Una de leones
Muchos andan comentando por ahí la última publicidad televisiva de Nextel Argentina cuyos responsables intitularon "Leones". Mayormente, los comentarios a este aviso afirman que la pieza no se entiende. Por esta vez, me sumo a las mayorías perplejas, nacionales y populares. El comercial puede verse y oirse en la televisión y, además, en tanto sitio web que lo ha colgado para beneplácito de sus espectadores. Acá no voy a colgar nada así que, quien lo desee, lo mira y vuelve. O no; es decir, no lo mira o no vuelve.
La cosa es más o menos así. A lo largo de minuto y pico, un humanoide con cabezota de león y manazas de león cruza una avenida céntrica, hace un viaje en subterráneo, juega un partido de golf, acuna a un bebé humano, recibe un mensaje vía Nextel y gesticula un sordo rugido desde lo alto de un techo urbano. Sobreimprime: "Mucho más que un celular" y a continuación: "Nextel". The end.
Pero, ¿se trata de un león o de más de uno? He aquí lo primero que no se entiende o, mejor, se entiende de modos opuestos. La mayoría tiende a ver un único león atravesando segmentos de la vida -su vida- citadina. La idea persiste, incluso después de leer un breve artículo publicado por Luis María Hermida en su weblog de Clarín que asume la presencia de leones múltiples. Los mismos que anuncia el título, plural, de esta joyita del séptimo arte.
La lectura en uno u otro sentido no carece de importancia: si el fulano del disfraz es uno y único, el texto tiende a la narrativa; si se trata de varios, de muchos, la cosa es más bien descriptiva. A partir de esto puede derivarse cualquier interpretación: imagínese uno de esos avisos de tratamientos reductores en el que no quedara claro si la señora adelgazada es la misma que tenía esos kilitos de más o bien otra, o bien cualquiera, o bien todas.
Pese al título "Leones" y a la opinión de Hermida, parece primar una lectura en clave de secuencia: la de un tipo mal disfrazado de león que hace seis cosas sucesivas pero no vinculadas y cuyo resultado final, moraleja implícita, metáfora abierta o simplemente sentido no se comprende en absoluto. Hermida, que tiene un largo oficio en el metier de la crítica positiva, empieza por allí: no se entiende. Pero de inmediato condena esta cerrazón sujeta a una lógica realista (?) y halla en la pieza una supuesta capacidad de emocionar que bastaría y, quizás, sobraría: "una buena película de Pucho Mentasti tan llena de posibles metáforas como de sensaciones puramente emocionales". Una buena película es El Padrino, dejémonos de joder.
Al menos Hermida pone en juego algún trabajo de escritura donde otros sólo ponen piloto automático, copy and paste. Decenas de caraduras como, por ejemplo, InfoBAEprofesional transcriben esto: "Con una estética muy cuidada y una destacada banda musical, la pieza subraya las características especiales que le otorga a Nextel el servicio de radio, que es su atributo diferencial". La verdad es que no. Dejemos de lado tal estética cuidada que no ha cuidado la producción de ese híbrido abominable entre lo humano y lo leonino –producción que evoca a esos míseros Mickey montados en estivales trencitos de la alegría-: no hay en todo el aviso una sola referencia a ningún atributo, mucho menos a tal supuesto servicio de radio. No lo digo yo sino cien comentarios que derivan hacia lugares múltiples, impensados, delirantes, pero ninguno vinculado al mentado atributo diferencial de la marca.
No obstante, hay una amplia minoría que comprende tan bien el aviso y le resulta tan obviamente directo, que tiende a cierta soberbia condescendiente del tipo: "a ver si se avispan, giles intelectualosos, la cosa es así de clara". Esta lectura, muy masiva, sostiene que el león es el rey de la selva y la ciudad es la jungla de cemento. Luego, dos más dos: el que tiene Nextel domina a todos los demás. Mirá vos. Algunos que la tienen especialmente clara agregan que el mensaje es negativo porque incentiva el ansia de poder sobre el prójimo, etc.
