Exabrupto
Exabrupto (de ex abrupto): 1. m. Salida de tono,
como dicho o ademán inconveniente
e inesperado, manifestado con viveza.
DRAE
como dicho o ademán inconveniente
e inesperado, manifestado con viveza.
DRAE
En las últimas horas este país generoso se ha partido, como le es caro y habitual, alrededor de un exabrupto específico que no es más que otro botón de muestra de las muchas salidas de tono, los dichos y ademanes, las obvias inconveniencias, los sorprendentes desvíos y las manifestaciones vivas (o avivadas) que ritman su breve y aparente historia. Como aborrezco de toda cosa nacionalista, supongo que otras regiones jugarán recursos comparables para el sostenimiento de alguna estructura identitaria pero, por estos lares, la cosa resulta ser así, y miles de miles toman partido a favor o en contra del síntoma como si tuviera alguna utilidad tomar partido por la fiebre en lugar de preguntarse por la enfermedad.
En las últimas horas dudé mucho acerca de qué escribir e incluso de si escribir, a la vez que leía decenas y decenas de otras lecturas. Por fin decidí publicar una reflexión de hace poco más de cinco años; previa a la fundación de este espacio que acaba de cumplir cuatro. Y no se los hemos festejado porque -parafraseando a Juan Sebastián Verón- tal vez no haya demasiado que festejar.
En las últimas horas dudé mucho acerca de qué escribir e incluso de si escribir, a la vez que leía decenas y decenas de otras lecturas. Por fin decidí publicar una reflexión de hace poco más de cinco años; previa a la fundación de este espacio que acaba de cumplir cuatro. Y no se los hemos festejado porque -parafraseando a Juan Sebastián Verón- tal vez no haya demasiado que festejar.
Respecto del Diego, el sujeto y el objeto
Nadie (que yo sepa) ha dicho algo inteligente sobre el problema Diego Maradona. Yo tampoco. Creo firmemente (no sólo en este caso) que una adicción jamás es el problema pero repetir esta pavada las 24 horas del día calma, tranquiliza, a quienes la repiten y a quienes la escuchan. Es decir, obtura.
A mí me parece que el problema central se llama Maradona y Maradona es un objeto social. Un objeto social muy particular que se ha construido durante más de tres décadas como por fuera de toda Ley: encanta que haya uno que no está sujeto, es imprescindible creer que lo hay.
"Durante más de tres décadas" no constituye un fallido de mi parte ni un error histórico ni una exageración retórica. Yo tomé conocimiento de Maradona-objeto hace 33 años, cuando una nota de El Gráfico sostuvo que un cebollita de 10 años (fotografía incluida) sería mejor futbolista que Pelé. Y hace 28, un emocionado compañero de secundaria llegó un lunes de octubre afirmando que "ayer debutó en primera el mejor jugador del mundo".
Yo no soy un investigador experto en la construcción social de Maradona pero presumo que tal objeto había comenzado a rodar mucho antes en el marco más acotado y más familiar de Villa Fiorito y La Paternal.
Hay, claro, un Diego-sujeto pero esa sujeción le importa tres pitos a nadie a lo ancho del planeta. Quizás a su padres, quizás a sus hijas, quizás a su ex-mujer, quizás a un par de amigos (si los tuviera). Quizás al propio Diego.
¿Pero quién desbarataría al sujeto agazapado tras semejante objeto? ¿Quién sería capaz de escucha en los intersticios que lo hablan? ¿Qué autoridad señalaría fallas en el discurso del Diego, del Diez, del D10s? Y no me refiero, por supuesto, a capacidad ni disposición profesional (de algunos profesionales, que obviamente nunca serán los activos productores de la tesis de "ese" problema ni del conductismo farmacológico) sino al lugar aparentemente sin salida al cual el objeto ha recluido al sujeto.
Hace unos días, alguien no ajeno al trabajo cotidiano con las operaciones de construcción social de éstos y otros objetos me preguntó si alguna vez había visto a Diego cara a cara, en vivo. Yo –confesé y confieso– nunca lo vi. "Yo sí –me dijo, no sin cierta emoción– y es impresionante…".
