantener activa la memoria ni de lo rápido que se cae en el olvido cuando nadie dice nada.
No hablan de los logros de esas Madres que comenzaron su "escrache" dando vueltas en una plaza. Ni de esas Abuelas que, sin perder de vista la necesidad de mantener una metodología política clara en pos de la recuperación de sus nietos, apoyan todos y cada uno de los escraches de los Hijos de sus Hijos.
Ayer la metodología fascista cada día más instalada dio una nueva demostración de su accionar, ayer intentaron decirnos que no van a permitir que la memoria grite, que no van a permitir que se perturbe la paz de los asesinos.
La respuesta de HIJOS, Madres, Abuelas, y, quiero creer, necesito creer, de millones más, es un mismo grito que no van a callar: adonde vayan los iremos a buscar.

sábado, noviembre 18, 2006

Sin comentarios

Tras leer el post de Cinzcéu varias veces, preguntándome qué podría comentar, llegué a una conclusión: no puedo comentar nada. Todo era demasiado pequeño, pobre, y no aportaba nada a su texto, o bien derivaba a otros rincones del mismo tema, extendiéndose mucho más allá de lo razonable para un simple comment.
Decidí entonces "comentar"- derivar posteando.
Debería comenzar con una opinión sobre su post que se resumiría en "acuerdo en todo lo que decís aunque no del todo con algunos tonos", una eterna discusión interna que por suerte perdura (sería insufrible no tener de qué discutir), pero esa no sería la forma correcta de decirlo, lo productivo sería que yo dijera públicamente: "Cinzcéu, querido, no tendrías que ser tan bruto para decir las cosas", y él respondiese: "Grismar, querida, yo soy como se me cantan".Yo enarbolaría entonces el carácter de blog compartido, y él los derechos, y terminaría con un sonoro portazo de Castpost con el cual le dijera que me voy al blog de mi mamá. Eso sería productivo en ciertos parámetros de "lo blog". De hecho, y para lograr un óptimo resultado, deberíamos previamente guionar la discusión.
Desde que tengo memoria es mucho más noticiable y vendible qué actor se acostó con cuál actriz, quién es gay, o cuántos kilos de papas compran al mes (y si Fulano peleó con Mengana ya es el paraíso), que su condición de actor, músico, escritor, político o cual fuese la actividad que lo convirtió en famoso. Con los realitys dejó de ser importante que se tratase de un famoso y se puso el acento en el deseo público de invadir lo privado, y así se convirtió en famosos por un rato a desconocidos cuyo arte consistía en dejarse filmar las 24 horas en un ambiente controlado, del mismo modo que en cualquier laboratorio lo hacen con ratones o conejos. Parece no tener relación con el tema del post, pero sí. Cientos de blogs reproducen ese espíritu de reality, aunque sean unipersonales, y tiene sentido que sean tan concurridos, es coherente con el rating de Gran Hermano.
El "rating" en un blog parece medirse en comentarios.
Desde que entré en este extraño formato llamado blog me pregunté si los comentarios aportaban algo positivo, o por el contrario, resultaban destructivos.
La interacción con el lector es sin duda algo bueno, no sólo por ser la única prueba concreta de lectura, sino justamente porque muestran las muchas lecturas que puede haber de un mismo texto, y casi siempre aportan algo, enriquecen. Pero cuando la recolección de comentarios o la chatización, el diálogo entre amigos, se convierte en la base de un blog, las cosas comienzan a destruirse: el post, el texto, deja de ser lo importante y comienza a parecerse más a una sala de chat que a un blog. Es entonces cuando se ve aquello que mencionaba y tipificaba Cinzcéu, blogs que sólo postean textos ajenos, copy-paste en gran escala, desde una canción hiperconocida hasta la nota de tapa de Clarín, o qué comí y dónde fui ayer.