A mí -y no sólo a mí- me asaltan dudas radicales. Una, boba: ¿por qué el rey cruza la calle como un peatón más y después (¿pero es después o es otro rey?) viaja en subte? Otra: ¿por qué el rey pasa desapercibido -doblemente extraño pues el tipo es el único freak (¿es el único o hay más reyes?) que anda disfrazado con una cabeza de león- entre la multitud? Y una más: ¿por qué el rey todopoderoso, que encima tiene Nextel, anda agobiado, tristón, abrumado o lo que sea le ocurra a ese gato desdichado? Suscribo sin reservas este comentario de un tal Ricardo al artículo de Hermida: "[...] por su expresión pasiva y su aspecto, parece más que un rey de la selva uno de esos leones trashumantes viejos y algo apolillados de los circos de pueblo".
El aviso, con su fulano disfrazado de león (¿pero es un león o son varios?), más que evocar la saga de la fiera dominante parece reformular aquel consejo que un tigre vencido le daba a El oso libertario: "Conformate, me decía un león viejo, con Nextel tenés más que un celular". Y no quiero meterme con la Carta de un león a otro porque no sé de cuántos leones estamos hablando.
Por último, dos lecturas específicas que ponen sentido allí donde, evidentemente, no lo hay. Como las dos leen rasgos que ni a palos están en la pieza, júzguese si alguna de ellas es en joda. O si ambas. O si lo que es en joda es el comercial:
N. del E.: Las imágenes que ilustran el artículo no son de "Leones" de Pucho Mentasti sino de Bronenosets Potyomkin (El acorazado Potemkin, 1925) de Sergei Eisenstein, otro realizador de buenas películas.
La cosa es más o menos así. A lo largo de minuto y pico, un humanoide con cabezota de león y manazas de león cruza una avenida céntrica, hace un viaje en subterráneo, juega un partido de golf, acuna a un bebé humano, recibe un mensaje vía Nextel y gesticula un sordo rugido desde lo alto de un techo urbano. Sobreimprime: "Mucho más que un celular" y a continuación: "Nextel". The end.
Pero, ¿se trata de un león o de más de uno? He aquí lo primero que no se entiende o, mejor, se entiende de modos opuestos. La mayoría tiende a ver un único león atravesando segmentos de la vida -su vida- citadina. La idea persiste, incluso después de leer un breve artículo publicado por Luis María Hermida en su weblog de Clarín que asume la presencia de leones múltiples. Los mismos que anuncia el título, plural, de esta joyita del séptimo arte.
La lectura en uno u otro sentido no carece de importancia: si el fulano del disfraz es uno y único, el texto tiende a la narrativa; si se trata de varios, de muchos, la cosa es más bien descriptiva. A partir de esto puede derivarse cualquier interpretación: imagínese uno de esos avisos de tratamientos reductores en el que no quedara claro si la señora adelgazada es la misma que tenía esos kilitos de más o bien otra, o bien cualquiera, o bien todas.
Pese al título "Leones" y a la opinión de Hermida, parece primar una lectura en clave de secuencia: la de un tipo mal disfrazado de león que hace seis cosas sucesivas pero no vinculadas y cuyo resultado final, moraleja implícita, metáfora abierta o simplemente sentido no se comprende en absoluto. Hermida, que tiene un largo oficio en el metier de la crítica positiva, empieza por allí: no se entiende. Pero de inmediato condena esta cerrazón sujeta a una lógica realista (?) y halla en la pieza una supuesta capacidad de emocionar que bastaría y, quizás, sobraría: "una buena película de Pucho Mentasti tan llena de posibles metáforas como de sensaciones puramente emocionales". Una buena película es El Padrino, dejémonos de joder.
Al menos Hermida pone en juego algún trabajo de escritura donde otros sólo ponen piloto automático, copy and paste. Decenas de caraduras como, por ejemplo, InfoBAEprofesional transcriben esto: "Con una estética muy cuidada y una destacada banda musical, la pieza subraya las características especiales que le otorga a Nextel el servicio de radio, que es su atributo diferencial". La verdad es que no. Dejemos de lado tal estética cuidada que no ha cuidado la producción de ese híbrido abominable entre lo humano y lo leonino –producción que evoca a esos míseros Mickey montados en estivales trencitos de la alegría-: no hay en todo el aviso una sola referencia a ningún atributo, mucho menos a tal supuesto servicio de radio. No lo digo yo sino cien comentarios que derivan hacia lugares múltiples, impensados, delirantes, pero ninguno vinculado al mentado atributo diferencial de la marca.
