Ni reyes ni magos: sionistas y asesinos
Hoy se conmemora la improbable visita que unos sacerdotes, reyes, magos o lo que fuesen le hicieron hace más de dos mil años a un niño palestino nacido en el seno de una familia judía. Parte de la celebración consiste en que muchos niños contemporáneos reciben regalos, sujetos a la economía de sus señores padres y más o menos disimulados como obsequios dejados durante la noche por aquel mismo trío de viajantes orientales quienes, dicen, a lomo de camello siguieron una estrella a través del desierto.
Tal vez en conmemoración de esta fecha mítica, el moderno Estado de Israel -racista, totalitario, belicista, criminal y terrorista- lleva un par de semanas obsequiando bombardeos aéreos y ofensivas terrestres a tantos niños que habitan la Franja de Gaza, ese jirón desértico en el que millón y medio de palestinos vive hacinado, sometido a un bloqueo inhumano y refugiado en su propia tierra. Alrededor de un centenar de esos niños no han llegado a su "noche de reyes" porque en estos días han caído asesinados por el ejército sionista junto a unos seiscientos -y probablemente muchos más- de sus mayores. Otros, claro, aún sobreviven, sin padre o sin madre, heridos o mutilados, sin agua ni alimentos y sometidos al terror impuesto por el invasor.
A muchos kilómetros de allí, en el Centro Judaico de la Nueva Sinagoga de Berlín se presenta una exposición fotográfica denominada "Es brennt!" ("¡Arde!") en recordación de las víctimas de la Reichskristallnacht (noche de los cristales rotos, 9 a 10 de noviembre de 1938) en que militantes nazis destruyeron sinagogas, comercios y viviendas de judíos a lo largo de Alemania. "Dos días duró la persecución: Se trataba de acabar con los judíos. Fueron maltratados, golpeados y humillados públicamente. No se hizo ninguna distinción -mujeres, hombres, niños, ancianos y enfermos".
Con el ajuste de algunos términos -semanas por días, muertos por maltratados, gazanos por judíos- la breve descripción podría aplicar a la actual ofensiva israelí contra la Franja de Gaza y a cualesquiera de las muchas que se sucedieron contra población palestina en los últimos 60 años. Incluso esas patotas de nazis rompevidrios de 1938 parecen fachos de poca monta en comparación con el muy sofisticado y equipado ejército sionista; quizás habría que hacer analogías con la invasión de Checoslovaquia que, al cabo, terminaría en conflagración mundial y holocausto de millones.
Tal vez en 70 años se recuerden estas masacres perpetradas por el Estado de Israel con nuevas muestras de fotografías; imágenes que hoy escasean porque la prensa mundial tiene poco acceso a Gaza y la prensa local tiene poco acceso a su difusión. También ha de tener otras urgencias y prioridades: en principio, por ejemplo, su supervivencia.
La cuestión es que hoy muchos han de recorrer la exposición judeoalemana, justamente indignados, y haciéndose ese tipo de pregunta al menos tan estúpida como habitual: ¿cómo es que pudo pasar esto?, ¿cómo nadie se dio cuenta?, ¿cómo nadie lo paró a tiempo? Luego regresan a sus hogares, encienden el televisor, ponen el noticiero de la Deutsche Welle -o cualquier otro de cualquier país civilizado, es decir, occidental y judeocristiano- y repiten junto a sus conductores: los árabes son terroristas, los musulmanes son fanáticos, Israel tiene derecho a su defensa. ¿Acaso no sonarían hasta el hartazgo falacias análogas en los informativos de 1938 pero referidas a la ofensiva del nazismo contra judíos, gitanos, negros o cualesquiera otros?
La condición necesaria para empezar a resolver el conflicto histórico de la región es la destrucción definitiva de ese enclave militar y artificial, alimentado por el poder mundial y denominado Estado de Israel. No lo digo sólo yo sino mucha gente que conoce más y mejor acerca de la cuestión.
Por ejemplo, ésta: "El Estado de Israel es una bomba atómica que debe ser desmantelada urgentemente para salvar las vidas de todas sus víctimas actuales y potenciales". La frase no constituye el exabrupto de un fanático islámico ni de un iraní desquiciado sino que proviene de la "Carta de la Red Judía Antisionista Internacional" (IJAN), organización que hoy llama a poner fin al sitio de Israel sobre Gaza.
Vale la pena leer "'Plomo fundido' sobre la conciencia judía" publicado este domingo en Página/12 en el cual León Rozichtner se pregunta: "¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la 'solución final' occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes?". Y también la informada reflexión "Israel" publicada en Cochinaesperanza's Weblog semanas antes de esta nueva escalada de plomo, muerte y terror: "La función del Estado de Israel, los transforma en paranoicos pero con razones: en medio oriente no son víctimas, son asesinos. El sionismo destruyó el humanismo judío para siempre".
