Figuración
Hace unos días, haciendo el zapping nuestro de cada día, me detuve en el canal Utilísima por agotamiento de pila de mi control remoto. Mientras meditaba la idea de moverme para solucionar la situación dejé que mi interés se centrara en la pantalla.
El programa era Reciclart, un nombre muy sugestivo, y en él una sonrisa con una mujer detrás nos enseñaba a hacer una "bellísima lámpara para el living". Este engendro consistía en ocho batidores de alambre unidos a una base circular de madera con sus mangos formando un cono sobre cuyo vértice se asomaba un portalámparas.
De inmediato me surgió una duda: ¿cómo hago para reciclar ocho batidores en perfecto estado?. Pronto comprendí mi ignorancia: comprando nueve. Cualquiera sabe que en toda casa hay al menos diez batidores, ocho cucharones y una docena de coladores.
Mientras explicaba el difícil arte de unir con alambre los mangos de los batidores la conductora repetía: háganlo así, divertido. Resulta que ahora todo debe hacerse divertido. Ni siquiera es que una se divierta, no, es hacer que sea divertido, un costurero divertido, una torta divertida. "Hilvanen los dobladillos divertidos", decía hace unos días una sonrisa utilísima. “Mirá que divertido quedó” le decía otra a la cámara mientras mostraba un grotesco payaso-portalápices cuyos pies ocuparían al menos la mitad de cualquier escritorio ejecutivo y el cual debía venir con un curso que nos enseñase a sacar un lápiz sin insertarlo en la enorme bola roja que se suponía una nariz (cualquier coincidencia entre el inicio de la era de lo divertido y la caída del gobierno de De la Rua es mera).
El programa era Reciclart, un nombre muy sugestivo, y en él una sonrisa con una mujer detrás nos enseñaba a hacer una "bellísima lámpara para el living". Este engendro consistía en ocho batidores de alambre unidos a una base circular de madera con sus mangos formando un cono sobre cuyo vértice se asomaba un portalámparas.
De inmediato me surgió una duda: ¿cómo hago para reciclar ocho batidores en perfecto estado?. Pronto comprendí mi ignorancia: comprando nueve. Cualquiera sabe que en toda casa hay al menos diez batidores, ocho cucharones y una docena de coladores.
Mientras explicaba el difícil arte de unir con alambre los mangos de los batidores la conductora repetía: háganlo así, divertido. Resulta que ahora todo debe hacerse divertido. Ni siquiera es que una se divierta, no, es hacer que sea divertido, un costurero divertido, una torta divertida. "Hilvanen los dobladillos divertidos", decía hace unos días una sonrisa utilísima. “Mirá que divertido quedó” le decía otra a la cámara mientras mostraba un grotesco payaso-portalápices cuyos pies ocuparían al menos la mitad de cualquier escritorio ejecutivo y el cual debía venir con un curso que nos enseñase a sacar un lápiz sin insertarlo en la enorme bola roja que se suponía una nariz (cualquier coincidencia entre el inicio de la era de lo divertido y la caída del gobierno de De la Rua es mera).
Yo no debo ser una persona divertida ya que ver esas cosas me deprime.
Imaginé que algo se les había escapado al diseñar esa lámpara, por ejemplo el concepto de reciclaje, por lo tanto volví a ver el programa sólo para constatar mi error. No se les escapó, simplemente decidieron que es un detalle menor. Así reciclar se convierte en usar una serie de objetos nuevos para algo que no es su fin específico, lámparas con batidores y coladores, mesitas con sillas, arbolitos de Navidad con el Kohinor, un hermoso bar con un carretel de madera para cable de barcos (¿a quién no le sobra en el galpón uno de esos viejos carreteles de un metro de diámetro del puerto?).
Inevitablemente recordé ese pastiche infernal que en las escuelas les hacen hacer a los chicos para enseñarles a reciclar papel, dejándoles la idea de que reciclar es ensuciar todo para producir algo que no sirve para nada.
¿Se podrán reciclar cerebros? Yo por las dudas reciclaré mi paraguas antes que empiece a llover.
Imaginé que algo se les había escapado al diseñar esa lámpara, por ejemplo el concepto de reciclaje, por lo tanto volví a ver el programa sólo para constatar mi error. No se les escapó, simplemente decidieron que es un detalle menor. Así reciclar se convierte en usar una serie de objetos nuevos para algo que no es su fin específico, lámparas con batidores y coladores, mesitas con sillas, arbolitos de Navidad con el Kohinor, un hermoso bar con un carretel de madera para cable de barcos (¿a quién no le sobra en el galpón uno de esos viejos carreteles de un metro de diámetro del puerto?).
Inevitablemente recordé ese pastiche infernal que en las escuelas les hacen hacer a los chicos para enseñarles a reciclar papel, dejándoles la idea de que reciclar es ensuciar todo para producir algo que no sirve para nada.
¿Se podrán reciclar cerebros? Yo por las dudas reciclaré mi paraguas antes que empiece a llover.
8 comentarios:
No hay nada como reciclar cosas nuevas... Además de tirar manteca al techo o ponerse a batir los huevos con una lámpara.
No deja de ser una tarea inofensiva... Peor es hacerse el novedoso y reciclarse a sí mismo, como nuestros utilísimos políticos.
Lo bueno de Reciclart es que en momentos de crisis económica uno puede desarmar todos los engendros y poner un bazar. Pero, en serio: quien fuera capaz de salir a comprar ocho batidores de alambre para armar una lámpara debería medicarse, y para eso no hay como Medicart donde enseñan a reciclar algunas drogas básicas para hacerse un té.
Te salió un post divertido...
Una duda: Yo quiero hacer el árbol de Navidad con el Kohinor pero ¿cómo hacés para que al centrifugar, los adornitos no salgan disparados?
Mono: pero esos no son divertidos.
Cinzcéu: en tiempos de crisis podés reciclar los té, hacerte narco y ser presidente.
1+: esa es la idea, a las 12 encendés el arbolito y te divertís viendo como los adornos le sacan un ojo a la abuela.
maun: ¿pescadito para colgar las llaves? tengo el teléfono de Medicart, si te interesa.
besos
yayayaya
mi parece que nonse puede reciclar,
yayayaya
excelente, otra vez
beijos de lisboa
Mixtu: todo se recicla, lo llaman Historia. Beijos de Buenos Aires
Yo voy a reciclar mi Tv y hacerme un libro.
Buenísima idea Paterna, después enseñame cómo se hace, siempre quise un libro con control remoto.
Comentar lo acá dicho