jueves, octubre 26, 2006

03-03-456: el teléfono suena y tú le crees

Existe en nuestra sociedad contemporánea una cierta sensibilidad que impulsa a algunos de sus miembros a la creencia y difusión de todo tipo de cosas. Yo, en cambio, soy malo, insensible y afecto a la desconfianza. No digo que eso sea bueno: ¡bueno estaría que ser malo fuese bueno! (lo cual significa que sería malo, etc.).
Mucha gente suele dar una moneda a quienes dicen faltarle centavos para visitar a su madre agonizante o, en la caja del supermercado, dona el cambio para una fundación que cuida y educa a pobres huerfanitos. Después resulta que el hijo de su madre que mendiga un céntimo vive mejor que uno explotando aquel verosímil y que el curita gerente y regente del benemérito orfanato queda procesado por abuso sexual reiterado de diversos menores en guarda. Pero eso después, mucho después.
Ya me he referido a algunas cadenas de correo a propósito de otras cuestiones pero en estos días recibí, más de una vez, un urgente mail que apela a temas de tan larga data como el propio ser humano: el amor al prójimo, la solidaridad social, la vida y la muerte. Dice así:
HACER CORRER URGENTE... Es una chica de la UTN.
Hola, me llamo LUCÍA RENDÓN y sí existo. Trabajo en Bancomext y estoy pasando por este mal momento. Mis datos completos están al final de este mail. Realmente tengo ganas de vivir, tengo 32 años y si puedes ayudarme, estoy a tus órdenes, por favor, sólo comunícate conmigo.
Mi hermano me esta ayudando a tener esperanza para seguir creyendo en la gente, a tener un día mas... un mañana.
No se, pero hoy estoy dando mi 100% y lo único que pido es que mi mensaje se transmita. Te quito 1 minuto, ayúdame a salvar mi vida. Es muy fácil, solo te pido tres favores:
1. El primero, por favor no borres este e-mail; consérvalo, pregunta entre tus familiares y amigos, el mundo da muchas vueltas y tal vez tu o alguien a quién tu conoces me pueda ayudar;
2. Si sabes de alguien que quisiera donar un riñón, por favor, háblame! Yo sólo necesito uno! ninguno de los míos funciona.
3. Si me haces el favor de enviar este mensaje por la red, tengo oportunidad de llegar a más personas y así, tengo más posibilidad de encontrar un donante. Que Dios te colme de bendiciones por tu tiempo en estas líneas y disculpa las molestias.
María Lucía Rendón Alanis - Tel. 4581-4322 Argentina Tipo de sangre: "A" RH positivo
NADA LES CUESTA MANDARLO, GRACIAS Un abrazo... rápido, pero grande!!!!!!!!
Favor enviar como copia oculta y borra la cola para no recargar la red y así te das cuenta que no es cadena.-
Supongo que quien lo reenvía se siente tocado en su fibra más íntima por esa hemorragia de lugares comunes (querer vivir, tener esperanza, creer en la gente, tener un mañana) y automáticamente deja de razonar o bien razona: ¿y si fuera cierto? Yo, ya lo he dicho, parto de la premisa opuesta (nunca ha de ser cierto) y despunto el vicio de investigar un poco mediante Google.
Hace al menos cinco años que la tal Lucía Rendón Alanis suscribe estos repetidos llamados a la solidaridad consigo misma aunque hay que señalar que los textos varían sutilmente: a veces parece una mera propagandista de la donación de órganos, a veces invoca legislación y requiere "un donante por muerte cerebral o cadáver"; a veces no trabaja en Bancomext sino en Bancomex o Bancomer; a veces los reenvíos afirman que, además de bancaria, es estudiante de la UTN.
Tras el paso implacable de los años, es sorprendente que siempre tenga 32. Quizás, del mismo modo que, se dice, la desventura amorosa se desquita en el juego y viceversa, en este caso una patología renal severa se compense con el privilegio de la eterna juventud. Dios le da pan a quien no tiene dientes ni riñones, ya se sabe.
Por último y no en orden a su importancia, en diferentes envíos, la paciente crónica dice tener una cantidad de números de teléfono en ciudades diversas. Al porteño 4581-4322 que a veces se complementa con sus códigos de ciudad y país (011-4581-4322 y 054-11-4581-4322) se suma un imposible 02966-4581-4322 situado en Río Gallegos, capital de la australísima provincia argentina de Santa Cruz y también unas numeraciones de telefonía fija 55-81-43-22 y 555-581-4322 y otra, en apariencia móvil, 15-5581-4322, las tres explícitamente radicadas en el Distrito Federal mexicano. Es que Lucía a veces es mexicana, a veces argentina y a veces no sabe/ no contesta.
Lo curioso no es que una enferma renal grave trabaje en uno o más bancos, estudie en la universidad y posea más de una nacionalidad y muchas líneas telefónicas a lo largo de América Latina; lo verdaderamente curioso es que siempre consiga idéntica numeración para todas y cada una de esas líneas.
La supuesta Rendón Alanis, a veces afirma un "sí existo" y otras sugiere un "si existo". Si existiera y pusiera el mismo empeño en procurarse el urgente riñón que el que habría puesto para obtener los mismos números telefónicos, tal vez dejaríamos de sufrir sus reenvíos por parte de tanta gente solidaria, compulsiva, irracional y creyente en todo lo que se le dice.
Que quizás sea la misma que corre hasta la esquina cada vez que alguno le pide que vaya a ver si ya llueve.

