El que se hace ilusiones
A veces, cuando el ritmo de publicación de este sitio se desacelera y/o se llena de agujeros, me siento tentado de hacer la gran blogger: enlazar una noticia reciente y escribir frases como "mirá vos", "qué cosa" o "lean acá". Después se me pasa. Pero algún síntoma persiste, como esa tos que es eco último del resfrío.
La cuestión es que ayer el Ministerio de Cultura de España ha otorgado el Premio Cervantes 2007 a Juan Gelman. Mirá vos, qué cosa, lean acá... o en El País.
Los poemas de Gelman siempre han sido de los mejores que he leído. Mejor dicho, los poemas de un Gelman temporalmente acotado a su producción de los años sesenta del siglo pasado. Antes hay búsqueda juvenil de unas retóricas y de unas temáticas, después hay figuras brillantes y muchos años de oficio, pero en los textos de los sesenta hay, para mi gusto, el vértigo emotivo de las rupturas poéticas del lenguaje.
Hoy lo releo y me sigue maravillando pero allá lejos y hace tiempo, cuando accedí por vez primera a sus entonces Obras completas (Corregidor, Buenos Aires, 1975), simplemente me partió la cabeza. Me produjo ese efecto de "¡ah, se trataba de esto!". O, si se quiere, de "mirá vos, qué cosa, lean acá" que hoy día no significa lo mismo.
Mérito a medias de Gelman porque después supe que no era el primero sino el primero que yo leía, pero en sus desvíos sintácticos, en sus inventivas ortográficas y en sus paradojas semánticas, empecé a pensar la plasticidad, la complejidad y la utilidad de esa cosa que se llama lenguaje. Articulado al decir popular del aquí y ahora. Y que uno vive tratando de poner a punto, cual motoneta de tercera o cuarta mano.
Digresión casi filosófica. Leí esas Obras completas de prestado, hace casi treinta años, y a la fecha no he devuelto el volumen. Pocos años después asumí que debía devolverlo y, con ese plan, me compré la última reedición. El mismo día de su compra, lo presté a un compañero aparentemente deslumbrado por la poesía de Gelman y a la fecha no me lo ha devuelto. Quizás influido por las circularidades que cultivó Jorge Luis Borges, decidí que había purgado mi culpa y podía conservar el ejemplar en mi poder. Y por la certeza de que su propietario original había prosperado de tal modo en su carrera política que ya podía comprarse los libros que quisiera aunque quizás no quisiera.
Gelman ha recibido el Premio Cervantes por su obra y si bien a mí me importan tan poco los premios como a un falso meteorólogo, me alegra tal reconocimiento. Aunque más no sea por estos breves poemas que -junto a esas maravillosas "Traducciones" de John Wendell, Yamanokuchi Ando y Sidney West- han marcado una parte vital de mi juventud:
Atención atención yo gritaba atención/ pero ella invadía como el amor, como la noche,/ las últimas señales que hice para el otoño/ se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,/ caían a pedazos la furia, la tristeza,/ la señora llovía dulcemente/ sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,/ con un cuchillo brusco me maté,/ voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,/ él moverá mi boca por la última vez.
"Gotán" en Gotán, 1962.
el que se hace ilusiones/ el bello malviviente pregunta/ ¿por qué bajo la gloria de este sol/ tristeo como un buey?
¿por qué crepito y lloro/ como cegado por un fuego/ y hago ruidos humanos/ bajo la gloria de este sol?
¿cuándo nos crecerán las manos/ amados indefensos?/ dice el gran besador/ el que se hace ilusiones
después mira el silencio/ que crece como un pueblo/ y escribe en cada gente/ "viva la gloria de este sol"
"Preguntas" en Cólera buey, 1963.
O este otro fragmento que escribió en algún otro momento, en algún otro lugar:
hoy llueve mucho, mucho,/ y pareciera que están lavando el mundo/
mi vecino de al lado mira la lluvia
La cuestión es que ayer el Ministerio de Cultura de España ha otorgado el Premio Cervantes 2007 a Juan Gelman. Mirá vos, qué cosa, lean acá... o en El País.
Los poemas de Gelman siempre han sido de los mejores que he leído. Mejor dicho, los poemas de un Gelman temporalmente acotado a su producción de los años sesenta del siglo pasado. Antes hay búsqueda juvenil de unas retóricas y de unas temáticas, después hay figuras brillantes y muchos años de oficio, pero en los textos de los sesenta hay, para mi gusto, el vértigo emotivo de las rupturas poéticas del lenguaje.