El sujeto que encarna ese objeto colectivo (y lo colectivo no lo excluye sino todo lo contrario), impresionante en su completud, brillo, magnitud, no puede escucharse ni ser escuchado. Oscila entre el discurso que engrosa y reviste el carácter mítico de su excepcionalidad y el acting out que, vedado de toda posiblidad de interpretación psicoanalítica, deviene en cambio interpretante de su personalidad incomparable y su idolatrada excentricidad.
Ahora la cosa empieza a cerrar. Diego ha sido "sedado" (curioso eufemismo que debe leerse como "drogado"… ¿no era ése el problema?), secuestrado, recluido contra su voluntad en una discutible institución de rehabilitación y entregado a "cuatro psiquiatras, un kinesiólogo y un enfermero especializado" (¿?), según sostenía hoy alguno de los movileros apostados en Ituzaingó con el objetivo de no discontinuar la necesaria construcción mediática del objeto.
Y ya la Psiquiatría, la Curatela y la Gran Puta Institucional empiezan a decir explícitamente (con una voz autorizada y refrendada por la Ley) lo que ya se venía diciendo en la tribuna, en la calle, en el café y en cuanto foro televisivo se tocara cualquier tema ("el Diego es de todos", etc.): hay que apropiárselo como objeto; hay que negarlo (seguirlo negando) como sujeto, incluso como sujeto de derecho.
Es posible que se lo termine declarando "inhábil" (de hecho, ya se lo estaría "re- habilitando"). Paradojal, cuando Diego es lo que es (objeto social) debido a que "su habilidad es de otro mundo". En rigor, tendría su lógica: una habilidad de otro mundo es pura inhabilidad en éste.
Un objeto es un objeto. No querer ni poder escuchar otra cosa (incluida la responsabilidad social de su construcción) es el mejor y más recto camino hacia la obturación de todas las preguntas. Todas, y no sólo las que eventualmente Diego tuviera para hacer.
Mis disculpas por traer una tan vieja reflexión mientras tantos otros producen nuevas y en tiempo récord, fundan sitios web, imprimen remeras y/o utilizan el síntoma para sostener una posición menos política que mítica. En todo caso, que continúen succionando el objeto -un modo entre otros de darle forma y volumen- y se hagan cargo de la lluvia que nos va a caer.
A mí me parece que el problema central se llama Maradona y Maradona es un objeto social. Un objeto social muy particular que se ha construido durante más de tres décadas como por fuera de toda Ley: encanta que haya uno que no está sujeto, es imprescindible creer que lo hay.
"Durante más de tres décadas" no constituye un fallido de mi parte ni un error histórico ni una exageración retórica. Yo tomé conocimiento de Maradona-objeto hace 33 años, cuando una nota de El Gráfico sostuvo que un cebollita de 10 años (fotografía incluida) sería mejor futbolista que Pelé. Y hace 28, un emocionado compañero de secundaria llegó un lunes de octubre afirmando que "ayer debutó en primera el mejor jugador del mundo".
Yo no soy un investigador experto en la construcción social de Maradona pero presumo que tal objeto había comenzado a rodar mucho antes en el marco más acotado y más familiar de Villa Fiorito y La Paternal.
Hay, claro, un Diego-sujeto pero esa sujeción le importa tres pitos a nadie a lo ancho del planeta. Quizás a su padres, quizás a sus hijas, quizás a su ex-mujer, quizás a un par de amigos (si los tuviera). Quizás al propio Diego.
¿Pero quién desbarataría al sujeto agazapado tras semejante objeto? ¿Quién sería capaz de escucha en los intersticios que lo hablan? ¿Qué autoridad señalaría fallas en el discurso del Diego, del Diez, del D10s? Y no me refiero, por supuesto, a capacidad ni disposición profesional (de algunos profesionales, que obviamente nunca serán los activos productores de la tesis de "ese" problema ni del conductismo farmacológico) sino al lugar aparentemente sin salida al cual el objeto ha recluido al sujeto.