Obviamente todo aquello sobre lo que escribimos refiere a algo más, un algo más público o privado, pero no es lo mismo referirse a la tapa de Clarín con una opinión que linkearla como post, o decir que me compré un celular a hacer el relato de las transas de marketing de las compañías de telefonía celular. He leído maravillosos post en los cuales logran hacer de una medialuna un texto que nos deja pensando en el sentido del día a día, "dibujar" una historia de amor a partir de un simple juego, o denunciar la farsa editorial desde una historia cotidiana.
Teniendo en cuenta que los accesos a un blog sólo se producen a partir de buscadores o, en su mayoría, por la interacción entre blogs, y que esta interacción se produce a partir de los comentarios, cuando lo que importa es el rating se torna indispensable entrar compulsivamente en blogs para dejar un comment y asegurar la entrada en el nuestro, entonces la propia lectura, y ya no sólo la escritura, se destruye. Se comentan estupideces que demuestran ni siquiera haber leído el texto, "qué lindo", "qué barbaridad" o "buenas noches", y en ese punto ya no hay nada más que recolección.
La otra cara de la misma moneda son los blogs-clan, en los cuales cualquiera que no sea del grupo de amigos es automáticamente rechazado e ignorado, aún cuando se trate de un lugar público y al cual muchas veces se accede porque los propios blogger dejan con sus comentarios en otros lugares la invitación-link al suyo. Hace unos meses entré gracias a uno de esos links en un blog cuya blogger había posteado un texto interesante, inteligente, y dejé un comentario. Poco después volví a ver si había algún nuevo texto y leí los comment y respuesta a aquel que había leído. De los once comentarios, todos ellos en un tono amistoso y plagado de códigos, la blogger respondió diez. Por supuesto el mío, en sexto lugar, fue el que no se dignó responder, y, por si no había entendido, un par de comment después deslizó un "los de afuera son de palo". Tuve el impulso de preguntarle si su mamá la había destetado muy pronto o había ido a escuela de curas y por eso desconocía el respeto, pero no tenía sentido. Un amplio criterio de lo público y del respeto al lector que lamentablemente he visto muy seguido. Existiendo la posibilidad de hacer blogs privados no se entiende, pero como me respondió inteligentemente Cinzcéu: "no te calientes". Responder o no a los comentarios es prerrogativa de cada uno y no significa en sí mismo nada, excepto, claro, que sean tan obvios. En estos casos, en los blogs-clan, la escritura también termina perdiéndose porque sólo es necesario hacer alguna mención cómplice en un lenguaje entendido por los privilegiados que pertenecen.
Todos ellos forman esa "blogósfera" que no tengo idea de lo que significa (supongo que algo parecido a la chatósfera, telefonósfera o forósfera), pero esa metablogósfera con blogs que hablan de blogs es coherente, la TV tienen muchos ejemplos de programas metatelevisivos.
Yo no sé si Antes de la lluvia es un antiblog, sé que el blog es un soporte, como el chat, el teléfono o el mail, y cada uno lo usa como quiere. Sé que quienes amamos y respetamos la escritura vemos con dolor y bronca que se lo bastardée, pero que en todo caso no es más que otro muestrario de humanidad.
La misma humanidad que, mientras trata de proteger lo que ama, por un lado provoca y por otro observa, impotente, la tormenta que acecha.

