¿Tus hijos no son tus hijos...?
La lucha por los Derechos de la Mujer, deformados a veces en un feminismo que no es más que machismo con ovarios, abarca prácticamente todos los aspectos sociales y laborales. Las mujeres resentimos una discriminación a veces evidente, a veces oculta, que se manifiesta en discursos, prácticas sociales y legislación. Ni hablar de la religión, en la cual ser mujer parece pecado.
Pero hay una zona oscura en ese reclamo, un "pequeño" hueco cultural, social y legal en el cual no hablamos de discriminación, el referido a la tenencia de hijos.
La ley es simple y llana: los hijos menores le corresponden automáticamente a la madre. Y las madres aceptamos, gozamos o sufrimos dicho privilegio.
Obviamente este privilegio tiene su contracara, una madre que abandona a un hijo es penalmente responsable, y la biología permite que sea ella la reconocida mientras millones de padres no están enterados de su existencia, o lo están pero no se hacen cargo. El mismo reconocimiento que hace que las madres, en una inmensa mayoría, aceptemos la responsabilidad sobre ese hijo con amor.
Pero ese amor no es excluyente del padre. La mujer exige igualdad de derechos, y la igualdad respecto de otro implica que aquel también tendrá esos mismos derechos. Cuando se trata de hijos menores esa igualdad se traduce en derechos de guarda y tenencia para unas y de "visita" y alimentos para otros.
La medicina y la psicología explicaron los beneficios de guarda de los hijos menores por parte de la madre, sin embargo la medicina acepta el destete (en sentido amplio) porque sus madres deban o quieran trabajar, y la psicología reconoció que son más los problemas que las soluciones cuando se aleja a un hijo de alguno de sus padres.
Pero nadie quiebra lo cultural, la teta es de la mamá. Las mujeres exigimos el derecho al aborto porque es nuestro cuerpo, el derecho a un trabajo digno en iguales condiciones que el hombre, pero olvidamos rápido el concepto de igualdad cuando un juez dice que el padre no tendrá más alternativa que ver a su hijo mucho menos tiempo que nosotras, que el hogar de ese hijo será el de la madre y deberá hacerse cargo de su manutención a distancia, la cual en la práctica nunca cubre los gastos reales provocando más conflictos. En síntesis, que ese hijo será "propiedad" de la madre dándole al padre algunos pocos derechos y responsabilidades.
Igualdad de derechos implicaría igualdad en guarda, tenencia, tiempos, responsabilidades y beneficios.
Pero hay una zona oscura en ese reclamo, un "pequeño" hueco cultural, social y legal en el cual no hablamos de discriminación, el referido a la tenencia de hijos.
La ley es simple y llana: los hijos menores le corresponden automáticamente a la madre. Y las madres aceptamos, gozamos o sufrimos dicho privilegio.
Obviamente este privilegio tiene su contracara, una madre que abandona a un hijo es penalmente responsable, y la biología permite que sea ella la reconocida mientras millones de padres no están enterados de su existencia, o lo están pero no se hacen cargo. El mismo reconocimiento que hace que las madres, en una inmensa mayoría, aceptemos la responsabilidad sobre ese hijo con amor.
Pero ese amor no es excluyente del padre. La mujer exige igualdad de derechos, y la igualdad respecto de otro implica que aquel también tendrá esos mismos derechos. Cuando se trata de hijos menores esa igualdad se traduce en derechos de guarda y tenencia para unas y de "visita" y alimentos para otros.
La medicina y la psicología explicaron los beneficios de guarda de los hijos menores por parte de la madre, sin embargo la medicina acepta el destete (en sentido amplio) porque sus madres deban o quieran trabajar, y la psicología reconoció que son más los problemas que las soluciones cuando se aleja a un hijo de alguno de sus padres.
Pero nadie quiebra lo cultural, la teta es de la mamá. Las mujeres exigimos el derecho al aborto porque es nuestro cuerpo, el derecho a un trabajo digno en iguales condiciones que el hombre, pero olvidamos rápido el concepto de igualdad cuando un juez dice que el padre no tendrá más alternativa que ver a su hijo mucho menos tiempo que nosotras, que el hogar de ese hijo será el de la madre y deberá hacerse cargo de su manutención a distancia, la cual en la práctica nunca cubre los gastos reales provocando más conflictos. En síntesis, que ese hijo será "propiedad" de la madre dándole al padre algunos pocos derechos y responsabilidades.
Igualdad de derechos implicaría igualdad en guarda, tenencia, tiempos, responsabilidades y beneficios.
La misma legislación que admite y permite la adopción por parte de hombres solos de niños menores de 5 años determina que ese mismo hombre no tiene lo que debería tener para acceder a la guarda compartida de un hijo.
