jueves, abril 26, 2007

Peligro de gol

La cosa es así. El jugador recibe un pase corto sobre el lateral, parado en la posición de wing derecho, en su propio campo, cuando su equipo acaba de recuperar el dominio del juego. Recibe la pelota y dos adversarios le van encima. Acá juega el talento, la inteligencia y la técnica para sacar a ambos del medio con un par de fintas y en apenas cuatro baldosas. El jugador cruza la mitad de cancha, levanta la cabeza y el panorama no es claro. Tiene campo libre pero ninguna alternativa de juego, acelera y se sabe que la aceleración nunca es la mejor amiga de la claridad. Engancha frente a otro y vuelve a acelerar. Nuevo enganche ante otro (no puede pensar, el tiempo urge) y ya está dentro del área penal adversaria. Frente al arquero la tira larga hacia su derecha y en un último esfuerzo la empuja hacia el arco y supera con un toque el cruce inútil del zaguero que cierra por detrás. Gol. ¡¡¡Gol!!! Seis adversarios en el camino, más de medio equipo contrario contando al último defensor desesperado.
Diego Maradona lo hizo, minutos después de un puñetazo ilegítimo que ha pasado a la historia como "la mano de dios". Y Lionel (¿se dirá Leonel, Láionel o cómo?) Messi lo hizo. Lo hizo cual un calco exacto de aquel partido mítico del 86, cuando él no había nacido a la fama ni a la vida, sin planearlo y sin manotazo previo.
A mí no me emocionan esos goles hechos por evidentes dotados, exigidos por el vértigo y la dinámica del juego, en su indiscutible capacidad individual.
En el último Mundial el mejor gol, a mi juicio, fue el segundo de Italia contra Alemania en semifinales. Tras el cero a uno (otro golazo de Andrea Pirlo + Fabio Grosso) sobre el filo del tiempo de juego, Alemania se desbandó en ataque.
Fabio Cannavaro, el mejor jugador del torneo, rechaza una pelota en el borde de su área pero como le queda corta, pica a disputarla y la gana. La cede a Francesco Totti, el intrascendente armador, que la pone deliciosamente para el ataque del suplente Alberto Gilardino quien arrastra pelota y marcas hacia la derecha. Entonces, habilita libre y franco a Alessandro Del Piero, a su izquierda, que define de un modo exquisito, lejos del arquero teutón. ¡Ciao, ragazzi!
Cannavaro, Totti, Gilardino, Del Piero: un equipo, cuatro tipos en función colectiva; al menos cuatro veces más que el heroísmo, la magia o la mano de un dios sobre algún reciente Moisés que baja de la montaña.
El mejor gol de la historia de los Mundiales fue el cuarto de Brasil a Italia en la final de 1970. No sé cuántos toques de aquí para allá hasta que Pelé junta a un par largo de italianos cerca de la medialuna y le dice a Carlos Alberto: "estoy aburrido, tomá y metela, no da para más".
Superioridad de equipo, parada futbolística, dominio de la pelota y del trámite. Y capacidad para definir allá, en el gol, lo que ya se supo acá, en el juego. Los que alguna vez jugamos fóbal sabemos qué es la superioridad en una partida. Nada que ver con dioses, magos ni milagros.
Nada que ver con supuestos talentos individuales que tras indescifrables contratos millonarios sufren como pocos, como nadie, una parte de esta inclemente lluvia.

jueves, abril 19, 2007

La etiqueta que etiqueta

Por razones que no vienen al caso y siguiendo algún enlace, he ido a parar a una entrada de un weblog del sitio Periodista digital. Del sitio no puedo decir mucho porque el diseño de sus páginas de inicio, con una exagerada cantidad de enlaces y elementos, se ha encargado de que nunca terminen de bajar. Mientras, el proceso ocupa el cien por ciento del uso de mi CPU y mi navegador se cuelga y me mira como pidiéndome que alivie su dolor con un piadoso CTRL+ALT+SUPR. Por esa razón no enlacé la home de referencia: en solidaridad con otras conexiones, CPU y navegadores.
La cuestión es que al cabo de aquel artículo, alcancé a leer el cartelón que precede el formulario para la publicación de comentarios. Nadie quiere comentarios basura, spam, trollers ni otras cosas molestas que medran por doquier tales como los auténticos imbéciles que de vez en cuando uno se cruza, dentro o fuera de la red. Normalmente se apela a cierta confianza en que no será tanto ni tan grave y, de hecho, rara vez lo es. Si los editores de un sitio desean prevenir una parte de los eventuales conflictos, pueden incluir una nota breve y cortés: "Por favor, sea pertinente y respetuoso o deberemos borrar su comentario. Gracias". De todos modos hará poca mella en un impertinente o irrespetuoso.
"Por favor" y "gracias" suelen ser términos bastante extendidos para dirigirse a lectores, clientes, usuarios o simples semejantes e incluso los utiliza gente vulgar que no ha tenido la suerte de conocer ciertas normas de etiqueta y carece de determinado roce social.
O sí, tuvo esa suerte, pero se caga redondamente en las prescripciones de salón y, sin embargo, dice habitualmente "por favor" y "gracias".
En cambio, Periodista digital opta por educar al soberano y pone por delante lo que algún grosero podría mandarle poner por detrás. Dice así:

Normas de etiqueta en los comentarios
Desde PERIODISTA DIGITAL les animamos a cumplir las siguientes normas de comportamiento en sus comentarios:
- Evite los insultos, palabras soeces, alusiones sexuales, vulgaridades o groseras simplificaciones
Los insultos son relativos: con frecuencia "imbécil" (alelado, escaso de razón) es mucho más descriptivo que insultante. Otro tanto ocurre con las palabras soeces entre las que algunos clasifican "mierda" o "culo" que son los nombres castellanos de la mierda y del culo. Las vulgaridades son propias del vulgo (común de la gente popular) y no se pretenderá, supongo, restringir los comentarios a una elite educada en palacio o con blasones de familia. Las alusiones sexuales suelen ser necesarias cuando se tocan (con perdón del verbo) cuestiones sexuales, como un artículo que he visto por allí mismo acerca del tiempo medio del coito en España.
Por último, se nos anima a evitar la simplificación grosera. No se sabe si lo grosero vuelve a referir a la falta de cortesía y decoro ("sos un simple pelotudo", "simplemente es una mierda") o bien al carácter grueso de la simplificación ("naturaleza y cultura", "burgueses y proletarios").

- No sea gratuitamente ofensivo y menos aún injurioso.
Se sabe que la ofensa y la injuria dependen de sus instancias de lectura. En derecho se trataría de delitos de acción privada y por lo tanto no cabe un tercero o árbitro que dictamine, en general, qué resulta injuriante. Hay quienes se ofenden a muerte si se los interpela mediante la ironía y hay otros que viven injuriados por los usos y costumbres ajenas, los estilos contemporáneos o la simple opinión divergente.
Aún más difícil resulta establecer el criterio de gratuidad. Tratar de hijo de puta a un cabal hijo de puta no sería gratuito: el tipo se ha ganado el mote a fuerza de una firme y sostenida hijaputez. En fin, no se sabe qué hacer al respecto.

-Los comentarios deben ser pertinentes. Respete el tema planteado en el artículo o aquellos otros que surjan de forma natural en el curso del debate.
Nunca he visto surgir temas de forma natural, como sí he visto muchas veces brotar plantas, crecer hongos o caer la lluvia. Ahora bien, si los comentarios deben respetar el tema planteado en el artículo, ¿no serían impertinentes aquéllos que retomen otros surgidos en el debate? ¿Y cómo surgirían estos otros temas si todos respetaran el original?
Esto sin contar que la más sencilla y acotada entrada suele habilitar no menos de dos, tres o más temas; un artículo más extenso y complejo, quizás una docena.

- En Internet es habitual utilizar apodos o 'nicks' en lugar del propio nombre, pero usurpar el de otro lector es una práctica inaceptable.
En parte debo coincidir: la utilización de un nombre ajeno a sabiendas de que lo es suele servir a una ética bastante oscura y a prácticas que van más allá del simple uso de un nick.
Lo que claramente me revienta es la apelación general y enrasadora a "internet" para sostener la muy respetable política editorial de un sitio. Me recuerda al tipo que bajó del monte con unos borradores legales diciendo que, arriba, se los había dictado un dios. Mejor sería dejar de lado la pretensión de universalidad y hacerse cargo de la propia postura. De lo contrario, podría tratarse de una "grosera simplificación".

- No escriba en MAYÚSCULAS. En el lenguaje de Internet se interpretan como gritos y dificultan la lectura.
Ya hablar de "el" lenguaje de internet, singular y determinado, es un despropósito de proporciones. Y dejemos de lado que las mayúsculas de molde suelen facilitar la lectura, tal como lo saben alfabetizadores primarios y diseñadores publicitarios. Pero aún así, ¡¿ENTONCES POR QUÉ COÑO ME GRITAN "MAYÚSCULAS" Y "PERIODISTA DIGITAL"?!