No obstante, hay una amplia minoría que comprende tan bien el aviso y le resulta tan obviamente directo, que tiende a cierta soberbia condescendiente del tipo: "a ver si se avispan, giles intelectualosos, la cosa es así de clara". Esta lectura, muy masiva, sostiene que el león es el rey de la selva y la ciudad es la jungla de cemento. Luego, dos más dos: el que tiene Nextel domina a todos los demás. Mirá vos. Algunos que la tienen especialmente clara agregan que el mensaje es negativo porque incentiva el ansia de poder sobre el prójimo, etc.
A mí -y no sólo a mí- me asaltan dudas radicales. Una, boba: ¿por qué el rey cruza la calle como un peatón más y después (¿pero es después o es otro rey?) viaja en subte? Otra: ¿por qué el rey pasa desapercibido -doblemente extraño pues el tipo es el único freak (¿es el único o hay más reyes?) que anda disfrazado con una cabeza de león- entre la multitud? Y una más: ¿por qué el rey todopoderoso, que encima tiene Nextel, anda agobiado, tristón, abrumado o lo que sea le ocurra a ese gato desdichado? Suscribo sin reservas este comentario de un tal Ricardo al artículo de Hermida: "[...] por su expresión pasiva y su aspecto, parece más que un rey de la selva uno de esos leones trashumantes viejos y algo apolillados de los circos de pueblo".
El aviso, con su fulano disfrazado de león (¿pero es un león o son varios?), más que evocar la saga de la fiera dominante parece reformular aquel consejo que un tigre vencido le daba a El oso libertario: "Conformate, me decía un león viejo, con Nextel tenés más que un celular". Y no quiero meterme con la Carta de un león a otro porque no sé de cuántos leones estamos hablando.
Por último, dos lecturas específicas que ponen sentido allí donde, evidentemente, no lo hay. Como las dos leen rasgos que ni a palos están en la pieza, júzguese si alguna de ellas es en joda. O si ambas. O si lo que es en joda es el comercial:
"El león anda por la calle, entra en el subte, se levanta a la chica, luego juega al golf y entrecierra los ojos porque la recuerda (signo de que él también se enamoró). Luego acuna al niño producto de ese amor. Por último, está cansado en un bar cuando lo llaman por el Nextel. Luego ruge triunfal. ¿Fue el llamado de la naturaleza? Sin duda. Ahora él dejará a su esposa y la vida en la ciudad para volver a la selva". (Lo dice Ezequiel pero lo atribuye a su mujer: el debate ya llegó al seno de la cotidianidad de pareja).Para mí que el león no es un león -de acuerdo, es muy obvio- sino el miembro de una tribu urbana que está compitiendo en un reality- show- virtual- online para ver quién aguanta más tiempo haciendo su vida con una cabezota de león sin sacársela ni para dormir. A través del Nextel -un desafío extra porque con los mitones puestos no puede teclear- manda fotos a su Fotolog, sube videos a YouTube, manda SMS a CallTV, publica su diario en Twitter y actualiza sus MySpace, Facebook y FuckYou. Pero el aviso lo capta en aquellos momentos en que se deprime y piensa en su infeliz existencia y no en aquellos otros en que se autoconvence de que va por el mejor camino hacia su meta: hacerse rápidamente famoso, dedicarse a la libre creatividad e inventar, de preferencia en noches de alcohol, cosas incomprensibles pero muy jugadas antes de que sobre su jaula de hormigón -metáfora urbana muy gastada pero ¿se entiende?; si no la explico- se largue la lluvia.
"Me parece que nadie entendió el final. Se trata del mismo león y su vida en distintos momentos. Nunca se dio cuenta que el hijo no se le parecía en absoluto, y en el último momento se lo avisa un amigo por Nextel: ¿Qué le queda sino rugir al saber que el hijo no era de él?" (Lo dice María Inés).