jueves, octubre 19, 2006

Medios tontos

Tras el tiroteo entre patoteros profesionales a propósito del pomposo traslado de los restos mortales de Juan Domingo Perón el periodismo vernáculo se ha mostrado sorprendido, cual niño nacido de un repollo hace escaso par de horas. "¿Cómo ha podido ser?, ¿no aprendimos nada?, ¿volvimos a la violencia?, ¿y el diálogo democrático?" y demás reflexiones infantojuveniles por parte de señores ya entrados en años y con décadas de profesión que parecen desayunarse de prácticas vigentes desde hace siglos.
Pero quiero hablar de un tema lateral: la tontería exacerbada y el infantilismo bobo vienen avanzando en los medios (me referiré a la TV pero vale para otros) a un ritmo firme y sostenido.

La liga y Argentinos por su nombre han salido de la matriz de Caiga quien caiga. Los tres ponen en escena a tipos de treinta, cuarenta y más años haciendo de periodistas comprometidos con lo que un adolescente sin muchas luces podría considerar digno de su divertido compromiso. Mientras Mario Pergolini, Eduardo de la Puente y Juan di Natale intercambian entre sí grotescas bromas sexuales propias de un recreo escolar, Daniel Malnatti sale a la calle con el candor de un pequeño periodista de doce años. Por su parte, Diego Alonso se sorprende de los abusos de la propiedad privada o encabeza movilizaciones armadas por la producción de La liga y Andy Kustnezoff paga mil pesos para que unos punteros barriales movilicen al acto de un candidato inventado por la producción de Argentinos. Todo resulta tan infantil y burdo que se parece menos a un mal informe periodístico que a un mal chiste estudiantil.
No sabría si no cómo catalogar una aparente nota en la cual un reportero de Caiga quien caiga entrevista al juez Norberto Oyarbide haciendo exclusivas alusiones a su orientación sexual: pregunta cuántos goles se van a "comer", si los que no se "meten" en el arco contrario se los terminan "metiendo" en el propio y otras expresiones la mar de ingeniosas.
El resultado de tamaña taradez del periodista/ humorista es que cualquiera sea la de su eventual entrevistado, éste siempre queda posicionado como más inteligente, más adulto y más responsable.

Medra un nuevo subgénero en la trasnoche de varios canales de aire. En Call TV unos conductores exigen que se les llame por teléfono y se les envíen mensajes de texto. Jose (sin acento) y Vicky hablan a los gritos sobre un fondo musical insoportable mientras en un videograph circulan frases: "Vicky, entrega a tu hermana", "Aguante el Rojo, Cuervo amargo", "Jose estas refuerte", "Hola buenas noches", etc. El programa trata sobre resolver enigmas de baja complejidad: "Si unimos con flechas, ¿qué países se forman?". Lo que hay que unir, con o sin flechas, son pares de sílabas: las primeras CHI - PE y BRA, las segundas RU, SIL y LE; no se formarían exactamente países (formar un país suele llevar muchos años de luchas emancipatorias) sino sus nombres. Vicky aporta pistas, es decir, dice cuáles son las respuestas.
En Vas a ganar, su título promete el éxito. Unos tales Francisco y Caro gritan bastante más alto y no se les entiende lo que dicen. También está el banner con patéticos mensajes: "Quiero decir que tengo un amigo gay y se llama maxi sosa" o "Fran quien te pego en el ojo aller lo tenias hecho mierda" pero los juegos son más sencillos que fundar naciones. Por ejemplo: "Suma total de los números representados: 1 - M - 0 - 4 - 6 - S - A - N". Las letras no representan números; sólo hay que saber distinguir unas de otros y ¡sumarlos! (a mí me da 11 pero quién sabe).
Parece un programa para infantes noctámbulos o adolescentes retrasados pero cada dos por tres irrumpe una voz telefónica que no baja de los cuarenta años. A veces, ponen una suerte de placa animada con un memotest y se van todos por una hora: es el mejor momento del programa.