Cualquier comentario que no se atenga a estas normas podrá ser borrado y cualquier comentarista que las rompa habitualmente podrá ver cortado su acceso a los comentarios de PERIODISTA DIGITAL.
¿Por qué se comienza con "les animamos" y se finaliza con "ser borrado" y "ver cortado"?, ¿por qué desaparece aquella primera persona que animaba, a manos de una instancia impersonal que borrará y cortará?, ¿por qué ese volantazo enunciativo para pasar de la sola animación a la amenaza de corte?
No hacía falta, ya era evidente que Periodista digital impone más normas que un código contravencional y que se reserva el derecho a interpretarlas. Y está bien, sólo que prefiero (yo, no internet ni la cultura ni la sociedad) que me hablen claro y directo en lugar de dar tanta voltereta alrededor de una moralina medio victoriana o de una norma vendida como universal.
En este artículo, por ejemplo, el que quiera comentar puede decir lo que le venga en gana. No borraremos lo dicho en razón de que haya usado palabras soeces o letras mayúsculas, no prescribimos ninguna norma de etiqueta -por ejemplo, se puede comentar en smoking o en calzones- e incluso puede no cerrar su comentario diciendo que va a llover.

viernes, abril 13, 2007

The clown

Imagino la cara de Alfred Hawthorn Hill, ese cuasimimo reconocido mundialmente como Benny Hill, ante la decisión de la BBC de quitar su Show de su programación para Estados Unidos, donde contaba con un elevado rating. Ya en 1989 había sido eliminado de Inglaterra.
Los argumentos de la BBC son muy claros. Benny Hill es "sexista, abusivo con las mujeres y retrógrado" y "refleja una Inglaterra anticuada". Teniendo en cuenta que dentro de unos días se cumplirán 15 años de su muerte, suena bastante lógico que esté un tanto desactualizado, lo que no sabía era que reflejaba a Inglaterra. Y yo que creía que eran los Stones.
Supongo que sus dotes de mimo, su inteligencia paródica, su humor irreverente, su capacidad para adaptar técnicas del cine mudo, sin perder el tono del vaudeville de sus orígenes, ese estilo único que le permitía detenerse en un primer plano gestual por varios segundos y hacernos llorar de risa, o aquellos finales con cámara rápida y ese Yakety Sak, de Boot Randolph, inmortalizado como "la música de Benny Hill", son detalles que no cuentan.
El juego entre su imagen burlona, cínica, por momentos torpe y burda, con el resto de los personajes, estereotipos británicos acartonados, protagonizados por Bob Todd, Nicholas Parsons, Henry McGee, y ese inolvidable, calvo y bajito, Jackie Wright, queda opacado por su "sexismo" al mostrar mujeres que hoy resultan casi angelicales. Un sexismo tan ingenuo, tan inocente frente a cualquier serie o película actual.
¿"Abusivo con las mujeres" será porque solía terminar siendo perseguido por alguna a bastonazos? ¿o por aquella insoportable mujer que no dejaba de hablar sin decir nada, a la que sólo pudo silenciar el control remoto de un televisor? (si ambos tenían la misma frecuencia ¿el "abuso" sería hacia la mujer o hacia la TV?).
Nada ponía más en evidencia su machismo que ver al pequeño Jackie Wright parodiando a un recio vaquero estilo John Wayne.
Sinceramente me harta el discurso machista/feminista que nos impide reírnos de nosotros mismos, que vive protegiéndonos de quién sabe qué ataques del sexo opuesto.
Los graffitis eran un capítulo aparte, la ironía perfecta.
Supongo que son más sanas y políticamente correctas otras series de la BBC, como Extreme Makeover, donde un grupo decide cómo debe ser la casa de los demás, o Niñera S.O.S, en la cual una infalible y perfecta baby sitter humilla públicamente a madres por la conducta de sus hijos, o aquellas en las cuales la ciencia médica y la psicología se unen para convertir a una mujer en algo "bello", explicando, por ejemplo, que nadie puede ser feliz con una nariz así.
Sin duda la decisión de la BBC pone en evidencia una Inglaterra "moderna", como su directora de publicidad indicó, una en la cual los marines fueron secuestrados en aguas internacionales, una en la cual nos dicen lo que debemos ver y de qué debemos reírnos.
Resulta bastante significativo que la BBC, que jamás consideró necesario dar explicaciones respecto del por qué de emitir o quitar algún programa, en este caso haya enviado un comunicado a través de Amy Mulcair, su directora de publicidad.
Quizás mañana su aliado, EE.UU., decida que deben quitar del aire los capítulos de Los tres chiflados, ni hablar de Los locos Addams y los Hermanos Marx. Que Zeus proteja a Alfredo Casero y a esos machistas a ultranza que se hacen llamar Les Luthiers.

