miércoles, julio 25, 2007

Se viene el estallido

Sostiene Michael Moore que la tendencia a la violencia en la sociedad estadounidense se origina en la cultura del miedo impulsada desde los medios de comunicación. En "A brief history of the United States of América" (Breve historia de los Estados Unidos), en Bowling for Columbine, va más allá de los medios de comunicación, y presenta una sociedad que, desde sus orígenes, por las dudas, asesina, invade, somete.
En la década de los setenta, cuando la guerra fría aún mantenía en alerta roja a todos, apareció el cine catástrofe.
Aeropuerto, Infierno en la torre, Terremoto, La aventura del Poseidón, etc., donde la catástrofe se cierne sobre un grupo protagónico que despliega un abanico de estereotipos de conducta humana, el malo bien malo, el malo arrepentido a último momento (me suena de algún lado), el bueno muy bueno, el bueno con miedo que al final vence (o no sería de los buenos), y el valor de unos pocos que conducen a la salvación a los demás. Nada de sálvese quien pueda, alguien debe guiar, a alguien hay que seguir.
El cine catástrofe se diluyó sin estridencias, y volvió a la carga a partir de los noventa, con ingredientes viejos y nuevos, con aberraciones como la nueva versión de La aventura del Poseidón, donde la fantástica y apolítica ola gigante se convirtió en una bomba terrorista, y la lucha íntima, psicológica, de los protagonistas, en una pequeña sociedad (que incluye católicos, judíos y algún negro, nada de prejuicios) guiada por aquel original detective Rogo, convertido en un atlético agente de seguridad, ex marine. O Avión presidencial, donde Harrison Ford sigue con su costumbre de Indiana Jones, pero esta vez como el valiente presidente de EE.UU.
El nuevo cine catástrofe va incluyendo cada vez con más fuerza el componente natural. Twister, Impacto profundo, Volcano, El día después de mañana, entre otras, donde la catástrofe no sólo proviene de la naturaleza sino que está "documentada", a lo largo del film, por una base "científica".
Paralelamente, en la era del reality, el documental dejó de ser algo "aburrido" que sólo interesaba a unos pocos, para convertirse en cuasi-serie policial, social, humana. Y se convirtió, también, en TV catástrofe.
La estructura del cine catástrofe se mantiene en estos documentales, protagonistas con historias paralelas como base narrativa, alrededor de la cual se desarrolla el supuesto tema del documental: terremoto, tsunami, huracán, o cualquiera de las emergencias naturales con las cuales aprendimos a convivir. Protagonistas "sin" guión, ni rostro famoso, como en cualquier reality.
Pero esto no era lo suficientemente aterrador, por más advertencias y pronósticos alarmistas con los que concluya todo documental que se precie, entonces apareció el documental futurista, del tipo Megadesastres (History Channel), o simplemente Catástrofes (Infinito).
La receta es sencilla: se toma algún desastre natural, se duplica su poder y se descarga en cualquier ciudad de EE.UU. (también puede ser en Londres o Tokio), se hace un montaje con escenas documentadas de aquellas catástrofes, alternando con muchos efectos especiales y una voz en off que narre "objetivamente" lo inevitable, y ya está, ya tenemos un tsunami en la costa oeste de EE.UU que dejará al de Asia como un mero charquito o un terremoto en New York que convertirá al de Kobe en simple polvareda.
Y por si esto era poco, podemos optar por los apocalípticos, el virus, guerra bacteriológica o meteorito que destruirá a casi toda (siempre es "casi") la humanidad. Todos ellos con base científica, todos ellos avalados por investigadores, todos ellos fatalistas. Sólo en algo difieren del cine y TV catástrofe: no hay protagonistas individuales, el rol protagónico lo tiene la humanidad, todos vivimos en peligro, y no hay conductas personales que nos salven.
Hay quienes sostienen que el objetivo es ver un posible futuro si no cambian algunas políticas, pero el argumento se cae en la frase final, que ya es casi un slogan, "no hay que preguntarse si va a suceder, sino cuándo".
Volviendo a Moore y la cultura del miedo, en un extremo nos acecha el terrorismo, la amenaza constante, en el otro, la madre tierra, que nos va a hundir, ahogar, aplastar, en cualquier momento.
Ficción y realidad se confunden, si lo vi en un documental tiene que ser real, y científico. Las bombas sobre Bagdad son tan reales como el terremoto que destruirá New York. La sobredosis de amenaza, destrucción y muerte, inmoviliza, por temor o por aturdimiento, el temor justifica cualquier acción que signifique seguridad, el aturdimiento anula cualquier empatía.
Vivimos en un mundo catástrofe donde todo es real y todo es ficción, lo único que importa es sobrevivir, al menos hasta que empiece realmente a llover.