Duro de domar: con la relativa excepción de sus informes, cuyos collages fotográficos apelan a cierto absurdo naif y a veces exhiben pinceladas de auténtico humor, el resto es literalmente inmirable. De ello se encarga la dirección de cámaras que poncha cada una de ellas cada uno o dos segundos. Como además las cámaras suelen estar en perpetuo movimiento y/o sorprendidas en un veloz zoom, se garantiza que no se vea casi nada. Por otra parte, se han vaciado de sentido una serie de expresiones inventadas y/o repetidas por el propio programa: "la la la", "cucú", "eló" y el ya clásico acorde musical verbalizado como "chan".
Los "chanes" se suceden con tal frecuencia que resulta difícil saber qué podrían significar. Tanto subrayan el chiste, la denuncia, el compromiso, el guiño, el escándalo, el furcio, la broma, la ofensa, el absurdo o la gravedad como una larga y abierta serie de etcéteras. En definitiva, toda noticia parece abordarse desde la risa liviana y a veces forzada; todo se enrasa pero no todo es igual.
Hay algo adolescente en esta suerte de comunidad cerrada sostenida en el non sense y la pura función fática de una jerga particular. Por suerte el incomprensible Edgar, ha tomado largas vacaciones.

Las publicidades de servicios de conexión web insisten en posicionar internet como privilegio de la estupidez. Según Arnet, "la web es diversión", una diversión sana y tontísima. Nos cuenta que Garry subió una suerte de karaoke casero grabado ante su cámara web y ahora hay más de tres mil videos iguales puestos por otros usuarios. O nos muestra unas páginas pseudoenciclopédicas que enseñan que el colibrí proviene de la misma especie que el brócoli para agregar que, en cambio, otras lo vinculan al coliflor. Una voz off remata con un incomprensible "¡muy bueno!" y suenan profusos aplausos. "Internet la hacemos entre todos", sí, pero parece que sólo fuésemos capaces de hacer pavadas.
Para estúpidos, no hay como el usuario doméstico y el técnico electrónico que, en otro spot, le sacuden golpes a la CPU y al monitor a fin de resolver problemas de conexión con el servidor. Para terminar con esos inconvenientes hay que cambiar definitivamente a Speedy... o bien tratar de razonar por encima de la capacidad media de un orangután.
En cambio Flash centra su publicidad en la puesta en escena de chistes basados en juegos de palabras encabezados por "no es lo mismo": "no es lo mismo un metro de encaje negro..." y otras picardías populares que, por pavotas, ya estaban un poco gastadas entre los escolares de hace cuatro décadas. A gusto de cada cliente, habrá que leer y creer a ciegas que Flash no es lo mismo que otros prestadores o bien que su oferta no es más que un viejo y tonto juego de palabras.

Pese a toda previsión del sentido común, pasan los años y sigue al aire esa cosa aburrida que va por Canal 7 bajo el nombre de Un cortado. En el salón de un bar demasiado iluminado, personajes fijos y otros pasajeros, hablan gravemente de cosas graves. Lo único interesante es la inscripción de la camiseta que a veces luce el dueño del café: "I'm looking for a new place".
Sin duda, una decisión respetable, justa y necesaria en vistas de que se anuncia lluvia.