Benny Hill murió solo, rechazado por una sociedad victoriana después de haber brillado en épocas de Flower Power. Su humor puede gustarnos o no, pero sin duda prefiero ser yo quien elija de qué reírme cuando empiece a llover.

Después de haber escrito este post me enteré de la muerte de Kurt Vonnegut, el genial y ácido escritor que alguna vez se enfrentó a quienes quisieron prohibir sus obras por considerarlas obscenas. Obviamente no hay comparación entre Benny Hill y Vonnegut, pero sí en las mentes de quienes los censuraron.
"¿Qué son los conservadores? Son personas dispuestas a mover cielo y tierra, si es necesario; y que están dispuestas a arruinar una compañía o un país o al planeta, con tal de probar ante nosotros y ante sí mismos que son superiores a todos los demás, con la única excepción de sus amigos. Ellos cuidan mucho de sus amigos; cuidan que no vayan a dar a la cárcel y esas cosas." (Kurt Vonnegut, alguien que conocía la lluvia).

La risa y la lágrima

"PLAYBOY: Otra manera de tratar la tristeza, de tratar esos problemas que usted no puede resolver, es a través del humor. ¿Es ésa su manera?
"VONNEGUT: Pues, lo intento. Pero la risa es una respuesta a la frustración, lo mismo que las lágrimas; y no resuelve nada, del mismo modo que las lágrimas no resuelven nada. Reír o llorar es lo que hace un ser humano cuando no puede hacer nada más."

Gracias, maestro, por tantas buenas historias, por tantas risas inútiles, por tanta lección de ironía, por tanta incorrección política y por tanto humor agridulce que usted supo cultivar y enseñó a cultivar.
Y disculpe si no atiné a citar alguno de sus mejores pasajes pero es que no pude hacer nada más.
Hasta siempre, Kurt Vonnegut, descanse en paz mientras lo releemos y lo volvemos a disfrutar.

El autorretrato ilustra la tapa de la edición española de Guampeteros, fomas y granfalunes (Grijalbo, Barcelona, 1977) que incluye la citada entrevista con Playboy. En El guinõ, otro homenaje al maestro a través del cual me anoticié que el pájaro voló de su jaula.