N. del E.: Las imágenes que ilustran el artículo no son de "Leones" de Pucho Mentasti sino de Bronenosets Potyomkin (El acorazado Potemkin, 1925) de Sergei Eisenstein, otro realizador de buenas películas.
29 comentarios:
La nota de Hermida la había leido en su momento. A mí me rompe un poco las bolas su actitud posmo. El cierre de la nota es
"(..) Leones caminando por la ciudad, leones viajando en subte, leones jugando golf, leones acunando niños en la madrugada, leones rugiendo, leones al teléfono. ¿Y por qué leones?
¿Y por qué no?"
Este pensamiento tautológico es clásico de los publicitarios cocainómanos con presupuestos abultados, que se mandan cualquier paparruchada justificada a partir de su propia locura y algún que otro estudio de neuromarketing que los consumidores asocian el color marrón con el éxito, la muerte del enemigo, el poder sexual y la victoria de Boca.
Como ya dije en otra oportunidad, ojalá revienten todos.
Cuando vi la publicidad pensé que claramente era un comercial sobre algún producto "antifrizz" o similar.
Quizás la próxima, Sedal haga un muy buen comercial para servicios de telefonía (?).
A) Me recibo de comentarista con este aporte: ¡GENIAL, Cinczéu!
B) Entiendo que el post no se reduce a esto, pero soy de la partida de considerar a "Péguele a Hermida" un saludable deporte nac&pop.
C) Se me ocurre que es un claro caso de abuso de caña... ¿Por qué le habrán puesto leones?
Creo que en los 60 se debe haber producido algún o algunos debates similares en relación con algunas imágenes, simbolismos o metáforas de ciertos films de Bergman.
Hoy, debatimos de manera similar con las publicidades de telefonía celular.
No sé cual sería la conclusión en caso de que la haya.
Piquín
Fede: Hay cierta in-justificación cocainófila que asiste a gente que vive adentro de un frasco; caro, pero frasco al fin. Igual el "¿y por qué no?" cierra mejor con el aviso que el "rey de la selva". Hay quien dice que la pieza apelaría al non-sense y que la estrategia sería instalar la marca en la conversación social. Si sólo fuese así, me sonaría a apuesta riesgosa.
Pat-: El aviso de Sedal antifrizz con leones ya lo hicieron y les salió horrible: una leona demasiado masculina le guiñaba un ojo y le tiraba besitos a una señorita despeinada; zoofilia lésbica (?) en pocas palabras. Pero al menos ése se entendía.
Isa: Gracias por su genial aporte de comentarista recibida. Yo no sé si quiero pegarle a Hermida por puro deporte. Me parece que el tipo ejerce su gris oficio y si hay que pegarle deportivamente a alguno tengo candidatos más obvios. Igual lo voy a pensar.
Piquín: Siempre se han producido debates en relación al sentido de tal o cual discurso. Una conclusión posible es que la publicidad masiva tiene (¿tiene o tenía?) restricciones distintas a las del cine poético- experimental. Otra, que Pucho Mentasti no es Ingmar Bergman. Ha de haber otras más, supongo.
Saludos a todos y gracias por las lecturas.
Para mí es uno solo el león, bah, y su pareja, porque quien acuna a un bebe es claramente una leona (?) y se supone que el tipo se siente el rey de la selva porque tiene el celular este (?)...por más que sea un tipo común y corriente que tiene que caminar o viajar en subte...que viaje en subte no implica que no tenga que caminar la calle (?)...que se yo.
A Hermida no tengo el gusto de conocer pero parece que todos lo odian (?)
Saludos.
PD: Leí el post sobre El Padrino, muy bueno. Es una alegría haberla visto finalmente, y en algún momento la veré nuevamente.
Saludos.
SirThomas: No entiendo cómo quien acuna al bebé podría ser claramente una leona cuando ostenta ¡melena! Lo que puede ser es la mujer del tipo que, a la noche, se pone la cabezota que el marido usa durante el día. O que el presupuesto no dio para fabricar otra cabezota de leona... ¡Qué sé yo!
Saludos.