jueves, octubre 12, 2006

Unos pocos peligros sensatos

Hace algunos años comprábamos un yogurt y nos importaba que fuese rico, las galletitas eran galletitas y nadie les pedía mucho más que eso y el chocolate era uno de los inventos más perfectos de la humanidad del que sólo esperábamos disfrutar.
Hoy un yogurt es un complejo vitamínico que aporta un tanto por ciento de la lactosa diaria, y el cual nos informan que "además" es rico. El agua mineral que en sí misma era símbolo de pureza y salud, debió "progresar", hoy además de agua supuestamente pura ingerimos los minerales y vitaminas que cualquier ser que se precie de vivo debe consumir.
De las bacterias ni hablar, son pequeños talibanes atentando contra nuestra sana humanidad, hay que destruirlas, cualquier producto de limpieza que no apunte al genocidio bacterial es un terrorista en potencia. La imagen publicitaria de ese chiquito jugando "protegido" por una machísima guardia de patovicas policiales es la síntesis de una tendencia cada día más asfixiante. Si ese chico se resfría y muere de pulmonía por no tener anticuerpos no es cosa de salud, son efectos colaterales.
Hasta las salchichas, símbolo de la famosa comida chatarra, son ofrecidas por algún miembro del establishment de salud como un sano aporte de proteínas.
Hoy se ven más profesionales de la salud en una tanda publicitaria que en un hospital.
Si nos pasamos del peso establecido somos obesos y nos vamos a morir, si somos más flacos de lo regulado somos anoréxicos, y nos vamos a morir. Resulta que nos vamos a morir igual, pero no se trata de eso, sino de "calidad" de vida. Una vida determinada por un régimen cuasifascista que decide lo que debemos comer, beber, consumir.
El cigarrillo ya pasó los límites de lo tolerado, los fumadores somos por un lado enfermos que deben rescatar y por otro despreciables destructores del purísimo aire citadino que hay que discriminar y recluir.
Nadie puede ser un adulto responsable que decida la calidad de su propia vida.
La calidad de nuestra vida se resume a un catálogo de riesgo que incluye tabaco, alimentos, violadores y musulmanes. La vaca loca y la fiebre aviar, Irak y Norcorea, la vida se reduce a temer, y el temor a consumir lo que nos salve, incluyendo discursos imperiales y yogurt con cualquier agregado que suene científico.
Mientras le decimos "no tenemos miedo" a quienes intentan instalarlo nuevamente con prácticas del Proceso nos sumergen en la sombra de la "inseguridad" que reclama un padre protector, desde puertas blindadas hasta champú que nos evita una posible futura caspa.
Y mientras cada día nos volvemos más funcionales paranoicos nos olvidamos de mirar cómo crece la tormenta.

domingo, octubre 08, 2006

Cien entradas en un año antes de la lluvia

"A song is anything that can walk by itself.
I am called a songwriter."
Bob Dylan

Antes de la lluvia celebra hoy dos aniversarios en uno: cumple un año de trayectoria y publica su entrada número cien. Nació preguntándose qué es un blog y expresando sus dudas respecto de pertenecer a esa nueva especie. Un año después, aún no tiene respuesta. Sus editores, por supuesto, tampoco.
Qué significa para nosotros este año y estos cien posts es algo intransferible. Apenas podemos sugerir algunas cosas que Antes de la lluvia es para nosotros: satisfacción, aprendizaje, duda, pasión, reflexión, certeza, desgano, presión, incertidumbre, deseo, compromiso, humor, rigor, libertad.
En este día, queremos también agradecer a todos y cada uno de quienes, a su modo, pasaron por aquí: con el silencio anónimo o el comentario sagaz, con el saludo cortés o el guiño cómplice, con la palabra que enriquece el artículo o la escritura que invita a reflexionar. Con la lectura en sus múltiples acepciones.
Hoy los que acá decimos empezamos a soltar la mano de la criatura, dejarla caminar, caerse y levantarse y volver a caminar. Y verla crecer. Y verla cambiar, porque nadie se baña dos veces bajo la misma lluvia.
Como puede verse, nuestro aporte al doble aniversario consiste en algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul. Dicen que ese cuarteto sólo aplica a las bodas pero no somos rigurosos de la tradición y decidimos vestirla así en esta ocasión especial.
Un doble aniversario amerita doblar la apuesta y si hace un año citamos al poeta en referencia a la invitación a refugiarse de la tormenta que se avecina -y vaya si se avecina- queremos sumar hoy una segunda cita, la que afirma que un blog es cualquier cosa que pueda caminar por sí misma.