Hace unos días, alguien no ajeno al trabajo cotidiano con las operaciones de construcción social de éstos y otros objetos me preguntó si alguna vez había visto a Diego cara a cara, en vivo. Yo –confesé y confieso– nunca lo vi. "Yo sí –me dijo, no sin cierta emoción– y es impresionante…".
El sujeto que encarna ese objeto colectivo (y lo colectivo no lo excluye sino todo lo contrario), impresionante en su completud, brillo, magnitud, no puede escucharse ni ser escuchado. Oscila entre el discurso que engrosa y reviste el carácter mítico de su excepcionalidad y el acting out que, vedado de toda posiblidad de interpretación psicoanalítica, deviene en cambio interpretante de su personalidad incomparable y su idolatrada excentricidad.
Ahora la cosa empieza a cerrar. Diego ha sido "sedado" (curioso eufemismo que debe leerse como "drogado"… ¿no era ése el problema?), secuestrado, recluido contra su voluntad en una discutible institución de rehabilitación y entregado a "cuatro psiquiatras, un kinesiólogo y un enfermero especializado" (¿?), según sostenía hoy alguno de los movileros apostados en Ituzaingó con el objetivo de no discontinuar la necesaria construcción mediática del objeto.
Y ya la Psiquiatría, la Curatela y la Gran Puta Institucional empiezan a decir explícitamente (con una voz autorizada y refrendada por la Ley) lo que ya se venía diciendo en la tribuna, en la calle, en el café y en cuanto foro televisivo se tocara cualquier tema ("el Diego es de todos", etc.): hay que apropiárselo como objeto; hay que negarlo (seguirlo negando) como sujeto, incluso como sujeto de derecho.
Es posible que se lo termine declarando "inhábil" (de hecho, ya se lo estaría "re- habilitando"). Paradojal, cuando Diego es lo que es (objeto social) debido a que "su habilidad es de otro mundo". En rigor, tendría su lógica: una habilidad de otro mundo es pura inhabilidad en éste.
Un objeto es un objeto. No querer ni poder escuchar otra cosa (incluida la responsabilidad social de su construcción) es el mejor y más recto camino hacia la obturación de todas las preguntas. Todas, y no sólo las que eventualmente Diego tuviera para hacer.
Mis disculpas por traer una tan vieja reflexión mientras tantos otros producen nuevas y en tiempo récord, fundan sitios web, imprimen remeras y/o utilizan el síntoma para sostener una posición menos política que mítica. En todo caso, que continúen succionando el objeto -un modo entre otros de darle forma y volumen- y se hagan cargo de la lluvia que nos va a caer.
12 comentarios:
Sin duda un objeto es un objeto, un objeto creado con la total complicidad del sujeto. Y nuevamente todos hablando de Maradona, no de fútbol, porque el meditado, anunciado, elaborado y frío "exabrupto" otra vez desvía todas las miradas. Así Grondona se termina de posicionar, D'Elía lo convierte en lucha de clases, los medios se regodean, porque el Diego es funcional a todos. Menos a la selección, claro.
Me alegra que hayas posteado un viejo texto, no sólo porque es excelente, sino porque muestra que este monstruo no fue creado cuando le dieron el puesto de DT, ya era y seguirá siendo.
Un beso.
Leo siempre el blog pero me cuesta encontrar palabras para comentar. Ahora con el episodio Maradona vuelvo a leer y me alegra estar de acuerdo con ustedes.
Grismar: Al menos en este país se habla bastante poco de fútbol y mucho de los temas que (¿el fútbol?) instala. Agradezco tu mención al "meditado, anunciado, elaborado y frío 'exabrupto'"; en principio consideré que no lo era y fui a leer el DRAE para corroborar que, en algún sentido, sí lo era. Pero claro, no lo era del todo tal como señalás. Y la creación del monstruo, cualquiera sea, siempre es de larga data.
Un beso.