Dice Cinzcéu: "Hay quien dice que la pieza apelaría al non-sense y que la estrategia sería instalar la marca en la conversación social"
Dice Dao: Seguro. Vos, en tu post. la nombrás diez veces.
Miguel: Sin duda, yo la nombro diez veces y otros mil, otras tantas. Tengo dudas de que sólo eso (que se nombre, que se hable, etc.) pueda ser objetivo de una campaña, pero quizás sí. El non-sense (o mejor, el non-capisco) me parece riesgoso como posicionamiento; lo mismo ese efecto "somos relocos" que puede funcionar si te dedicás al arte absurdo pero menos si vendés, digamos, un servicio de radio- telefonía. Digo, no sé, quizás.
Saludos.
cinzcéu: Gracias por el enlace con el weblog de Hermida; hacía rato que no me reía tanto leyendo interpretaciones pseudo-psicológicas sobre el contenido de un aviso publicitario (odio el término "comercial"; es un adjetivo, no un sustantivo).
En una de mis vidas anteriores formé parte de esas famosas reuniones creativas, y te aseguro que los "creativos" viven en una nube de pedos, o están drogados la mitad del tiempo. O ambos.
Y tampoco entendí el aviso, ni me emocionaron las imágenes. Si no lo entiendo a la primera, la culpa no es mía, si no de los creativos.
Saludos.
Patricio: Si odiás el término "comercial" puede ser porque hayas hecho la "secundaria" en una "técnica" o en un "nacional". Respecto de los creativos, es muy probable que... ambos. Y coincido: la culpa no es tuya, al fin de cuentas no es una tesis sobre física cuántica sino ¡una propaganda de teléfonos!
Saludos.
Yo descreía de la eficacia de este tipo de recursos, pero me pasó algo hace poco. Soy radioescucha y había un jingle que escuchaba hasta el cansancio, pero llegada la última parte, donde supuestamente se nombraba al producto o se daba una idea de él, se me perdía el sentido en una confusión de sonidos. Y me empezó a intrigar al punto de pensar en preguntar o algo así. Ahí me detuve y pensé que el objetivo podía ser precisamente ése, que el no entender te llevara a averiguar. Claro que también podía estar asociado a una imagen de un comercial televisivo que yo desconocía, porque no veo tevé. Así, el jingle funcionaría en radio como asociación secundaria, como refuerzo auditivo de la imagen ya instalada, y conmigo había fracasado. De todos modos, la publicidad parece encaminarse definitivamente a lo que imaginaba Bradbury en el cuento del cartel de la autopista. Opera de una forma distinta a la que estábamos acostumbrados en mi generación. Voy a comprar un jabón y la marca o la identificación del producto hay que buscarlos con lupa. Lo que se ve enorme es la imagen de una naranja. Debe vender más, supongo, la naranja más vistosa. Mi viejo, por ejemplo, hubiera creído que estaba en la sección frutería del súper, y hubiera preguntado donde se hallaba la góndola de los jabones. Yo me estoy acostumbrando. Pero supongo que si las nuevas generaciones vieran un envase donde sólo figurara la leyenda "Lux - jabón de tocador", se preguntarían qué joraca es éso... Claro que no preguntarían nada. Lo desecharían y buscarían el ícono entendible y más atractivo para ellos. Quizá el próximo paso sea el sonido puro, como el del jingle. El producto llevaría un chip, que se accionaría al pasar delante de él, reproduciendo la musiquita. Y cuando los medios audiovisuales puedan transmitir sensaciones olfativas, ya se habrá completado el ciclo y tendremos una publicidad dirigida exclusivamente a los sentidos, sin que el raciocinio venga a jorobar a la hora de decidir qué compramos.
Al final este anuncio acabará haciendo honor a una de las máximas de la publicidad que dice que no debes impactar demasiado con la puesta en escena del producto porque al final todo el mundo recuerda al león pero algunos quizás no sepan qué esta anunciando el felino. Un abrazo.
