Una cierta porteñidad: tango, pampa y pasado
En Buenos Aires hay una vieja fonda que desde hace años funciona como comedor colectivo y espacio de camaradería para turistas de todo el mundo que por unos miserables euros o dólares degustan las mejores carnes e intentan dialogar en idiomas que ninguno maneja pero en algún nivel todos creen comprender. He visto cómo un sordomudo que suele vender sus chucherías mesa a mesa se ha quedado largos minutos haciéndose señas con unos jóvenes que luego explicaron la charla gestual a sus compañeros de velada, mitad en español y mitad en inglés, para que pudieran cazar algo una pareja de daneses y un surcoreano que ya andaban por los postres.
El sitio cuenta con unos camareros solícitos y campechanos, alguno de los cuáles suele gritar intempestivamente breves trozos de canciones, besuquear a los clientes y sacar y hacerse sacar fotografías semejando, antes que un trabajador gastronómico, el personaje esquizoide de un film de los hermanos Marx. Yo de vez en cuando ceno allí porque no me sienta del todo mal hacer parte de esa curiosa filmografía.
Como la fonda se ubica en el centro de San Telmo, ofrece una variada parrilla al carbón y es frecuentada por extranjeros, sus responsables se han visto obligados a porteñizarla y como el asado de tira, los pingüinos de tinto, la cortada de adoquines y el camarero cantarín parecían resultar insuficientes, han pegado una larga serie de imágenes sobre sus paredes mal pintadas. Y como es una larga serie, no sé cuánto podré sintetizar...
a) Los infaltables mapas: uno del territorio nacional y dos de distintos recortes del centro de Buenos Aires.
b) Los íconos del tango: fotos de Edmundo Rivero, Hugo del Carril, Juan D'Arienzo y orquesta, Aníbal Troilo con su bandonéon, Aníbal Troilo con el Polaco Goyeneche, Aníbal Troilo con Astor Piazzolla, Carlos Gardel con su chambergo, Carlos Gardel sin su chambergo y Carlos Gardel.
c) Los afiches del pasado: dos parejas bailando -una a la usanza de los salones pitucos de los años '20 y la otra campera- en una supuesta promoción del tango Imitando, un par de quizás simuladas promociones de películas tangueras -sí, claro, de Gardel-, un cartelito con otra pareja bailando tango dentro de un óvalo rodeado de filetes porteños que reza "Buenos Aires querido", una aparente publicidad de colonia con exactamente la misma pareja pituca de Imitando que esta vez anuncia "Los perfumes de moda del tango".
d) El folklore y la pampa: un banner vertical de reminiscencias didácticas con trajes regionales, instrumentos musicales y más parejas bailando y la ineludible postal de Florencio Molina Campos para los almanaques de Alpargatas, esta vez un jinete criollo domando su bagual y la leyenda "Hijo... 'el país!".
e) Los íconos del cine y la TV: Tita Merello, Luis Sandrini y -colada en el retrato matrimonial- Malvina Pastorino, Tato Bores con Fidel Pintos, el Capitán Piluso con Coquito, Alberto Olmedo con Jorge Porcel, Mingo Tinguitella con Aníbal. Curiosamente, fuera del tango y de la pampa, la porteñidad (y no venga un rosarino en defensa de la rosarinidad de Olmedo) se extiende casi hasta los '80.
f) El retrato de Marilyn Monroe: como la Pastorino, evidentemente desubicada en la escena, pero en este caso sin coartada marital.
g) Las pinturas muy feas: la mayoría ignota en sus horribles marcos dorados y, como quien no viene para nada al caso, una reproducción de Dos niños comiendo melón y uvas de Bartolomé Murillo.
h) La foto del mozo cantor: tantas se habrá sacado que al fin el tipo se ganó en buena ley su lugar en el hall of fame del restorán.
i) La descripción y precio de los platos del día sugeridos por la casa -yo pedí vacío con puré a $ 6.-, la carne tierna pero apenas pasada, el puré un grumo bastante feo- escritos con marcador sobre papel de envolver.
La porteñidad, entonces, levemente anclada en una argentinidad que la contiene, parece tratar básicamente de unas pocas cosas: el tango, la pampa y el pasado.
El tango se toca, se canta, se baila y se filma pero, claro, en el pasado y hoy apenas si se re-produce for export o for report como las re-producciones que pueblan las paredes del bar porque allí lo más antiguo es el atizador del parrillero. La pampa es eso que algunos dicen que una vez llegaba hasta los bordes de la ciudad con sus guapos orilleros de chambergo y pañuelo al cuello, sus facones y sus aperos pero ya se sabe que la gente repite cualquier cosa que le pareció escuchar.
Y el pasado. El pasado es el chirimbolo que -devaluación mediante- se ha puesto de moda ofrecer a la venta, la chuchería devastada o mutilada que a veces no tiene más de 25 años. El pasado es ese relato fragmentario, a veces inverosímil, siempre esquemático que se nos reitera desde la escolaridad primaria y que -dicen- empezó allá por 1810 cuando unos vecinos porteños salieron con paraguas porque se estaba por largar a llover.
7 comentarios:
Siendo vecino de San Telmo tengo una curiosidad ¿Donde se ubica tal pintoresca posada?
Por suerte no todos creemos que el pasado es solo ese fragmento de nuestra historia..que hay un pasado lleno de presentes como este mismo instante.
Cambiando el tema, me gusto el post y disfrute mucho especialmente la parte donde habla del vacio con pure...en mi presente no existe, tambien es parte de mi pasado con lo rico que es!!! Saludos!!
Mr_Deseo: En San Telmo.
Srapeel: Gracias. San Telmo siempre está cerca, a lo sumo a minutos de bondi.
Claris: El pasado está lleno de presentes y el pasado está lleno de vacíos... con puré. Saludos.
¿no hay enmarcada en algún rincón una reproducción de Quinquela sacada de alguna vieja revista? ¿o estoy cometiendo un pecado barrial porque eso es San Telmo, no La Boca?
Si el pasado está lleno de vacíos ¿el futuro será helado?
Nada que ver con el post, pero encontré algo en otro blog (www.passamonte.blogspot.com), me acordé de ustedes y se los copio:
"Blind Melon fue pura magia...ahora todo lo que nos queda por esperar es lluvia.
(mensaje de un fan en la página oficial del grupo luego de la muerte de Shannon Hoon)"
Grismar: Debo confesar que no censé exhaustivamente todas las paredes, tomé notas desde mi mesa y relojeé algunas imágenes haciéndome el fesa (porque no daba para explicarle en español a un sueco o a un alemán que no lo miraba a él sino al Tato Bores que colgaba detrás...). Visto el mal gusto pictórico del lugar, es posible que un Quinquela vista algún rincón.
Color Esperanza: Gracias por acordarse de nosotros y por el dato. Visitaré ese blog con menciones lluviosas.
Che Cinzcéu, Quinquela es trilladísimo pero no de mal gusto... (son opiniones, claro)
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