La cosa vs. la anticosa
Hacía tiempo que no dedicaba un par de días a recorrer blogs, es decir, eso que se ha convenido en denominar blog. Yo no sé qué es un blog pero tengo la certeza de que no es ni puede ser ninguna cosa. A mí me intimida decir que escribo en un blog porque no sé bien qué estoy diciendo.
En primer lugar, el blog no reconoce límites claros con cualquier otro sitio web. Hay quienes suponen que un blog se inscribe en el registro periodístico y, hay que decirlo, muchos de ellos copian noticias cual repetidora provincial. Hay quienes sugieren que un blog es un diario personal que debería interesar a la humanidad y, hay que decirlo, informan qué comieron o qué música están escuchando. Hay quienes confirman que un blog es un espacio para reproducir prosa o poesía ajena y, hay que decirlo, aportan ninguna reflexión ni escritura. Y hay quienes entienden que un blog es un pase libre a la blogósfera, un acceso a esa entelequia que significa más o menos lo mismo que el conjunto de quienes tienen una radio o un televisor. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera implica infinitos emisores aún si no tienen nada que decir y un feedback con quienes tampoco dicen nada. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera es un espacio para iniciados que están al tanto de qué posteó ayer Fulano o Mengano e implica un saber inútil acerca de qué escriben otros gilastros.
La blogósfera es una cosa en el mismo sentido que lo es el club de admiradores del cantante pop del momento o la asociación de expertos en sociología de la globalidad. Es decir, nada.
Pero la blogósfera pretende autojustificarse a diario: uno dice que comió spaghetti o se compró un piso, el otro cuenta que leyó unos cuantos blogs y le gustaron o no, la otra confiesa que se mojó en el metro o se masturbó en su oficina, otra más que discutió con su conservadora madre y tropezó con un freaky boy. Yo mismo he comido un guiso de lentejas y me resbalé en el patio pero sepan que tales eventos no son noticiables ni comunicables. Eso, queridos, no es una cosa, eso es una puta pelotudez y no alcanza estatura alguna de cosa.
Pero la supuesta cosa arriba a lugares impensados: compite a nivel mundial por ser la mejor cosa y unos nicks se trampean por ser más cosa que otros. También hay encuentros mundiales de quienes comen más huevos duros o son más altos o más gordos o más algo que los demás.
Sin prisa pero sin pausa se ha instalado hace tiempo una metablogósfera que requiere de cada cual un saber específico acerca de los blogs de moda. Se trata de blogs que sólo hablan de blogs para entendidos en blogs y el tema suele ser lo blog (¡¿lo blog?!).
Por supuesto, la estrategia es vender algo más allá de la payasada pero mediante la payasada. Hay bloggers que confiesan "ayer me atraganté con una aceituna, qué cosa... ¿no?" (eso sería un auténtico y relevante post) y tienen cuarenta o cincuenta o más comentarios de su fan club que refieren la asfixia, el olivo o cualquier otra cuestión.
Hay denominados blogs que son foros sin acotación de tema y a continuación del post del gurú de turno (porque hay un efecto gurú, sin duda) los comentaristas comienzan a putearse entre sí alrededor de cualquier asunto que nunca tiene que ver con el artículo posteado. Hay de todo, como en botica.
Y todo me lleva a pensar que esto, Antes de la lluvia, no es un blog sino, quizás, un antiblog o una anticosa o como se llame a la utilización de un soporte por fuera de los cánones impuestos por unos cuantos fundadores, repetidores o usurpadores de un humilde formato, adoradores de una fraguada ley a seguir so pena de quedar fuera de no sé qué logias supuestamente esclarecidas o, peor, con pretensiones universalistas acerca de un simple molde.
Un blog, señores, no es ninguna cosa; una cosa es la lluvia que va a caer.
En primer lugar, el blog no reconoce límites claros con cualquier otro sitio web. Hay quienes suponen que un blog se inscribe en el registro periodístico y, hay que decirlo, muchos de ellos copian noticias cual repetidora provincial. Hay quienes sugieren que un blog es un diario personal que debería interesar a la humanidad y, hay que decirlo, informan qué comieron o qué música están escuchando. Hay quienes confirman que un blog es un espacio para reproducir prosa o poesía ajena y, hay que decirlo, aportan ninguna reflexión ni escritura. Y hay quienes entienden que un blog es un pase libre a la blogósfera, un acceso a esa entelequia que significa más o menos lo mismo que el conjunto de quienes tienen una radio o un televisor. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera implica infinitos emisores aún si no tienen nada que decir y un feedback con quienes tampoco dicen nada. Pero no -dicen otros-, no es igual: la blogósfera es un espacio para iniciados que están al tanto de qué posteó ayer Fulano o Mengano e implica un saber inútil acerca de qué escriben otros gilastros.
La blogósfera es una cosa en el mismo sentido que lo es el club de admiradores del cantante pop del momento o la asociación de expertos en sociología de la globalidad. Es decir, nada.