sábado, abril 07, 2007

Trabajadores, go home

"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida" cantaba Rubén Blades. Y vaya si te las da. Tras el último artículo de Grismar me surgió una duda acerca de fechas y Naciones Unidas y Google me devolvió un enlace, por supuesto no vinculado a mi duda, que me dejó perplejo.
Se trata de la declaración "Las Naciones Unidas y la Sociedad Civil" que comienza con un acápite atribuido a Kofi Annan en el que se afirma: "Hubo un tiempo en que las Naciones Unidas trataban únicamente con los Gobiernos. Ahora sabemos que la paz y la prosperidad no pueden lograrse sin asociaciones que integren a los Gobiernos, las organizaciones internacionales, la comunidad empresarial y la sociedad civil. En el mundo de hoy dependemos unos de otros".
Paz y, sobre todo, prosperidad. Se me disculpará que cite en extenso pero me resulta necesario:
"Las oficinas y agencias de la ONU tienen asociaciones con las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), la comunidad empresarial y otros organismos de la sociedad civil, en un amplio espectro. Por ejemplo:
-Las organizaciones No Gubernamentales pueden descubrir las ventajas de asociarse con el Departamento de Información Pública (ONU/DIP).
-Las ONGs internacionales pueden entrar en relación unas con otras a través del Servicio de Enlace con las Organizaciones no Gubernamentales de las Naciones Unidas.
-Las Organizaciones No Gubernamentales que tengan una experiencia internacionalmente probada pueden llegar a conseguir la habilitación como ONG de carácter consultivo para ECOSOC a través del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA).
-La comunidad empreserial [sic] pueden [sic] apoyar y participar en los programas y proyectos de las Naciones Unidas en el mundo entero.
-Los líderes del mundo empresarial pueden unirse en una iniciativa internacional 'El Pacto Mundial' que une a distintas empresas con las Agencias de las Naciones Unidas, las Organizaciones No Gubernamentales y otros grupos de la sociedad civil".
El "amplio espectro" (es patético el modo en que el "por ejemplo" logra evadir cualquier ejemplo y dejemos de lado esa oscilación injustificable entre la sigla ONG, su insólito plural y su nominación completa) queda definido y acotado como empresariado, ONG y sociedad civil de los cuales sólo el "mundo empresarial" resulta relativamente claro. Una amplitud bastante relativa porque excluye a casi toda la población mundial, a menos que esa imprecisa "sociedad civil" incluya en una misma bolsa a todos los que no son empresarios ni funcionarios de una ONG.
Antes, la corrección política consistía en equilibrar el desequilibrio fundante entre burguesía y proletariado. Donde cuatro piratas explotaban a cuatro millones, el discurso democratista hablaba de la necesaria igualdad entre capital y trabajo; donde el Estado burgués operaba junto al capital, el discurso neutralista hablaba de función arbitral en negociaciones paritarias.
Ahora ya no. Ahora hay el mundo empresarial y un espectro amplio de civiles (¿acaso se asume que el capital y sus gobiernos ya son plenamente militares?) y ONG donde los efectivos productores de bienes y servicios (de valor, dijo uno) no parecen tener lugar. Excepto si participan de la defensa de delfines y ballenas, la diversidad sexual, los pueblos originarios o el pretérito medio ambiente que son las vedettes de cualquier ONG con aspiraciones políticas.
De acuerdo, no me desayuno hoy ni nací ayer y hace un tiempo que conozco algo de esa cosa que se denomina Naciones Unidas a la cual vimos en funciones en las vísperas del último genocidio en Irak.
Lo que me sorprende es que tan impunemente se hable de románticas gotas de rocío cuando hace tiempo que se trata de una consistente amenaza de lluvia.