Este 6 de enero, ni reyes ni magos han obsequiado a los niños palestinos literalmente atrapados en la Franja de Gaza. En su lugar han recibido la visita de los esbirros de un Herodes modernizado -ya no es funcional a Roma sino a Washington DC- armados hasta los dientes que, en síntesis, orientan su esfuerzo a la limpieza étnica.
Un día, tal vez, se harán muestras itinerantes sobre el terrorismo sionista, monumentos en memoria de sus víctimas y visitas guiadas a lo que quede en pie.
Entonces muchos -como siempre, demasiados- se preguntarán cómo fue que aquello empezó, cómo nadie se dio cuenta y cómo carajo se largó a llover.
La fotografía fue tomada en Gaza por Ibraheem Abu Mustafa para Reuters. Más tarde fue tomada por mí, sin permiso alguno, de un sitio que no recuerdo y editada a mi humilde gusto.
Tal vez en conmemoración de esta fecha mítica, el moderno Estado de Israel -racista, totalitario, belicista, criminal y terrorista- lleva un par de semanas obsequiando bombardeos aéreos y ofensivas terrestres a tantos niños que habitan la Franja de Gaza, ese jirón desértico en el que millón y medio de palestinos vive hacinado, sometido a un bloqueo inhumano y refugiado en su propia tierra. Alrededor de un centenar de esos niños no han llegado a su "noche de reyes" porque en estos días han caído asesinados por el ejército sionista junto a unos seiscientos -y probablemente muchos más- de sus mayores. Otros, claro, aún sobreviven, sin padre o sin madre, heridos o mutilados, sin agua ni alimentos y sometidos al terror impuesto por el invasor.
A muchos kilómetros de allí, en el Centro Judaico de la Nueva Sinagoga de Berlín se presenta una exposición fotográfica denominada "Es brennt!" ("¡Arde!") en recordación de las víctimas de la Reichskristallnacht (noche de los cristales rotos, 9 a 10 de noviembre de 1938) en que militantes nazis destruyeron sinagogas, comercios y viviendas de judíos a lo largo de Alemania. "Dos días duró la persecución: Se trataba de acabar con los judíos. Fueron maltratados, golpeados y humillados públicamente. No se hizo ninguna distinción -mujeres, hombres, niños, ancianos y enfermos".
Con el ajuste de algunos términos -semanas por días, muertos por maltratados, gazanos por judíos- la breve descripción podría aplicar a la actual ofensiva israelí contra la Franja de Gaza y a cualesquiera de las muchas que se sucedieron contra población palestina en los últimos 60 años. Incluso esas patotas de nazis rompevidrios de 1938 parecen fachos de poca monta en comparación con el muy sofisticado y equipado ejército sionista; quizás habría que hacer analogías con la invasión de Checoslovaquia que, al cabo, terminaría en conflagración mundial y holocausto de millones.
Tal vez en 70 años se recuerden estas masacres perpetradas por el Estado de Israel con nuevas muestras de fotografías; imágenes que hoy escasean porque la prensa mundial tiene poco acceso a Gaza y la prensa local tiene poco acceso a su difusión. También ha de tener otras urgencias y prioridades: en principio, por ejemplo, su supervivencia.
La cuestión es que hoy muchos han de recorrer la exposición judeoalemana, justamente indignados, y haciéndose ese tipo de pregunta al menos tan estúpida como habitual: ¿cómo es que pudo pasar esto?, ¿cómo nadie se dio cuenta?, ¿cómo nadie lo paró a tiempo? Luego regresan a sus hogares, encienden el televisor, ponen el noticiero de la Deutsche Welle -o cualquier otro de cualquier país civilizado, es decir, occidental y judeocristiano- y repiten junto a sus conductores: los árabes son terroristas, los musulmanes son fanáticos, Israel tiene derecho a su defensa. ¿Acaso no sonarían hasta el hartazgo falacias análogas en los informativos de 1938 pero referidas a la ofensiva del nazismo contra judíos, gitanos, negros o cualesquiera otros?
La condición necesaria para empezar a resolver el conflicto histórico de la región es la destrucción definitiva de ese enclave militar y artificial, alimentado por el poder mundial y denominado Estado de Israel. No lo digo sólo yo sino mucha gente que conoce más y mejor acerca de la cuestión.
Por ejemplo, ésta: "El Estado de Israel es una bomba atómica que debe ser desmantelada urgentemente para salvar las vidas de todas sus víctimas actuales y potenciales". La frase no constituye el exabrupto de un fanático islámico ni de un iraní desquiciado sino que proviene de la "Carta de la Red Judía Antisionista Internacional" (IJAN), organización que hoy llama a poner fin al sitio de Israel sobre Gaza.
