03-03-456: el teléfono suena y tú le crees
Existe en nuestra sociedad contemporánea una cierta sensibilidad que impulsa a algunos de sus miembros a la creencia y difusión de todo tipo de cosas. Yo, en cambio, soy malo, insensible y afecto a la desconfianza. No digo que eso sea bueno: ¡bueno estaría que ser malo fuese bueno! (lo cual significa que sería malo, etc.).
Mucha gente suele dar una moneda a quienes dicen faltarle centavos para visitar a su madre agonizante o, en la caja del supermercado, dona el cambio para una fundación que cuida y educa a pobres huerfanitos. Después resulta que el hijo de su madre que mendiga un céntimo vive mejor que uno explotando aquel verosímil y que el curita gerente y regente del benemérito orfanato queda procesado por abuso sexual reiterado de diversos menores en guarda. Pero eso después, mucho después.
Ya me he referido a algunas cadenas de correo a propósito de otras cuestiones pero en estos días recibí, más de una vez, un urgente mail que apela a temas de tan larga data como el propio ser humano: el amor al prójimo, la solidaridad social, la vida y la muerte. Dice así:
Hace al menos cinco años que la tal Lucía Rendón Alanis suscribe estos repetidos llamados a la solidaridad consigo misma aunque hay que señalar que los textos varían sutilmente: a veces parece una mera propagandista de la donación de órganos, a veces invoca legislación y requiere "un donante por muerte cerebral o cadáver"; a veces no trabaja en Bancomext sino en Bancomex o Bancomer; a veces los reenvíos afirman que, además de bancaria, es estudiante de la UTN.
Tras el paso implacable de los años, es sorprendente que siempre tenga 32. Quizás, del mismo modo que, se dice, la desventura amorosa se desquita en el juego y viceversa, en este caso una patología renal severa se compense con el privilegio de la eterna juventud. Dios le da pan a quien no tiene dientes ni riñones, ya se sabe.
Por último y no en orden a su importancia, en diferentes envíos, la paciente crónica dice tener una cantidad de números de teléfono en ciudades diversas. Al porteño 4581-4322 que a veces se complementa con sus códigos de ciudad y país (011-4581-4322 y 054-11-4581-4322) se suma un imposible 02966-4581-4322 situado en Río Gallegos, capital de la australísima provincia argentina de Santa Cruz y también unas numeraciones de telefonía fija 55-81-43-22 y 555-581-4322 y otra, en apariencia móvil, 15-5581-4322, las tres explícitamente radicadas en el Distrito Federal mexicano. Es que Lucía a veces es mexicana, a veces argentina y a veces no sabe/ no contesta.
Lo curioso no es que una enferma renal grave trabaje en uno o más bancos, estudie en la universidad y posea más de una nacionalidad y muchas líneas telefónicas a lo largo de América Latina; lo verdaderamente curioso es que siempre consiga idéntica numeración para todas y cada una de esas líneas.
La supuesta Rendón Alanis, a veces afirma un "sí existo" y otras sugiere un "si existo". Si existiera y pusiera el mismo empeño en procurarse el urgente riñón que el que habría puesto para obtener los mismos números telefónicos, tal vez dejaríamos de sufrir sus reenvíos por parte de tanta gente solidaria, compulsiva, irracional y creyente en todo lo que se le dice.
Que quizás sea la misma que corre hasta la esquina cada vez que alguno le pide que vaya a ver si ya llueve.
Mucha gente suele dar una moneda a quienes dicen faltarle centavos para visitar a su madre agonizante o, en la caja del supermercado, dona el cambio para una fundación que cuida y educa a pobres huerfanitos. Después resulta que el hijo de su madre que mendiga un céntimo vive mejor que uno explotando aquel verosímil y que el curita gerente y regente del benemérito orfanato queda procesado por abuso sexual reiterado de diversos menores en guarda. Pero eso después, mucho después.