Pero la blogósfera pretende autojustificarse a diario: uno dice que comió spaghetti o se compró un piso, el otro cuenta que leyó unos cuantos blogs y le gustaron o no, la otra confiesa que se mojó en el metro o se masturbó en su oficina, otra más que discutió con su conservadora madre y tropezó con un freaky boy. Yo mismo he comido un guiso de lentejas y me resbalé en el patio pero sepan que tales eventos no son noticiables ni comunicables. Eso, queridos, no es una cosa, eso es una puta pelotudez y no alcanza estatura alguna de cosa.
Pero la supuesta cosa arriba a lugares impensados: compite a nivel mundial por ser la mejor cosa y unos nicks se trampean por ser más cosa que otros. También hay encuentros mundiales de quienes comen más huevos duros o son más altos o más gordos o más algo que los demás.
Sin prisa pero sin pausa se ha instalado hace tiempo una metablogósfera que requiere de cada cual un saber específico acerca de los blogs de moda. Se trata de blogs que sólo hablan de blogs para entendidos en blogs y el tema suele ser lo blog (¡¿lo blog?!).
Por supuesto, la estrategia es vender algo más allá de la payasada pero mediante la payasada. Hay bloggers que confiesan "ayer me atraganté con una aceituna, qué cosa... ¿no?" (eso sería un auténtico y relevante post) y tienen cuarenta o cincuenta o más comentarios de su fan club que refieren la asfixia, el olivo o cualquier otra cuestión.
Hay denominados blogs que son foros sin acotación de tema y a continuación del post del gurú de turno (porque hay un efecto gurú, sin duda) los comentaristas comienzan a putearse entre sí alrededor de cualquier asunto que nunca tiene que ver con el artículo posteado. Hay de todo, como en botica.
Y todo me lleva a pensar que esto, Antes de la lluvia, no es un blog sino, quizás, un antiblog o una anticosa o como se llame a la utilización de un soporte por fuera de los cánones impuestos por unos cuantos fundadores, repetidores o usurpadores de un humilde formato, adoradores de una fraguada ley a seguir so pena de quedar fuera de no sé qué logias supuestamente esclarecidas o, peor, con pretensiones universalistas acerca de un simple molde.
Un blog, señores, no es ninguna cosa; una cosa es la lluvia que va a caer.
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo con lo que decís ambos en vuestros respectivos post acerca de los blogs. Por eso voy a copy paste este comentario. Cada vez agradezco más a la casualidad el haber encontrado un espacio tan inteligente como el que compartís y desde luego que me siento bien orgulloso de ser uno de vuestros pocos links. De los que yo tengo hay una blogger llamada srta.x que hace meses tuvo la idea de excluir tanto enlaces como posibilidad de comentarios en su blog. Quizás como una forma de defenderse de pavadas. Eso, sí: tienes su correo por si le quieres contar lo que sea. Saludos y abrazos desde Madrid.
Vitore: Gracias por el amable comentario que ha sido el primero (y aún único) a un post poco amable. Sólo una cosa: dice Grismar que la casualidad no existe y sólo hay causalidad (yo se lo discuto pero quizás tenga razón). Saludos y abrazos desde Buenos Aires.
19/11/06 5:17 AM
Yo también me alegro de haberos encontrado -via Vitore- y me gustaría dejar un comentario dentro de este comentario:
- La lluvia que va a caer es idea y no será cosa hasta que caiga, si cae. ;)
19/11/06 2:27 PM
y no se olviden de los blogs antiblogs, que se dedican a ser los abanderados de los BLogsdenostadores... hasta dónde la pose, hasta dónde la ¿transgresión?... no sé...
lo que sí me sucede, ( y esto no le importa a nadie) es que cuando escribo, incluso cuando hago comentarios ( muy pocas veces) me pregunto si tiene que ver realmente con la necesidad de expresarme, con algún reflejo exhibiccionista, o qué. Lo cierto es que cuando hay necesidad de decir, se dice, es el máximo de honestidad que puedo asegurar, ahora el contenido de lo dicho es otra, cosa... porque se guramente mi blog está plagado de cosas estúpidas, con verborragias inútiles, y frases cursis de las cuales luego me arrepiento, pero que ahí están.
Y esa seudo-invisibilidad también nos da cierta impunidad para la nada argumentada.
21/11/06 2:47 PM
Harry.c: Agudo comentario sobre la idea y la cosa que podría llevar a temas muy extensos. A propósito de lo blog, tu Comictericia es ejemplo de que el soporte/ formato da para usos diversos y creativos. Y ojalá que no llueva pero el cielo amenaza... Saludos.
Inconclusa: La nada argumentada ya es una cosa, distinto a la absoluta nada. El tipo de los blogs antiblogs o blogdenostadores sin duda es una variante de la metablogósfera... muy lo blog. Saludos.
22/11/06 4:03 AM
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