miércoles, noviembre 15, 2006

La cosa vs. la anticosa

Hacía tiempo que no dedicaba un par de días a recorrer blogs, es decir, eso que se ha convenido en denominar blog. Yo no sé qué es un blog pero tengo la certeza de que no es ni puede ser ninguna cosa. A mí me intimida decir que escribo en un blog porque no sé bien qué estoy diciendo.
En primer lugar, el blog no reconoce límites claros con cualquier otro sitio web. Hay quienes suponen que un blog se inscribe en el registro periodístico y, hay que decirlo, muchos de ellos copian noticias cual repetidora provincial. Hay quienes sugieren que un blog es un diario personal que debería interesar a la humanidad y, hay que decirlo, informan qué comieron o qué música están escuchando. Hay quienes confirman que un blog es un espacio para reproducir prosa o poesía ajena y, hay que decirlo, aportan ninguna reflexión ni escritura. Y hay quienes entienden que un blog es un pase libre a la blogósfera, un acceso a esa entelequia que significa más o menos lo mismo que el conjunto de quienes tienen una radio o un televisor. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera implica infinitos emisores aún si no tienen nada que decir y un feedback con quienes tampoco dicen nada. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera es un espacio para iniciados que están al tanto de qué posteó ayer Fulano o Mengano e implica un saber inútil acerca de qué escriben otros gilastros.
La blogósfera es una cosa en el mismo sentido que lo es el club de admiradores del cantante pop del momento o la asociación de expertos en sociología de la globalidad. Es decir, nada.
Pero la blogósfera pretende autojustificarse a diario: uno dice que comió spaghetti o se compró un piso, el otro cuenta que leyó unos cuantos blogs y le gustaron o no, la otra confiesa que se mojó en el metro o se masturbó en su oficina, otra más que discutió con su conservadora madre y tropezó con un freaky boy. Yo mismo he comido un guiso de lentejas y me resbalé en el patio pero sepan que tales eventos no son noticiables ni comunicables. Eso, queridos, no es una cosa, eso es una puta pelotudez y no alcanza estatura alguna de cosa.
Pero la supuesta cosa arriba a lugares impensados: compite a nivel mundial por ser la mejor cosa y unos nicks se trampean por ser más cosa que otros. También hay encuentros mundiales de quienes comen más huevos duros o son más altos o más gordos o más algo que los demás.
Sin prisa pero sin pausa se ha instalado hace tiempo una metablogósfera que requiere de cada cual un saber específico acerca de los blogs de moda. Se trata de blogs que sólo hablan de blogs para entendidos en blogs y el tema suele ser lo blog (¡¿lo blog?!).
Por supuesto, la estrategia es vender algo más allá de la payasada pero mediante la payasada. Hay bloggers que confiesan "ayer me atraganté con una aceituna, qué cosa... ¿no?" (eso sería un auténtico y relevante post) y tienen cuarenta o cincuenta o más comentarios de su fan club que refieren la asfixia, el olivo o cualquier otra cuestión.
Hay denominados blogs que son foros sin acotación de tema y a continuación del post del gurú de turno (porque hay un efecto gurú, sin duda) los comentaristas comienzan a putearse entre sí alrededor de cualquier asunto que nunca tiene que ver con el artículo posteado. Hay de todo, como en botica.
Y todo me lleva a pensar que esto, Antes de la lluvia, no es un blog sino, quizás, un antiblog o una anticosa o como se llame a la utilización de un soporte por fuera de los cánones impuestos por unos cuantos fundadores, repetidores o usurpadores de un humilde formato, adoradores de una fraguada ley a seguir so pena de quedar fuera de no sé qué logias supuestamente esclarecidas o, peor, con pretensiones universalistas acerca de un simple molde.
Un blog, señores, no es ninguna cosa; una cosa es la lluvia que va a caer.

jueves, noviembre 02, 2006

¿Tus hijos no son tus hijos...?

