jueves, febrero 23, 2006

Subí que te llevo

Yo no tengo registro de conductor lo cual no es preocupante porque tampoco manejo ni tengo auto. Ya me he arrepentido y confesado ante suprema autoridad y lavé toda probable culpa. El problema es que otros tiene registro y auto y manejan y para colmo son gente generosa y solidaria con el sencillo ciudadano de a pie. A lo largo de mi corta vida -aún espero vivir muchos nuevos desperfectos- la amistosa y desinteresada oferta de traslado automotriz devino varias veces pequeño calvario. A saber:
a) El chicler y la cruceta
Excursión juvenil a Cuyo en la Ford F100 de un ex-compañero de secundaria. En mitad de la ruta, la camioneta comienza a hacer unos ruidos que su dueño considera inusuales: luego sabríamos que fallaba el chicler de alta, golpeaba la cruceta y no sé cuántas terribles cosas más. Días de talleres mecánicos en lugar de viñedos y montañas, breves cursos incomprensibles de carburación, horas vacías de pura perplejidad y embole.
b) La manguera del coso
Buenos Aires. Consigo un laburo de encuestador domiciliario: tomo un colectivo, hago mi trabajo y regreso a mi hogar temprano y en paz con la tarea cumplida. Hasta el día en que un compañero se compra un Fiat 600 y me impone su nuevo transporte. Discuto al reverendo cuete: ¿quién puede resistir racionalmente las ventajas de un auto? A los mil metros el Fiat corta no sé qué manguera imprescindible y caminamos doscientas cuadras buscando el bendito repuesto.
c) El burro de arranque
Vacaciones en Necochea. Previsor y responsable, el día del retorno calculo todo excepto la camaradería de un amable propietario automotriz. "¿Cómo vas a ir en colectivo hasta Quequén con la nena y los bolsos?, ¡no!, ¡si yo te alcanzo en diez minutos!". Pasa el tiempo, el auto no arranca, llama a no sé quién, discuten en maorí sobre viejas y nuevas tecnologías, me voy al carajo -agradeciendo a todos, claro, si lo que vale es la intención- y merced al gesto solidario acabo abordando el tren ya en marcha con niña y bolsos colgando.
d) El reventón de la goma
Viaje a Florianópolis. Cinco a bordo de un Renault 12 que se lleva el mundo por delante hasta el primer puente fronterizo donde lo que se lleva puesto es un humilde vidrio y revienta un neumático. Paysandú un 1° de enero a la hora de la siesta es el jardín del edén: unos cuantos pájaros, dos perros y un ángel a punto de caer; las gomerías se crearon después. Ya en destino alternamos entre playas insulares y talleres continentales debido a no sé qué otro trauma infantil del Renault.
e) El reventón (parte II)
¿Por qué gente de mi ciudad festejará su onomástico en el interior del país? Cumpleaños en City Bell un sábado a la noche y un compañero que se ofrece de onda a llevarnos en su -otro- Renault 12. Subimos a la autopista -sépase que los automovilistas no van por las mismas calles tortuosas que el transporte público- y en minutos estalla un neumático. Ok, ya sé: bajamos del auto, me pasás el auxilio, ajusto las tuercas, buscamos una gomería, etcétera. Al menos no era Paysandú, ni año nuevo ni hora de la sagrada siesta.
Esta serie de ricas experiencias me han llevado a concluir que el estado natural de un automóvil es el reposo. De manera excepcional y por razones que la ciencia aún no ha establecido, a veces arrancan, a veces avanzan y a veces llegan enteros a destino.
Por lo tanto quiero dedicar estas líneas a todos los automovilistas amables, generosos, solidarios y desinteresados que han ofrecido llevarme en sus máquinas infernales.
A los que condujeron cientos de kilómetros mientras yo contemplaba el paisaje, a los que no les costaba nada llevarme hacia donde se dirigían, a los que eligieron viajar en su propio auto y en mi compañía, les doy las gracias, pero no, no, gracias, prefiero caminar, hace bien al corazón, me tomo un colectivo... o dos, muchas gracias, no, no, en serio: es que ando corto de tiempo, no traje la llave cruz y para colmo está a punto de largarse a llover.

8 comentarios:

Vitore

Yo hace unos años estaba en una obra a unos 40 kilómetros de Madrid. Iba y venía tan a gusto en tren. Leyendo. Levantando de vez en cuando la vista para ver el paisaje. Un día un compañero me acercó a Madrid. Tenía un Seat 127 con motor Porsche. El velocímetro dio la vuelta. Llegamos en 10 minutos, Crei morir.

Grismar

Cinzcéu: teniendo en cuenta que no manejás y que no te invita todos los días alguien a llevarte en su auto, el porcentaje de desperfectos parece un tanto alto, por lo tanto infiero que el problema no son los autos, sos vos. Reconciliate con la tecnología.

Gaby

Hola! Yo todavía no aprendía a manejar pero estoy en eso...Si quieren cuando aprendo, los invito a un paseo por Córdoba Capital...se animan???

Anónimo

Cinzeú: Estoy totalmente de acuerdo con Grismar, aunque arriesgo un poco más :SOS YETA!!!!
Por las dudas si el dia está soleado no te invito al picnic, no sea cosa que garúe

Peste

Sera que el automovil es un ejemplo de tecnologia inmadura, como las computadoras y las centrales nucleares? Sera que se lo mantiene deliberadamente inmaduro para hacernos vivir prendidos de la teta de la industria automotriz?

Che, quien me leyera decir esto en mi weblog...

Anónimo

Coincido en todo con Cinzcéu pero me hacen dudar las sospechas de Filomena... ¿Y si me pongo a favor de la tracción a sangre y resulta que justo se me produce una hemorragia en la manguera del coso?

1+

Al menos una pareja amiga no te ofreció conocer un paraíso en Neuquén (que todavía no conozco) para fundir el motor de su bonito auto importado en el medio de... ¡La Pampa! Este paraje es un desierto de fino polvillo que se te mete hasta por los poros y está habitado (escasamente) por gente que se mueve en una extraña dimensión espacio-temporal y se toma entre cinco y diez minutos para responder a las preguntas más simples: qué tiene, cuánto cuesta o dónde hay.

PD: Recordá que para los Autonautas manejar es preciso y vivir no es preciso, ¿no era así?

Cinzcéu

Vitore: Al menos el Seat llegó y rápido... el drama es cuando no llega nunca por el chicler del coso.
Grismar: Es verdad, el problema soy yo, ha de haber cierta incompatibilidad mía con los autos particulares.
Gaby: Muchas gracias, pero no, no, no me animo... ni le conviene que me suba.
Filomena: Ok, soy yeta, lo asumo, mi segundo apellido debe ser Méndez...
Maun: Tiene razón, con un 0 km. quizás fuera más simple. Mi prioridad en cuanto a ciudades para festejar cumpleaños es 1)Bs.As., 2)Bs.As., 3)Bs.As.
Peste: No sé si la automotriz es una tecnología inmadura o lo soy yo que me subo a esos carricoches. Y de la teta ya me desprendí: tomo leche en sachet.
Mono: La manguera del coso es algo que siempre se nos puede cortar, mejor camine cual mono selvático.
1+: Sí, era así. Los parajes de fino polvillo son ideales para que se corte la manguera en medio de gente indiferente al coso.