Una ley que provoca que esos hijos sean usados como arma, que deja como única opción a un padre para no perder la guarda demostrar que la madre no es competente y que esos chicos crezcan en un ambiente de hostilidad evidente entre ambos.
Una ley que provoca que esos hijos sean usados como arma, que deja como única opción a un padre para no perder la guarda demostrar que la madre no es competente y que esos chicos crezcan en un ambiente de hostilidad evidente entre ambos.
Una ley que dice tener como objetivo prioritario el beneficio de los hijos pero no contempla siquiera la posibilidad de que ese hijo crezca con un Padre y una Madre en igualdad de condiciones respecto de él.
Que un hijo necesita a la Madre es una verdad de perogrullo, pero no existen dudas de que también necesita al Padre, el cual por ausencia o presencia determinará muchísimo en la vida de su hijo. Y el rol del Padre resumido a un simple visitante mientras la Madre juega de local obviamente se resiente.
En un mundo en el cual los hijos de padres separados son cada vez más frecuentes, en el cual los Derechos de la Mujer son reconocidos, las mujeres miramos para otro lado cuando un juez dice "el hijo es suyo" y el padre se queda en silencio ante lo inevitable intentando crear una relación a partir de la no convivencia forzada.
No existiendo razones individuales para tal discriminación hacia el padre, la guarda legal debería ser a priori compartida y sólo litigar en casos particulares. Los argumentos que esgrime la psicología respecto a los beneficios de que un niño tenga sólo un hogar (cuando tiene dos padres) son débiles y hacen agua por todos lados. Se trata de una cuestión cultural que en su base oculta lo peor del machismo, la mujer reconocida sólo como ama de casa y madre. Un status quo aceptado cultural y socialmente.
No existiendo razones individuales para tal discriminación hacia el padre, la guarda legal debería ser a priori compartida y sólo litigar en casos particulares. Los argumentos que esgrime la psicología respecto a los beneficios de que un niño tenga sólo un hogar (cuando tiene dos padres) son débiles y hacen agua por todos lados. Se trata de una cuestión cultural que en su base oculta lo peor del machismo, la mujer reconocida sólo como ama de casa y madre. Un status quo aceptado cultural y socialmente.
La realidad y los legajos en Tribunales indican que es casi siempre la mujer la que debe luchar por lograr que el padre acepte la responsabilidad, pero la Ley, el famoso "espíritu de la ley", propicia esa situación dejando establecido en el conciente colectivo social que es la madre la que se debe hacer cargo. Es la que determina que se diga que el hijo se "queda" con la madre, o que un padre trata de "sacarle" el hijo. Ninguno de los dos podría quedarse ni sacarle un hijo al otro, como si se tratase de un objeto, si ninguno ostentase un lugar de poder, ya sea el poder que le dé ser quien conviva con el hijo o quien no lo haga.
No se trata de nada más que aquello que las mujeres venimos reclamando hace décadas: igualdad en los derechos.
No se trata de nada más que aquello que las mujeres venimos reclamando hace décadas: igualdad en los derechos.
3 comentarios:
La igualdad en los derechos entre dos partes desiguales siempre favorecerá al, digámoslo así, más fuerte. Por eso, los que creemos en el socialismo impugnamos la ideología liberal, que afirma que un poderoso empresario negocia libremente con un desposeído operario las condiciones del contrato que los vinculará. Si el hombre y la mujer, y el niño, no han sido iguales desde el neolítico, parece poco probable que las leyes que sancionan esa desventaja femenina e infantil, por la razón antes aducida, y por la plena vigencia del patriarcado en tantos aspectos ignorados por el legislador, puedan de alguna manera ni siquiera desenmascarar la relación de poder oculta, y a veces evidente, en las instituciones, en las relaciones económicas y en las propias leyes de nuestra sociedad. Saludos.
Dice una antigua canción de The Pretenders "There's a thin line between love and hate"... No deja de ser una frase hecha, pero que línea más fina hay entre los derechos y los deberes y cómo nos adaptan o nos obligan a adaptarnos a esa línea.
Besos.
El post no parece hablar de desigualdad de género (???) sino de igualdad social absoluta en la hipocresía, la falsedad, la irresponsabilidad y la manipulación. La mujer tiene un sinnúmero de prebendas sociales por su condición de tal y el hombre, claro, otras. Parafraseando a Mark Twain: cuando me presentan a alguien jamás lo prejuzgo ni condeno según sea hombre o mujer; me basta saber que es un ser humano... y por lo tanto lo peor que hay y pueda haber.
11/11/06 6:21 AM
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