Diana: Bienvenida, esta vez que ha encontrado palabras. Ahora la alegra (y también nos alegra) estar de acuerdo pero, ¿y antes? Espero que antes (antes de la lluvia, claro) también.
Gracias por su comentario y saludos.
El problema con el objeto-maradona es lo maleable del material con que está hecho.
Lo obvio: un jugador es una cosa distinta de un técnico.
Pero cuando el objeto es tan plástico que incluye a ambas categorías, y por qué no a otras, no nos queda otra que montar un triste simulacro, que -como decís- tiene más de mítico que de político (¿o artístico?)
Es decir, no nos queda otra que chuparla, o seguirla chupando. El sujeto de la succión no es el sujeto del succionado.
Dolmancé: El material con que está hecho todo objeto es extremadamente dúctil, maleable y plástico; es más: es absolutamente gaseoso y mítico. El sujeto de la succión nunca es el sujeto del succionado, coincido, como el sujeto del análisis nunca es el sujeto del analizado.
Siempre nos queda otra, creo: no chuparla o no seguirla chupando.
Y claro: "un jugador es una cosa distinta de un técnico", pero eso pertenece al campo del raciocinio y no al del mito necio y deísta.
Saludos.
Yo siempre he pensado que en este tipo de escritos,los nombres "Diego Maradona" y "Charly García" son absolutamnete intercambiables. Quisiera entender las cosas que están mas allá de la fijación por los dioses-personas-objetos que tienen los argentinos (Perón, Maradona, García)
GC: ¡Ojalá la cosa se redujera a este tipo de escritos! Los nombres de Maradona y García pueden tener algún punto en común pero difieren bastante. Por ejemplo, nunca se le ha dado a García la dirección del Conservatorio Nacional de Música, jamás la ha reclamado y nadie ha argumentado que la merece por las alegrías que nos dio (?).
Perón es otra cosa, más parecida a Maradona que a García, con méritos de otra índole e inflaciones míticas semejantes. Por esa razón Maradona ha sido funcional a todo gobierno mientras que García (salvo acciones puntuales) a ninguno. No por actitud opositora sino por no dar ese perfil mítico de figura eterna y reutilizable para cualquier cosa.
Respecto de "los argentinos", sé poco sobre el tema: dicen que somos una gente nacida en un territorio demasiado amplio y diverso.
Gracias por la lectura y yo también quisiera entender.
Hola, soy Soledad de La Comuna ediciones (la editorial que fundó Gabriel Báñez), quería hacerte llegar una invitación al homenaje que organiza la gente de Nación Apache en Eterna Cadencia (martes 24 de noviembre, 19 hs. Honduras 5582 Cap. Federal). Ahí vamos a presentar y distribuir gratuitamente entre quienes asistan Posted By (Corte y confección de antología), libro que hicimos desde La Comuna y que reúne textos del blog de Gaby. Saludos Cordiales.
(Te dejo nuestro mail por si querés que te envíe el flayer de la presentación: edicioneslacomuna@gmail.com )
Gracias por la gacetilla, Soledad. Quien pueda oir que oiga y quien pueda ir que vaya.
Descubrí este blog hoy. Leí por casi dos horas desde la última entrada "hacia atrás" y al fin decidí empezar con las del año 2005. Por fin un blog que me hable como yo hablo...Leo sobre cosas que me pasaron y otras sobre las que pensé y pensé, muchas veces sin llegar a planteamientos tan lúcidos.
Gracias!
Vero
Vero: Primero, agradezco su elogiosa lectura. Si leyó por casi dos horas y al cabo decidió seguir, más que lectora es mártir.
Me alegro de que hablemos como usted habla, sobre cosas que nos pasaron y pensamos, más allá de la mayor o menor lucidez en los planteamientos.
De nada, gracias a usted, saludos y lea cuando y cuanto guste.
Chau!!!!..... A este mail solamente le faltan las reverencias! Nunca oí que por tener una pata quebrada y no poder moverse mucho, de repente sos una señora remilgada. Vero
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