Ya me he referido a algunas cadenas de correo a propósito de otras cuestiones pero en estos días recibí, más de una vez, un urgente mail que apela a temas de tan larga data como el propio ser humano: el amor al prójimo, la solidaridad social, la vida y la muerte. Dice así:
HACER CORRER URGENTE... Es una chica de la UTN.Supongo que quien lo reenvía se siente tocado en su fibra más íntima por esa hemorragia de lugares comunes (querer vivir, tener esperanza, creer en la gente, tener un mañana) y automáticamente deja de razonar o bien razona: ¿y si fuera cierto? Yo, ya lo he dicho, parto de la premisa opuesta (nunca ha de ser cierto) y despunto el vicio de investigar un poco mediante Google.
Hola, me llamo LUCÍA RENDÓN y sí existo. Trabajo en Bancomext y estoy pasando por este mal momento. Mis datos completos están al final de este mail. Realmente tengo ganas de vivir, tengo 32 años y si puedes ayudarme, estoy a tus órdenes, por favor, sólo comunícate conmigo.
Mi hermano me esta ayudando a tener esperanza para seguir creyendo en la gente, a tener un día mas... un mañana.
No se, pero hoy estoy dando mi 100% y lo único que pido es que mi mensaje se transmita. Te quito 1 minuto, ayúdame a salvar mi vida. Es muy fácil, solo te pido tres favores:
1. El primero, por favor no borres este e-mail; consérvalo, pregunta entre tus familiares y amigos, el mundo da muchas vueltas y tal vez tu o alguien a quién tu conoces me pueda ayudar;
2. Si sabes de alguien que quisiera donar un riñón, por favor, háblame! Yo sólo necesito uno! ninguno de los míos funciona.
3. Si me haces el favor de enviar este mensaje por la red, tengo oportunidad de llegar a más personas y así, tengo más posibilidad de encontrar un donante. Que Dios te colme de bendiciones por tu tiempo en estas líneas y disculpa las molestias.
María Lucía Rendón Alanis - Tel. 4581-4322 Argentina Tipo de sangre: "A" RH positivo
NADA LES CUESTA MANDARLO, GRACIAS Un abrazo... rápido, pero grande!!!!!!!!
Favor enviar como copia oculta y borra la cola para no recargar la red y así te das cuenta que no es cadena.-
Hace al menos cinco años que la tal Lucía Rendón Alanis suscribe estos repetidos llamados a la solidaridad consigo misma aunque hay que señalar que los textos varían sutilmente: a veces parece una mera propagandista de la donación de órganos, a veces invoca legislación y requiere "un donante por muerte cerebral o cadáver"; a veces no trabaja en Bancomext sino en Bancomex o Bancomer; a veces los reenvíos afirman que, además de bancaria, es estudiante de la UTN.
Tras el paso implacable de los años, es sorprendente que siempre tenga 32. Quizás, del mismo modo que, se dice, la desventura amorosa se desquita en el juego y viceversa, en este caso una patología renal severa se compense con el privilegio de la eterna juventud. Dios le da pan a quien no tiene dientes ni riñones, ya se sabe.
Por último y no en orden a su importancia, en diferentes envíos, la paciente crónica dice tener una cantidad de números de teléfono en ciudades diversas. Al porteño 4581-4322 que a veces se complementa con sus códigos de ciudad y país (011-4581-4322 y 054-11-4581-4322) se suma un imposible 02966-4581-4322 situado en Río Gallegos, capital de la australísima provincia argentina de Santa Cruz y también unas numeraciones de telefonía fija 55-81-43-22 y 555-581-4322 y otra, en apariencia móvil, 15-5581-4322, las tres explícitamente radicadas en el Distrito Federal mexicano. Es que Lucía a veces es mexicana, a veces argentina y a veces no sabe/ no contesta.
Lo curioso no es que una enferma renal grave trabaje en uno o más bancos, estudie en la universidad y posea más de una nacionalidad y muchas líneas telefónicas a lo largo de América Latina; lo verdaderamente curioso es que siempre consiga idéntica numeración para todas y cada una de esas líneas.
La supuesta Rendón Alanis, a veces afirma un "sí existo" y otras sugiere un "si existo". Si existiera y pusiera el mismo empeño en procurarse el urgente riñón que el que habría puesto para obtener los mismos números telefónicos, tal vez dejaríamos de sufrir sus reenvíos por parte de tanta gente solidaria, compulsiva, irracional y creyente en todo lo que se le dice.
Que quizás sea la misma que corre hasta la esquina cada vez que alguno le pide que vaya a ver si ya llueve.