martes, abril 03, 2007

Libros sapienciales

Hace un tiempo una tía de mi papá dejó como parte de su "herencia" un centenar de revistas, las cuales encontré embaladas y listas para ser dejadas al alcance del primer cartonero que pasara. Por pura curiosidad abrí el paquete y comencé a hojearlas, una a una.
Encontré viejas TV Guía, Vosotras, Claudia, Para Ti, lo cual me dio una imagen de esa tía que casi no había conocido.
Había también una veintena de Selecciones del Reader's Digest, amarillentas y manchadas de humedad, de la década del cincuenta. Las guardé en una bolsa y me las llevé.
Mayo de 1953, diciembre de 1950, julio de 1958... parafraseando un viejo dicho podría decir que quien leyó una Selecciones las leyó todas.
Pioneros de la literatura catástrofe, siempre hay un terremoto, incendio o inundación, narradas desde la perspectiva "humana": el sobreviviente, la lucha, el sacrificio y el final feliz.
La "moral" (occidental y cristiana, claro) como único eje, larguísimas sentencias éticas en cada artículo, y en sus secciones especiales, Citas citables, De la vida real, etc.
Al mejor estilo Hallmark abundan las narraciones de enfermos terminales que lograron vencer a la muerte, o que llegaron a ella "dignamente", accidentes cuasifatales, desgracias varias superadas, todo con moraleja, requisito imprescindible para ser parte de esas "selecciones".
Páginas y más páginas de pura enseñanza, amables con árabes, palestinos y otros seres extraños a los cuales les conceden gentilmente el derecho de ser humanos. Alguna biografía ejemplar, y, por supuesto, manuales de vida, "cómo ser feliz en el matrimonio", "cómo educar a un niño inquieto", "cómo cuidar a nuestras mascotas"...
Y el humor, un humor que reconozco que me sorprendió en cuanto a su estilo. Humor de chiste de celular, de los miles que abundan en la web (de hecho ya había leído algunos en páginas o blogs), cortos, ácidos, algunos ingeniosos otros simplemente tontos, casi siempre basados en la célula madre de ese humor: el equívoco.
Me detuve una y otra vez en lo que me fascinaba: la publicidad.
Bujías Champion, Fijador a la Colonia Atkinsons, el nuevo modelo 1953 de lavarropas K.C, que lava cuatro kilos, anteojos Cliper, la nueva fibra Orlon de Du Pont que vestiría a las mujeres del futuro, sal de fruta Eno, combinado RCA Victor... todos similares, página completa, primer plano de imagen del producto, su nombre y la sonriente cara de alguien parecido a Cary Grant o Julie Andrews.
Estaba por desistir de mi lectura cuando una más ajada que las demás llamó mi atención. Febrero de 1944.
Veintitrés artículos, más sus secciones especiales.
"El combate de los altoparlantes" narra cómo los ingleses engañaron a las tropas alemanas simulando un ataque sólo con "cuatro torpederas, unos altoparlantes y unos cuantos discos de fonógrafo". Con lo estúpidos que eran los alemanes y la inteligencia de los aliados no se entiende por qué la guerra no terminó unos cuantos millones de muertos antes.
"Cómo organizó el mando Einsenhower", "Vigía de las noches estrelladas", "Lo que hace un médico de aviación", "Los aviadores que pelean sin armas". La Segunda Guerra Mundial en breves artículos que me recordaron las primeras planas de los diarios en 1982, cuando siempre le estábamos ganando a los ingleses en las Malvinas. Claro que ellos sí ganaron, pero ese es otro tema.
Sin perder el estilo, esos artículos, intimistas, humanos, le daban a cada soldado aliado el caracter de ese presidente de EEUU derrotando alienígenas con su avión que nos regalara Independence Day.
Aquellos textos que no se referían a la guerra, casualmente, eran, "¡No hay razón para ser pesimistas!", "¡Cincuenta años sin una sola huelga!", o "Primeros ensayos del socorro mundial".
La publicidad, obviamente, no podía sustraerse de la guerra. No sólo como referente, introdujo también un elemento distinto, el texto explicativo. La de épocas de paz contenía sólo un slogan y pequeñas descripciones del producto y sus bondades. La publicidad de la guerra requería una explicación referida a las aplicaciones del producto en el frente de combate. Y si no tenía aplicación alguna, se podía inventar.
Recios soldados desembalando motores junto a la leyenda "vale la pena esperar por un Caterpillar diesel", y una larga y detallada información respecto de su distribución por la War Production Board, que desembocaba en el sentido del título, la guerra se estaba llevando todo y apenas podían satisfacer las demandas particulares, pero "vale la pena esperar".
"Ya se encuentren en alta mar o en las costas del ártico o en los trópicos, los marinos de los Estados Unidos tienen, en la radio, el lazo invisible pero efectivo que los une con su patria... ¡a través de unos cuántos Zenith!" explicaba otra, agregando un sugerente "en los modelos de la post-guerra irán incorporados adelantos que se conservan todavía secretos, pero que ya se usan en los equipos radiónicos que Zenith provee a los ejércitos de las Naciones Unidas". Descubrí que el "secreto militar" parecía estar presente en todos los productos ofrecidos.
Admito que sentí cierto respeto por aquellos soldados que llevasen entre sus pertrechos las "portátiles" máquinas de escribir Smith-Corona.
Fui a buscar algo que no pudiese relacionarse tan directamente con el frente, y me encontré con las heladeras Norge, de Borg-Warner. Qué equivocada estaba, como me explicó la leyenda bajo la imagen de una heladera detrás de la cual emergían aviones y tanques, "la guerra le ha dado ímpetu a nuestros estudios en el ramo de alimentación porque, con todas las tácticas y todas las armas modernas, nada hay que sustituya las provisiones, y hoy, como antaño, un ejército avanza sobre el estómago, como dijo Napoleón". Tenía que buscar algo menos bélico.
Whiskey Schenley, Royal reserve, nada más alejado del frente, a menos que quisieran sugerir que los soldados se emborrachaban. Otro error, "ya era famosa esta bebida cuando el yanqui peleó primero en Argel en 1815", me explicaron, agregando que "el whiskey americano se ha usado para festejar todas las victorias norteamericanas porque es más antiguo que los Estados Unidos".
La revista y la publicidad que contiene logran una simbiosis perfecta. Todo habla de grandeza, sacrificio, victoria, casi como un discurso de Bush.
Si no me equivoco aún se editan las Selecciones del Reader's Digest, y supongo que deben mantenerse tal como hace sesenta años, enseñándonos a ser buenos cristianos, amables, solidarios, tolerantes, dándonos ejemplos de vida, salud y moral.
Después de leerlas quien no se sienta iluminado debe ir a suicidarse dos veces. Y si aún así no aprendió, que se siente a esperar la lluvia, dicen que viene del norte.