Miguel: Tu lúcido comentario ameritaría varios artículos e incluso todo un blog. Si tu hipótesis acerca de una publicidad orientada hacia la sensibilidad irracional se comprobara, creo que iríamos hacia una suerte de mutación de la especie. Ya lo figuró Kurt Vonnegut (creo que en Galápagos) con la involución humana a foca. Pero hay hipótesis menos radicales y quizás igual de plausibles: cuando en un aviso radiofónico "se perdía el sentido en una confusión de sonidos" puede ser pura ineficacia publicitaria, sin plus alguno de nada. A veces soslayamos la boludez, que es el motor perpetuo.
Un abrazo.
Vitore: En este caso parece que la marca se asocia al aviso pero creo que el mérito es de las buenas campañas previas antes que de la notable creatividad del león (¿o serán leones?). Tal máxima publicitaria entiendo que es insoslayable (la marca debe ser el centro) pero con frecuencia se premia a avisos que nadie recuerda de qué son. Pagarán, tal vez, a otro bolsillo, supongo, como un lavadero con déficit comercial que lo que lava no es la ropa de sus clientes sino otras cosas más sucias.
Un abrazo.
"Una buena película es "El Padrino", dejémonos de joder"...
Impagable Cinzcéu, no es la primera vez que admiro tu crítica y en ésta, puntualmente, estamos en un todo de acuerdo. Independientemente que a mí Nextel me abruma, y aclaro que no lo tengo, por sus inoportunos pitidos y la soberbia del potencial usuario, con este aviso lo más probable es que me recuerde a un león cansino y algo chamuscado y no a lo que se pretende mostrar, que supongo serán las bondades y distinción del servicio.
Avisos, que los hubo, eran los de antes. A la postre ningún ejecutivo de la empresa podrá decir: "Soy un león vendiendo Nextel".
Hang: Hablando de avisos de antes, Nextel tenía, hace muy poco, un aviso excelente: algo así como "A New York con un sólo botón" que contrastaba con los cien botones que un fulano tenía que apretar desde que salía de su oficina en B.A. hasta que entraba a la de un cliente en N.Y. Se ve que ésa se entendía perfecto, focalizaba el beneficio y diferenciaba la marca, por lo tanto, resultaba poco creativa...
Gracias por la lectura.
Alguien dice en los comentarios que tal publicidad es un paparruchada. Es cierto, pero no deja de ser perjudicial una paparruchada tras otra, y todas consideradas como una verdad fundacional por los medios que las difunden.
Leo (y, sí, leo): No sé si las paparruchadas son perjudiciales pero no son consideradas "como una verdad fundacional" por nadie, mucho menos por "los medios que las difunden" que se limitan a ceder un espacio a cambio de vil dinero. Más perjudicial que un aviso incomprensible con leones es el discurso político oficialista. Pero ése es otro tema.
Cinzcéu, aprovecho para contestarte en tu blog la pregunta q hiciste en el mío.
No entraré en la metafísica del comercial porque para eso no están los consumidores. El consumidor ve la tele y punto, no lo analiza como lo puede llegar a hacer un profesional del medio (equivocado!!).
Cuando dije q tenía impacto y recordación me refería a la situación del león. Obviamente que así será y fue pero bajísimo la recordación del mensaje y de la marca. Para simplificarte, a la clásica pregunta ¿ud recuerda haber visto un comercial de Nextel? Posiblemente mencionen alguno pero no este, ahora, cuando sea guiado (mostrándose el comercial) automáticamente saltarán y dirán q si, pero con un......... no me acordaba que fuera de Nextel!!!.
Es decir, el comercial no sirve.
Saludos.
Alex: aunque tu comentario está expresamente dirigido al autor de este artículo (y merece una previa lectura del de Cinzcéu allá, que como tu enlace remite al blog y no al post resulta muy difícil de ubicar) necesito algunas aclaraciones para intentar comprender tu segundo párrafo.
"No entraré en la metafísica del comercial porque para eso no están los consumidores. El consumidor ve la tele y punto, no lo analiza como lo puede llegar a hacer un profesional del medio (equivocado!!)."
La primera frase propone dos alternativas: 1) te asumís mero "consumidor" o 2) sostenés que los meros consumidores no tenemos derecho (ni capacidad, supongo) para emitir opinión sobre lo que producen los "profesionales del medio". Me decanto por la segunda porque tu blog se llama "Crítica profesional" y dice intentar "una mirada profesional" (ambas cosas entran en contradicción con el hecho de que la mayoría de los posts se limitan a reproducir el video sin comentarios de ningún tipo... pero esto debería comentarlo allá y no acá).