La lucha por los Derechos de la Mujer, deformados a veces en un feminismo que no es más que machismo con ovarios, abarca prácticamente todos los aspectos sociales y laborales. Las mujeres resentimos una discriminación a veces evidente, a veces oculta, que se manifiesta en discursos, prácticas sociales y legislación. Ni hablar de la religión, en la cual ser mujer parece pecado.
Pero hay una zona oscura en ese reclamo, un "pequeño" hueco cultural, social y legal en el cual no hablamos de discriminación, el referido a la tenencia de hijos.
La ley es simple y llana: los hijos menores le corresponden automáticamente a la madre. Y las madres aceptamos, gozamos o sufrimos dicho privilegio.
Obviamente este privilegio tiene su contracara, una madre que abandona a un hijo es penalmente responsable, y la biología permite que sea ella la reconocida mientras millones de padres no están enterados de su existencia, o lo están pero no se hacen cargo. El mismo reconocimiento que hace que las madres, en una inmensa mayoría, aceptemos la responsabilidad sobre ese hijo con amor.
Pero ese amor no es excluyente del padre. La mujer exige igualdad de derechos, y la igualdad respecto de otro implica que aquel también tendrá esos mismos derechos. Cuando se trata de hijos menores esa igualdad se traduce en derechos de guarda y tenencia para unas y de "visita" y alimentos para otros.
La medicina y la psicología explicaron los beneficios de guarda de los hijos menores por parte de la madre, sin embargo la medicina acepta el destete (en sentido amplio) porque sus madres deban o quieran trabajar, y la psicología reconoció que son más los problemas que las soluciones cuando se aleja a un hijo de alguno de sus padres.
Pero nadie quiebra lo cultural, la teta es de la mamá. Las mujeres exigimos el derecho al aborto porque es nuestro cuerpo, el derecho a un trabajo digno en iguales condiciones que el hombre, pero olvidamos rápido el concepto de igualdad cuando un juez dice que el padre no tendrá más alternativa que ver a su hijo mucho menos tiempo que nosotras, que el hogar de ese hijo será el de la madre y deberá hacerse cargo de su manutención a distancia, la cual en la práctica nunca cubre los gastos reales provocando más conflictos. En síntesis, que ese hijo será "propiedad" de la madre dándole al padre algunos pocos derechos y responsabilidades.
Igualdad de derechos implicaría igualdad en guarda, tenencia, tiempos, responsabilidades y beneficios.
La misma legislación que admite y permite la adopción por parte de hombres solos de niños menores de 5 años determina que ese mismo hombre no tiene lo que debería tener para acceder a la guarda compartida de un hijo.
Una ley que provoca que esos hijos sean usados como arma, que deja como única opción a un padre para no perder la guarda demostrar que la madre no es competente y que esos chicos crezcan en un ambiente de hostilidad evidente entre ambos.
Una ley que dice tener como objetivo prioritario el beneficio de los hijos pero no contempla siquiera la posibilidad de que ese hijo crezca con un Padre y una Madre en igualdad de condiciones respecto de él.
Que un hijo necesita a la Madre es una verdad de perogrullo, pero no existen dudas de que también necesita al Padre, el cual por ausencia o presencia determinará muchísimo en la vida de su hijo. Y el rol del Padre resumido a un simple visitante mientras la Madre juega de local obviamente se resiente.
En un mundo en el cual los hijos de padres separados son cada vez más frecuentes, en el cual los Derechos de la Mujer son reconocidos, las mujeres miramos para otro lado cuando un juez dice "el hijo es suyo" y el padre se queda en silencio ante lo inevitable intentando crear una relación a partir de la no convivencia forzada.
No existiendo razones individuales para tal discriminación hacia el padre, la guarda legal debería ser a priori compartida y sólo litigar en casos particulares. Los argumentos que esgrime la psicología respecto a los beneficios de que un niño tenga sólo un hogar (cuando tiene dos padres) son débiles y hacen agua por todos lados. Se trata de una cuestión cultural que en su base oculta lo peor del machismo, la mujer reconocida sólo como ama de casa y madre. Un status quo aceptado cultural y socialmente.
La realidad y los legajos en Tribunales indican que es casi siempre la mujer la que debe luchar por lograr que el padre acepte la responsabilidad, pero la Ley, el famoso "espíritu de la ley", propicia esa situación dejando establecido en el conciente colectivo social que es la madre la que se debe hacer cargo. Es la que determina que se diga que el hijo se "queda" con la madre, o que un padre trata de "sacarle" el hijo. Ninguno de los dos podría quedarse ni sacarle un hijo al otro, como si se tratase de un objeto, si ninguno ostentase un lugar de poder, ya sea el poder que le dé ser quien conviva con el hijo o quien no lo haga.
No se trata de nada más que aquello que las mujeres venimos reclamando hace décadas: igualdad en los derechos.