Hoy lo releo y me sigue maravillando pero allá lejos y hace tiempo, cuando accedí por vez primera a sus entonces Obras completas (Corregidor, Buenos Aires, 1975), simplemente me partió la cabeza. Me produjo ese efecto de "¡ah, se trataba de esto!". O, si se quiere, de "mirá vos, qué cosa, lean acá" que hoy día no significa lo mismo.
Mérito a medias de Gelman porque después supe que no era el primero sino el primero que yo leía, pero en sus desvíos sintácticos, en sus inventivas ortográficas y en sus paradojas semánticas, empecé a pensar la plasticidad, la complejidad y la utilidad de esa cosa que se llama lenguaje. Articulado al decir popular del aquí y ahora. Y que uno vive tratando de poner a punto, cual motoneta de tercera o cuarta mano.
Digresión casi filosófica. Leí esas Obras completas de prestado, hace casi treinta años, y a la fecha no he devuelto el volumen. Pocos años después asumí que debía devolverlo y, con ese plan, me compré la última reedición. El mismo día de su compra, lo presté a un compañero aparentemente deslumbrado por la poesía de Gelman y a la fecha no me lo ha devuelto. Quizás influido por las circularidades que cultivó Jorge Luis Borges, decidí que había purgado mi culpa y podía conservar el ejemplar en mi poder. Y por la certeza de que su propietario original había prosperado de tal modo en su carrera política que ya podía comprarse los libros que quisiera aunque quizás no quisiera.
Gelman ha recibido el Premio Cervantes por su obra y si bien a mí me importan tan poco los premios como a un falso meteorólogo, me alegra tal reconocimiento. Aunque más no sea por estos breves poemas que -junto a esas maravillosas "Traducciones" de John Wendell, Yamanokuchi Ando y Sidney West- han marcado una parte vital de mi juventud:
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,/ desde la nuca le subía un encanto particular,/ una especie de olvido donde guardar los ojos,/ esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención/ pero ella invadía como el amor, como la noche,/ las últimas señales que hice para el otoño/ se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,/ caían a pedazos la furia, la tristeza,/ la señora llovía dulcemente/ sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,/ con un cuchillo brusco me maté,/ voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,/ él moverá mi boca por la última vez.
"Gotán" en Gotán, 1962.
el que se hace ilusiones/ el bello malviviente pregunta/ ¿por qué bajo la gloria de este sol/ tristeo como un buey?
¿por qué crepito y lloro/ como cegado por un fuego/ y hago ruidos humanos/ bajo la gloria de este sol?
¿cuándo nos crecerán las manos/ amados indefensos?/ dice el gran besador/ el que se hace ilusiones
después mira el silencio/ que crece como un pueblo/ y escribe en cada gente/ "viva la gloria de este sol"
"Preguntas" en Cólera buey, 1963.
hoy llueve mucho, mucho,/ y pareciera que están lavando el mundo/
mi vecino de al lado mira la lluvia
5 comentarios:
Nada que agregar, sólo (ya sabés) "mi" Gelman:
"Si me dieran a elegir,yo elegiría/ esta salud de saber que estamos muy enfermos,/ esta dicha de andar tan infelices./ Si me dieran a elegir, yo elegiría/ esta inocencia de no ser un inocente,/ esta pureza en que ando por impuro./ Si me dieran a elegir, yo elegiría/ este amor con que odio,/ esta esperanza que come panes desesperados./ Aquí pasa, señores,/ que me juego la muerte."
Juan Gelman, El juego en que andamos, 1959.
Mirá vos, qué cosa, lean acá.
Aquel discurso al recibir otro premio, hace ya una década, me parece pertinente (al leer "física o no" pongan paréntesis o comas, gracias). El poeta es quien está detrás de su poesía. Un gran abrazo.
"física y no", perdón.
Enhorabuena al poeta. Siempre sorprende que se premie a uno de estos tipos que se dedica a decir; rimando o no; lo que nuestros corazones no saben expresar.
Yo también he dejado libros y me he quedado otros. Todo es sin querer y por el bien de la cultura. Me parece.
Abrazos y besos.
Grismar: Gracias por el aporte de "tu" Gelman y nada que agregar. Un beso.
1+: Muy oportuno enlace a propósito de ese otro premio. Gracias y un abrazo.
Vitore: Nos quedamos libros "sin querer queriendo", dice El Chavo. Un abrazo.
Comentar lo acá dicho