Luego, nos, los consumidores, "vemos la tele y punto" y no analizamos con la profundidad de un profesional "la metafísica del comercial" ¿? Si aceptamos que este comercial tiene metafísica se está esperando que el espectador se adentre en su análisis, ¿o acaso la metafísica –uf- es algo a tratar en el interior de los monasterios (agencias de publicidad) y a la grey sólo se le debe bajar línea sobre un dogma incontestable y adrede incomprensible, con el único fin de "emocionarla"?
Todo esto me hace imaginar una nueva lectura de "Leones" que hasta ahora no había tenido en cuenta: los leones (son varios) son los profesionales de la publicidad; cumplen con las mismas rutinas cotidianas que los "cabeza- de- humano" (meros consumidores) aunque ellos saben que son bien distintos; sólo entre ellos pueden distinguirse porque el pelotudo del consumidor los ve pasar y no nota nada extraño. Los sobreimpresos del final ("Mucho más que un celular"; "Nextel") son patrocinios publicitarios a la agencia, tal como la publicidad en las camisetas de los equipos de fútbol: ¿AIG ganó la Champions? No, fue el Manchester United, pero el mundo entero vio ese logo en el pecho de los campeones. Pucho Mentasti se vende a sí mismo y Nextel está muy contento de pagar su campaña.
Gracias, Alex, por haber contribuido a abrir esta mirilla desde la que pude ver un atisbo de algo que, hasta entonces, me resultaba demasiado oscuro.
Si la intención del tipo es que los leones son varios y distintos, narrativamente debería al menos cruzar 2 o 3 en un mismo cuadro. Uno lejos, tal vez, otro cerca. Uno afuera del subte, otro adentro, etc. Para esto ni siquiera habría necesitado dos cabezas animadas, es apenas un truco de posproducción tan barato que puede hacerse en el Adobe Premiére 6. El león es uno solo y la publi no se entiende, es una estupidez más de la tele de hoy.
Alex: 1+ se me adelantó en comentar algunos aspectos que no entendí de tu comentario. Primero, el hecho de responder acá lo que comenté allá (me dije: "¿qué habré preguntado dónde?" y tuve que remontar el hilo). Segundo, aquello no era en rigor una pregunta sino una crítica, constructiva: señalaba la aparente contradicción entre el título de tu sitio y el carácter de la entrada (no abundo porque ya lo ha señalado y ampliado 1+). Eso era todo y lo que acá me explicás no responde a mi comentario allá.
Gracias por tu visita.
1+: Tu nueva lectura del aviso me parece una legítima interpretación, no tanto de la pieza en sí como de su oscura trastienda. Toda esa gente (ya lo han dicho un par de comentarios) suele vivir en una burbuja de pedo bastante hermética. "La agencia" y "el cliente" suelen ser egresados del mismo colegio que viven en el mismo barrio y consumen (en sentido amplio...) las mismas cosas. Quién sabe también "el target", y entonces los de afuera somos nosotros, los "cabeza- de- humano".
La relación agencia- cliente es posible que funcione de ese modo: no sé si el aviso reposicionó la marca de acuerdo a una estrategia comercial (¿la habrá?), pero si la agencia gana un premio, el gerente de marketing también "lo gana" y mañana se muda a un boliche de cualquier otro rubro con el galardón otorgado por unos tipos que viven en una burbuja idéntica a la suya pero un poco más cara. He aquí el posible objetivo de todas estas gentes: acceder a burbujas de mayor precio.
Un abrazo.
Gus Nielsen: Coincido en que 2 ó 3 leones en un mismo cuadro resolvería barato el aparente dilema. Pero ponele que no, que eso fuera contra el sentido de que el usuario es único (o se siente único) en su medio cotidiano. Fácil: se sitúa a los leones en escenas explícitamente diversas. Un león de sport que dirigiera la construcción de un edificio, otro de traje que supervisara un embarque de grano, otro de guadapolvo que presidiera un ateneo médico (¡qué sé yo a quiénes se dirige eso!), difícilmente produjeran la idea de un solo felino con triple empleo. Luego, el león es uno, no se entiende y es una boludez.