Vale la pena leer "'Plomo fundido' sobre la conciencia judía" publicado este domingo en Página/12 en el cual León Rozichtner se pregunta: "¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la 'solución final' occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes?". Y también la informada reflexión "Israel" publicada en Cochinaesperanza's Weblog semanas antes de esta nueva escalada de plomo, muerte y terror: "La función del Estado de Israel, los transforma en paranoicos pero con razones: en medio oriente no son víctimas, son asesinos. El sionismo destruyó el humanismo judío para siempre".
Este 6 de enero, ni reyes ni magos han obsequiado a los niños palestinos literalmente atrapados en la Franja de Gaza. En su lugar han recibido la visita de los esbirros de un Herodes modernizado -ya no es funcional a Roma sino a Washington DC- armados hasta los dientes que, en síntesis, orientan su esfuerzo a la limpieza étnica.
Un día, tal vez, se harán muestras itinerantes sobre el terrorismo sionista, monumentos en memoria de sus víctimas y visitas guiadas a lo que quede en pie.
Entonces muchos -como siempre, demasiados- se preguntarán cómo fue que aquello empezó, cómo nadie se dio cuenta y cómo carajo se largó a llover.
La fotografía fue tomada en Gaza por Ibraheem Abu Mustafa para Reuters. Más tarde fue tomada por mí, sin permiso alguno, de un sitio que no recuerdo y editada a mi humilde gusto.
10 comentarios:
Como hace demasiado tiempo que no sabemos cómo usar con eficiencia el recurso de las etiquetas, listo aquí algunos otros artículos publicados y vinculados a la cuestión, mayormente escritos por Grismar, los cuales suscribo de cabo a rabo:
. Apremios ilegales
. Haga patria, lea Clarín
. Animals
. Close to the edge (Sharon sin Shalom)
. Vencedores vencidos
Tu blog me gusta, me gustaron mucho todos los posts, el de Bolivia es impresionante y el análisis de la publicidad es curioso.
Te contesté en mi blog tu comentario... aunque entiendo tu impaciencia. La entiendo bien.
Leí lo de Clarin y realmente no me quedaron ánimos para leer el resto.
Sí, saber cuándo discutir y cuándo putear es difícil.
Jack: Gracias por tu lectura y por tus elogios. Saber cuándo discutir y cuándo putear es siempre muy difícil. Mi impaciencia es un rasgo, quizás, indómito.
Leí en tu blog tu respuesta a mi comentario y la respeto aunque no sé si la comparto: tengo poca confianza en la argumentación como vía de conversión de la opinión.
Saludos y seguimos leyendo.
Como comentarios no tengo (sí tengo, pero sólo uno, doble) con los míos me entretengo. En mi listadito de otras entradas que bordean el tema, omití (seguramente entre otros más) un artículo de corte testimonial que considero el más humanamente antisionista y, por lejos, uno de los mejores del sitio. Y, quizás, el más justamente titulado. Quienes pasen por aquí, léanlo; siempre vale la pena reflexionar:
. Causas y azares
Muy bueno este también, no sé si el mejor, pero muy bueno.
Respecto de cuándo discutir y cuándo mandar al carajo, hay una alternativa inermedia que es reirse un rato.
Cada tanto lo descubro con más de uno. LO acabo de redescubrir.
salute
No mucho que agregar, al post y a los post citados. Digna de destacar la actitud de la ONU, me trae recuerdos de otros ataques e invasiones asesinos en los cuales también demostraron estar dibujados. Brutal la amenaza a Israel: si siguen bombardeándonos (encima con bombas prohibidas) nos vamos y dejamos morir a todos los palestinos. Tiembla Israel ante la idea... Mejor me callo, mis pensamientos respecto del Estado de Israel violan varias leyes y no quiero meter al blog en problemas.
Buen post, y necesario, aunque siempre después del rally, no vayamos a confundir prioridades. Un beso.
Grismar: Los pensamientos no violan leyes ni comprometen a ningún blog, pero tus "pensamientos" son parte fundante y vigente de éste.
Yo ya no soporto la cobertura del rally: sáquenla un poquito, por favor y gracias. Lo demás ya está dicho.
Bienvenido regreso a tu casa.
Un beso.
Nuevo por aqui,coincido plenamente por lo expuesto en esta entrada ,mi repudio hacia el sionismo y mi adhesion y solidaridad con el pueblo palestino.
Seguiré visitando el blog mas seguido.Saludos
Fernando:
Bienvenido y gracias por tus comentarios a tres entradas -resumo mi respuesta en ésta- sobre temas en los que coincidimos. Volvé cuando quieras; ya me daré una vuelta por allá. Saludos.
Comentar lo acá dicho