8 comentarios:

Patricio G. Bazán

Excelente reflexión, para variar.
Faltó un personaje: el buenazo que muestra una foto de su familia/novia/perro, y lo hacen moco minutos después.
Hablando en serio, ¿pueden los estadounidenses separar la realidad de las alucinaciones autoinducidas? Porque, como al Innombrable, a Bush lo reeligió alguien, no?
Me recuerda una vieja pregunta: "En qué película vivís?".

Un abrazo federal.

Anónimo

Es práctica. A los ciudadanos norteamericanos les presentaron un problema y la herramienta para solucionarlo. Vieron que estando Bush de presidente no volvieron a surgir atentados. Hay que entender que un gran porcentaje de la población, sea donde sea, no se preocupa por la totalidad de los problemas o las consecuencias que puedan llegar a surgir. La realidad es que la mayoría vive el día a día. Sobre todo en países donde "supuestamente" todo se alcanza al prender la TV y hacer un llamado telefónico.

PD: Desde ya que su excusa es la de "le pasa al vecino, no a mí"

PD2: Lo de la nieve también superó mi indignación ("¡eh che.. está nevando!" "¿y?" "¡Es que es nieve loco!".. bleh..)

Saludos

Cinzcéu

Una lectura muy parcial: si en definitiva ocurrirá, si la ciencia lo confirma, si es objetivo e inevitable, si no hay conductas personales (ni sociales) que nos puedan salvar, ¿queda algo más que el refugio en la fe religiosa y la esperanza en otra vida, eterna y sin catástrofes? Por otra parte, ¡cuánto se parecen estos "efectos tsunami" a aquellos otros pocos peligros sensatos! Muy buen artículo. Un beso.

Grismar

Padre tiempo: ah, me olvidaba del perro, ese que siempre aparece y tiene a todos conteniendo el aliento para ver si se salva, aunque estén lloviendo humanos muertos. Sinceramente no sé si pueden separar la realidad ¿cuál realidad? creo que muchos viven una mezcla de La suma de todos los miedos y su Día de la Independencia que justo cae El día después de mañana. La diferencia entre los que eligieron a bush y los que lo hicieron del innombrable es que reconocen haberlo hecho, yo jamás conocí a un argentino que diga "yo lo voté". Besos.
Paulo: "vieron que estando Bush de presidente no volvieron a surgir atentados", pero ¿no vieron que estando bush surgió el peor atentado de su historia?. No digo que vean lo que le toca (le tocan) al vecino, pero al menos ver algo, un poco. Saludos.
Cinzcéu: aún en esa lectura, sí, queda: cuidar tu jardín. Pero es muy sutil, la religión es más fácil. Todos son "unos pocos peligros sensatos", en extremos y medios. Un beso.

P.D.: estuve dos días cliqueando para poder dejar un comentario ¿queda muy mal si digo que Blogger me tiene los ovarios por el subsuelo?

Anónimo

Es todo un tema lo de "ver" o "no ver". Justo había leído una frase en una página que ya sabrán interpretarla según la propia experiencia de cada uno.

"Sólo cuando se está en posesión de la verdad se da uno cuenta de lo deliciosa y preferible que era la mentira."

Jardiel Poncela

(http://www.niusleter.com.ar/)

Cómo decía en alguna parte del "Lobo Estepario":

«El hombre no está hecho para pensar, como tampoco para nadar. El hombre es un ser terrestre...» (no está textual)

Saludos

Grismar

Paulo: ver (y no ver) es todo un tema, da para otro post, para varios post (y varios blogs). Por principio hablar de "posesi�n de la verdad" me pone nerviosa. Prefiero hacer la gran Truman y entrar al mundo, aunque la mentira sea m�s c�moda. Saludos.

Anónimo

Mar Gris: Algo triste. Pero ante todo siempre: "un gran absurdo". La "posesión de la verdad" como dijiste, pareciera caer en cada uno como una linda mentira que se abraza para no caer. Por otro lado, tanto como el conocimiento, la verdad tendrá que ser colectiva.

Saludos.

Mario

Hace poco empecé a leer la nueva reflexión de Zygmut Bauman sobre el miedo que, por supuesto y como el añor y el individuo, tienen consistencia líquida... El problema con esta visión catastrófica lineal, que se cuenta a través de un inicio, un climax y un desenlace feliz, es que siempre tiene que erigirse un héroe capaz de domar a la fortuna, a la madre tierra o a los terroristas. Tan líquido es nuestro miedo, que el enemigo ya es indiferenciable de nuestras fantasías sobre él... En México creo que no alcanzamos ni siquiera el nivel del cine de catástrofes y seguimos viviendo en una película escrita por Luis Buñuel y dirigida en ciertas partes por Arturo Ripstein y en otras por un artífice de comedias románticas aspiracionales... Un abrazo a ambos