Saludos y gracias por tu lectura.
Cinzcéu y 1+:
Todos estos análisis, preguntas y desarrollos que estamos realizando de este simple comercial, ¿piensan que cualquier familiar nuestro se los hace? Noooooo, por ende y a lo que me expreso con "profesional" es si da resultados y réditos comerciales o es una pérdida de plata. Si el consumidor, le "mero consumidor" terminó de ver los comerciales en televisión y no recuerda la marca, por más premios que gane el comercial o interpretaciones subliminales que tenga, no sirvió!!! Y ese es mi objetivo primordial cuando analizo un comercial "profesionalmente" hablando.
Lo que si te pido que es no pongas a todos en la misma bolsa, ni agencia ni clientes, ya que no todos estamos buscando la burbuja a costa de la ineficiencia profesional.
Por último, trato de justamente con mis limitaciones con respecto a los conocimientos de mercados, posicionamientos y objetivos estratégicos de las marcas, comentar aquellos que de cierta forma conozco parte de ellos y me tomo ese atributo. De la mayoría, como muchos de ellos son del extranjero, simplemente los posteo o hago algún comentario elogioso que me llama la atención, tratando de respetar mi ignorancia.
HOLA MUY BUENO TU BLOG, ACA ME PASO A DEJARTE MIS SALUDOS CORDIALMENTE , DESDE LA DISTANCIA TE ACOMPAÑO
Es sospechoso que pocos hayan notado que la publicidad es, en realidad, un homenaje a Gieco: sus comienzos en la compañía telefónica estatal y su crecimiento hasta ser un gran león, porque gana premios y usa Nextel. El homenaje es reconocible en la última escena que remite, claro está, al concierto en la azotea que brindaron los Beatles.
La campaña basa su éxito en la intertextualidad que propone: así es claramente observable una serie de citas y cumplidos a otras campañas: la escena del León en el subte, remite a la (ya mencionada) publicidad de Sedal anti Frizz.
La primera escena presenta los mismos planos (encuadre, altura y angulación y velocidad de cámara) que el film Closer, en la que se encuentran los personajes que encarnan Jude Law y Natalie Portman.
La musicalización está pensada para que todos recordemos con cariño el film infantil The lion King.
Alex: Tengo en mejor estima intelectual a mis familiares. "A lo que me expreso con [crítica] 'profesional' es si da resultados y réditos comerciales" no sólo está mal escrito (también el resto) y yerra el significado del término sino que cae en la falacia de predecir resultados comerciales a partir de un (para colmo nulo) análisis discursivo. Respetar la propia ignorancia es un opción; resolverla y superarla, otra igualmente legítima.
Sandra: Volviendo a uno de los temas del artículo, hay modos y modos de hacer publicidad: el suyo es uno de los más estériles y menos eficaces.
Cosecha tardía: Interesante su interpretación del aviso; es posible que algunas de esas intertextualidades operen en diversas lecturas. La publicidad también podría aludir a un León Trotsky solitario en la jungla stalinista; el llamado que recibe es de la clase obrera, el techo al que se sube significa su exilio y el rugido es un (obvio) llamado a la fundación de una nueva Internacional. O bien podría remitir a Lionel Messi, un pendejo triste pero muy conectado, que recibe un llamado de su infancia rosarina y entonces "ruge" su nostalgia desde la "altura" a la cual lo catapultó el show- fóbal. O bien...
Saludos.
El comercial no me gusta, no se entiende, nunca recuerdo a que producto hace referencia, pero debo reconocerle algo, cada vez que lo veo en grupo (familia o amigos) nos da pie a unas increíbles discusiones acerca de su significado.
Filomena: ¡Hacía mucho que no se la leía por acá! Quizás ese resultado (que todos hablemos del comercial; doy fe de que pasó en mi laburo) sea el buscado. De lo que se habla es de que no se entiende. Poco, según mi parecer, máxime si se habla de leones pero no de la marca.
Saludos.
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